miércoles, 28 de enero de 2015

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Mañana hablamos.


Uno de esos partidos que en mi opinión sólo gustan a aquellos a los que no les gusta el fútbol, hablo por supuesto de la primera parte, lo de la segunda fue algo diferente, y algo que la verdad no recuerdo haber visto nunca antes.

 

El Barça salió con su recién estrenado equipo de gala, marcado por la ausencia del centro de campo (una circunstancia que convierte al antes imprescindible Iniesta en un turista de lujo que de vez en cuando mete baza y que a mí personalmente me sigue poniendo el cuerpo muy raro) y fiándolo todo a la agresividad de su tripleta atacante. El Atlético de Madrid salió por su parte dispuesto a presionar en todo el campo y cuando sólo se jugaban cuarenta segundos Torres demostró su habilidad como delantero clásico y Mascherano demostró una vez más que por muchos esfuerzos que haga siempre será un medio centro reconvertido en central.

 

Nada más empezar la eliminatoria estaba igualada y supongo que el Atlético pensó que era el momento de poner al Barça contra las cuerdas y adelantarse en el marcador global, no había ningún motivo para ceder en su despliegue y es lógico que no lo hiciera, sin embargo este nuevo Barça sorprendió a su rival con un arma que nadie parecía capaz de suponer que quisiera usar: el contraataque, supongo que en el subconsciente de los equipos que se nos enfrentan no se encuentra la idea de que un equipo famoso por su juego pausado y alambicado sea capaz de avanzar por todo el campo en tres toques, y por lo tanto ninguno de nuestros rivales siente la necesidad imperiosa de replegarse cuando pierden el balón. Pero eso fue exactamente lo que ocurrió, una rapidísima y letal combinación entre Messi, Luis Suárez (esta por cierto fue la única contribución en ataque del cada vez más preocupante uruguayo) y Neymar terminó con este último colocando el empate en el marcador.

 

Sólo habían pasado nueve minutos y estaba claro que este sería uno de esos históricos duelos cules-colchoneros que se recordaran por mucho tiempo, empezó así un intercambio vertiginoso de golpes ataques y contraataques en un correcalles sin duda apasionante pero que ningún amante del fútbol clásico azulgrana puede dejar de mirar con aprensión. En esto llegó la actuación arbitral que terminaría por ser absolutamente decisiva, justo lo contrario a lo que debería ser. En primer lugar un penalty inexistente (y que en caso de existir hubiese sido fuera del área) de Mascherano que volvía a dejar la eliminatoria a un gol de distancia para los locales, el Barça volvió a nivelar poco más tarde tras otro golpe de la histórica mala pata atlética y luego vino posiblemente la jugada definitiva: un tiro a puerta que da en el brazo de Jordi Alba y que el árbitro no vio o no quiso ver, posiblemente por mala conciencia por la metedura de pata anterior (sospecho que en realidad el pinganillo se inventó para eso) o simplemente porque no se atrevió a pitar dos penas máximas seguidas contra un grande. Para mayor rechifla el balón salió rebotado y en otro contragolpe de vértigo Neymar ponía el 2-3 en el marcador, una distancia ya muy difícil de salvar.

 

Por lo visto la celebración de Neymar estuvo sobrada de algún gesto de más, lo mismo que un caño que yo sinceramente ni recuerdo, pero esto bastó para desquiciar a los jugadores atléticos que montaron una gresca impresionante en la salida al campo y por lo visto en los vestuarios en los que Gabi fue expulsado por el árbitro en posiblemente la decisión más perjudicial en injustificable del trencilla en todo el encuentro.

 

Y hasta ahí el fútbol, lo de la segunda parte no puedo entenderlo de otro modo que como un pacto implícito (o explícito quien sabe) de los dos equipos para que el marcador permaneciera inalterable, el Barça no buscó aumentar la ventaja y el Atlético no buscó reducirla, lo del equipo azulgrana lo entiendo, posiblemente intentaba rebajar la tensión en una eliminatoria ya ganada y que sólo podía traer lesiones y sanciones, lo del Atlético lo entiendo mucho menos, es seguro que marcar tres goles con un hombre menos contra todo un Barça era tarea casi imposible, pero en mi opinión aún así debió intentarlo. Pero según decisión confesada de Simeone, el equipo local se empeñó en no encajar una goleada de escándalo aunque lamentablemente en su lugar se dedicaron a acosar a Neymar de todas las formas posibles y a emplearse con semejante dureza contra otros jugadores visitantes, incluido Messi que sufrió especialmente el mal perder rojiblanco.

 

Nueva victoria contra un rival difícil, algo que fortalece el ánimo y la imagen pública del equipo aunque yo sigo sin tenerlas todas conmigo.

sábado, 24 de enero de 2015

Jornada Sábado 24 de Enero


En aras de la teoría de la rotación Luis Enrique volvió a variar la “alineación definitiva”, dejando fuera a Rakitic, Busquets, Iniesta, Dani Alves y Luis Suárez (la de Rakitic debido por lo que se ve a alguna molestia, los otros dos por la mencionada rotación, la ausencia de  Luis Suárez ya tiene menos justificación en un jugador muy necesitado de minutos y goles).

 

El centro de campo estuvo compuesto en esta ocasión por Rafinha (que se limitó a conectar los dos extremos del campo y a prolongar jugadas sin hacer nada demasiado memorable), Xavi (un poco desubicado y cuya posición acabó siendo absorbida por Messi) y Mascherano (gran partido del jefecito en el puesto para el que en teoría se le fichó), la defensa bien aunque Montoya cometió algunos errores graves en la primera parte que compensó con una buena actuación en ataque en la segunda, sobresaliente Piqué que sigue recuperando su mejor forma y que además abrió el marcador tras una inteligente jugada al saque de una falta, sirvió para desatascar un partido que se había puesto muy difícil merced a la (una vez más) enconada y en ocasiones dura defensa local.

 

Con el 0-1 en el marcador se empezó a poner cerco a la portería de un cada vez más desanimado Elche que se limitó a ver como aumentaban la cuenta barcelonista, máxime cuando el equipo ilicitano se quedó con diez (y muchos me parecieron). Uno de los mejores partidos de Neymar que provocó el penalty, marcó dos goles y cedió un tercero a Pedro.

 

 

jueves, 22 de enero de 2015

EL GIRO DE 360 GRADOS TERMINA EN EL MISMO SITIO.


 
 
Los apologetas de la “alineación definitiva” se habrán llevado un chasco con el partido de ayer ya que de hecho fue la primera vez que dicha alineación tuvo que vérselas con un equipo que no estaba tan dispuesto como los anteriores a cederle el terreno haciendo así innecesario el juego en la zona ancha. Lo curioso es que el equipo de ayer fue precisamente el mismo que se enfrentó al Barça hace unas semanas aunque el planteamiento fue bastante distinto, el Atlético con la lección aprendida se desplegó en todas las demarcaciones del campo impidiendo el dominio abrumador del anterior encuentro y bloqueando el ataque con mayor efectividad.

 

A pesar de ello el Barça gozó de algunas oportunidades (contestadas con contraataques ocasionales de los visitantes, algunos de ellos con cierto peligro) incluido una que falló de forma lamentable Luís Suárez, pero estaba claro que no estábamos ante el mismo encuentro, y fue en este contexto cuando sí se noto la ausencia de un centro de campo clásico, una ausencia que obligaba a jugadores antes liberados de funciones de organización a echar una mano en dichas tareas, lo que incluía a un Messi bastante lejos del área y en funciones más de interior que de atacante puro.

 

El partido fue poco brillante e incluso algo aburrido aunque tratándose de la ida de una eliminatoria a doble partido se trataba sobre todo de conseguir llegar al final manteniendo la portería local a cero. De todos modos Luis Enrique decidió dar entrada a Xavi buscando arreglar un poco el desbarajuste, sin tener tiempo de apreciar la influencia del egarense en el juego azulgrana vino el penalty (lo fue ¿verdad?) transformado en segunda instancia por Messi colocando al final un resultado bueno que, consiguiendo un gol en el encuentro de vuelta, prácticamente garantiza el pase a la siguiente fase.

 

  

lunes, 19 de enero de 2015

JORNADA 18 DE ENERO


Casi todas las crónicas a propósito del partido de ayer hacen referencia al hecho de que Luis Enrique repitió alineación por primera vez en toda la temporada, precisamente la alineación que ofreció el mejor partido en lo que llevamos de temporada (la victoria frente al Atlético de Madrid).

 

Podríamos simplificar la cosa diciendo que lo más lógico es repetir aquello que sale bien (algo que de todos modos se aplica en casi todos los aspectos de la vida excepto el fútbol) pero yo creo más bien que el cuerpo técnico ha llegado a la conclusión de que es imposible hacer el juego de Xavi….sin Xavi o con un Xavi que, por más que estoy convencido de que todavía nos dará tardes y noches de magia, está claramente en declive.

 

De este modo se saltó al campo una vez más con ausencia de un centrocampista claro, con Busquets de pivote aunque algo más adelantado (y cubierto por Mascherano que sigue ejerciendo de defensa-mediocentro) Iniesta y Rakitic de interiores (el croata ha vuelto a encontrar su sitio en el campo, algo que sucede cuando no está el gigante de Terrassa) presionado, colaborando en el ataque y sirviendo pases a los de arriba y con el trío de delanteros atacando por banda izquierda (Neymar muy habilidoso e incisivo), derecha (Messi, que ayer marcó tres goles y se mostró tan enchufado como en el anterior partido de liga) y centro (Luis Suarez que ayer fue el peor parado en la ofensiva blaugrana aunque no soy de los que está preocupado por ello…todavía).

 

El Barça superó su virtual ausencia de dirección en el centro de campo como en el partido contra el Atlético: atacando y presionando continuamente y, a ser posible, metiendo el mayor número de goles que se pueda antes de que el impulso pierda fuerza. En estos dos partidos las cosas han salido bien, habrá que ver qué sucede cuando necesitemos de la ayuda de una zona ancha que de momento no hemos necesitado.

domingo, 11 de enero de 2015

JORNADA DEL 11 DE ENERO DE 2015


¡Qué partido señores! De los que hacen afición, y pensaría lo mismo si al final no lo hubiéramos logrado (bueno quizás no). Lo ha tenido todo, buen juego, goles, intensidad, árbitro malo, polémica, tanganas ¿qué más se puede pedir?

 

El Barça salió condicionado una vez más por la ausencia de Xavi y con un centro de campo formado por Iniesta, Busquets y Rakitic con los laterales y centrales habituales y con los tres tenores arriba.

 

Sorprendió el planteamiento ultradefensivo de Simeone que regaló las tres cuartas partes del campo al Barça sin intentar presionarle arriba, como si se tratara de un Levante de la vida, quizás pensando en desquiciar a los locales, como tantos otros han conseguido antes todo hay que decirlo, plantando el autobús atrás pero con un contragolpe más agresivo, no ocurrió nada de eso, los visitantes apenas inquietaron la puerta de Bravo en la primera parte y el Barça atacó con peligro durante toda esta primera fase del partido. Cierto es que no tuvimos centro de campo (Busquets estaba muy pendiente de cortar cualquier intento de contra ataque, Iniesta prácticamente no existió y Rakitic, pese a jugar un gran partido, no pasa de ser un escolta de lujo) pero el planteamiento colchonero no lo exigía, bastaba con dejar que el inmejorable trío atacante (incluyendo a un Messi enchufadísimo que lo mismo atacaba que presionaba o defendía) hiciera de las suyas. De una jugada de combinación vino el primer gol a pies de Neymar. Con su equipo contra las cuerdas por juego y resultado el Atlético trató de parar la marea blaugrana a base de faltas, nada que objetar si exceptuamos la peligrosísima plancha de Gimenez a Neymar que el árbitro no sancionó ni con mera falta.

 

A pesar de ello seguía el dominio absoluto blaugrana y la única perturbación venía del hecho de que no aprovechábamos el K.O. rojiblanco para aumentar una ventaja que posiblemente podríamos necesitar en la segunda parte. Afortunadamente Messi (tras posiblemente llevarse el balón con el brazo en algo tan legítimo como las faltas antes mencionadas) rompió una vez más la diagonal para ceder un balón que Luis Suárez transformó en el segundo en la cuenta local, un gol muy bien recibido por muchos motivos.

 

Se llegó al descanso con la sensación de que, por muy bien que fueran las cosas, la segunda parte no iba a ser igual, y no lo fue. El Atlético se estiró buscando acortar distancias y cuando todavía no se sabía bien por dónde iban a ir los tiros llegó el penalty de Messi (el primero y posiblemente el último que le pitaran en su contra), fue una jugada tonta de un hombre poco acostumbrado a moverse en su propia área, quizás Gámez exagera la caída pero honestamente creo que sí fue falta por más que sea de esa clase que no se pita en el área casi nunca, lo mismo que la jugada que a renglón seguido terminó con un claro derribo de Rakitic en el área opuesta aunque en este caso no se aplicó el mismo rasero.

 

Con la incertidumbre instalada en el marcador el Atlético seguía estirándose y el Barça no parecía capaz de mantener la intensidad de los primeros 45 minutos, en este momento sí era necesario el centro de campo que no hizo falta en la primera parte y en también en ese momento apareció Iniesta que contribuyó a templar el juego y equilibrar la zona ancha del equipo por más que apenas brillara en la función atacante. Con intercambio de golpes y una total ausencia de orden transcurrieron los minutos en medio de tensiones varias entre los jugadores (nada del otro mundo tampoco) y un equipo visitante que buscaba continuamente saques de esquina y faltas con las que bombear balones aunque en esta ocasión nuestra defensa no tuvo ningún fallo de consideración.

 

Al filo del tiempo reglamentario y sin ninguna señal de movimiento en el banquillo local (el revulsivo ni era necesario ni era posible todo sea dicho) llegó el tercer gol obra de Messi que coronaba no su mejor partido pero sí el más luchador que le recuerdo.

 

Primer Match Point superado (un resultado adverso podría haber significado el adiós a media liga) y aunque todavía queda mucho por hacer está claro que estos jugadores han devuelto la ilusión tras una semana de infierno.            

domingo, 4 de enero de 2015

JORNADA DEL 04 DE ENERO DE 2015


Desde que supe que a Messi y Neymar se les prorrogaban sus vacaciones hasta el dos de enero tuve la sensación de que algo iría mal, al margen de que me parece una medida absurda (no veo a santo de qué hay que preocuparse por las vacaciones de invierno de unos jugadores que a los 35 años se retiraran y dispondrán entonces de todo el tiempo del mundo para hacer lo que les venga en gana sin preocuparse de nada) parecía indicar también que incluso dentro de las instancias del club ya se daba la liga por perdida.

 

Por si fuera poco resulta que al Madrid le dio por tropezar hoy en Mestalla con lo que se abría la no esperada posibilidad de quedarse a un punto del líder con lo que la presión por no fallar se convirtió en imperiosa, ante ese panorama Luis Enrique optó por salir al campo dejando a los dos jugadores antes mencionados (junto con Alves) en el banquillo, no creo que el entrenador sea responsable de la decisión antes mencionada, quizás incluso estaba totalmente en contra pero no creo tampoco que tuviese posibilidad de impedirlo, también comprendo su razonamiento de cara al encuentro de hoy, posiblemente esperara que como mal menor se llegara al descanso con empate a cero momento en el que daría entrada a los cracks del equipo para solucionar la papeleta. Todo se vino abajo al minuto y medio de empezar el encuentro cuando Jordi Alba remató a su propia portería, un verdadero regalo para los locales que a partir de ahí se encerraron en su área sin ninguna intención de hacer otra cosa que rechazar las ofensivas de un Barça que con una delantera de circunstancias se mostró completamente romo de cara a la portería.

 

Viéndolas venir el mister puso a calentar a Messi antes de terminar la primera parte incorporándolo al equipo tras la reanudación, al poco rato entró Neymar y más tarde Alves, tres jugadores que en circunstancias normales tenían que haber empezado el partido desde el primer minuto. El dominio del balón se mantuvo y la interacción del trío atacante provocó un amplio abanico de ocasiones que la mala fortuna y las manos de Rulli impidió que llegaran a buen puerto, a medida que pasaban los minutos me conformaba ya con un simple gol que permitiera al menos arañar un punto de los cuatro de ventaja que nos lleva el Madrid, ni eso.

 

Una serie de decisiones tácticas y extradeportivas han contribuido a desperdiciar una ocasión de oro para volver a coger el tren de la ligar, una derrota frente al Atlético de Madrid la jornada que viene (unida a una más que probable victoria del primer clasificado) sí que podrían hacer que dicho tren se perdiera definitivamente en la lejanía, todo ello sin olvidar que el año que ahora empieza no permitirá renovar la plantilla más que por abajo. Los malos tiempos parece que sí que han llegado.