martes, 30 de agosto de 2011

Jornada I

Por desgracia no he podido ver el primer partido de la temporada, espero verlo completo en alguna parte, por lo que cuentan con su atrevido 4-3-3 Guardiola volvió a dar la campanada, sólo faltó que Messi marcara el tercer para empatar a puntos y pichichis con los de blanco. Además Thiago partió la pana en un partido oficial y marcaron Alexis y nuevamente Cesc. Miel sobre hojuelas pardiez.

sábado, 27 de agosto de 2011

O que acontece depois




Puede que algunos piensen que la pretemporada barcelonista fuera excesivamente ligera y dispersa, pero quizás Pep estaba pensando en que, aunque estuvieran en juego dos títulos oficiales, no podía haber mejor preparación para los dos torneos que en realidad nos importan (Liga y Champions) que enfrentarse contra equipos duros y decididos como el Real Madrid y el Oporto para ir entrando en calor.

Al final se ha ganado y se suman esas dos copas a la ya larga lista de títulos del equipo de esta generación. Esto es desde luego lo más satisfactorio de todo, por más que se note que el equipo aun esté en baja forma y el juego desplegado en estos encuentros no haya sido todo lo satisfactorio que sería de esperar.

El partido contra el equipo portugués se siguieron evidenciando las tremendas dudas que genera el equipo cuando no están sus centrales titulares, se pierde en salida del balón y en seguridad, esto se vio sobre todo en lo referente a Abidal, Mascherano en cambio demostró su tremenda versatilidad y su absoluta concentración, demostrando así que es un valor sólido del equipo tanto en juego como en presencia en el campo.

El correoso partido que planteó el Oporto consiguió durante casi toda la primera parte maniatar al Barça, cuando insistió en presionar la débil salida de la pelota desde la defensa y en el centro de campo donde una vez más se volvió a presenciar un duelo de titanes. Xavi sufrió bastante a lo largo de todo el encuentro e incluso perdió un número de balones insólitos en él, la situación se veía agravada por el hecho de que Guardiola prefirió optar por la presencia de Keita en lugar de la de Busquets, sin duda por su deseo de preservar al canterano para una posible incorporación a la defensa en caso necesario. Incluso Messi tuvo que retrasar un poco su posición para echar una mano en la zona ancha del campo. Esto provocó una innegable falta de tensión en el ataque a lo que se sumó el hecho de que ni Villa ni Pedro tuvieron su mejor noche, aunque en el caso del jugador canario está claro que siempre se puede contar con su rapidez y su entrega a la hora de inquietar a la defensa contraria. En esta fase y posteriormente durante todo el resto del partido fue Iniesta el que con su habilidad y su visión de juego consiguió llevar más orden y claridad al ataque barcelonista.

Pero, como hemos insistido en muchas ocasiones, el hecho de contar con la acumulación del talento individual más desequilibrante del fútbol mundial siempre es un seguro de vida, especialmente si hablamos de Messi, vale que recibió un regalo en forma de cesión imprudente de la defensa lusa que le dejó a solas con Helton, pero seamos serios ¿cuantos delanteros en el mundo no hubiesen fallado en un mano a mano con un portero con tan poco espacio para maniobrar?. En cambio la pulga realizó un regate de videojuego para perforar la meta portuguesa y dejar el partido encarrilado.

En el segundo tiempo las cosas cambiaron bastante, el gol dejó muy tocado al Oporto que prácticamente sólo logró inquietar a Valdés cuando se produjo alguna de las ya mencionadas imprudencias en defensa, el resto fue un monólogo del equipo azulgrana que dominó por completo el partido buscando el gol de la tranquilidad (tampoco es que ni ellos ni nosotros estuviéramos demasiado intranquilos) que llegó al filo del final del encuentro cuando un pase de Messi fue interceptado y rematado de modo magistral por Cesc en el típico gol de mediocampista que muerde llegando desde la segunda línea, uno de los “trabajos” para los que se le contrató. El gol del más esperado de los fichajes de los últimos tiempos puso la guinda a un partido con el que finaliza una brillante pretemporada. El lunes empieza lo bueno de verdad (esperemos).

jueves, 18 de agosto de 2011

El fin del principio





Primero el fútbol.

Posiblemente la intención de Pep fuese el que este primer doble enfrentamiento entre los grandes rivales nacionales y europeos no fuese un partido excesivamente tenso, y todo ello para no dramatizar en exceso una más que posible derrota y para no comprometer, con una sobrecarga física y emocional, el comienzo de la liga, torneo que de verdad interesa. Quizás por ello la alineación del partido de ida fue tan poco representativa de lo que se supone será el equipo titular en los próximos meses.

Pero está claro que, una vez más, el globo se hinchó de modo tan exagerado que la pérdida de este primer e insignificante torneo no podía ser tolerada por la comunidad culé, por ello Guardiola se dejó de florituras y atacó la vuelta con ni más ni menos que el mismo equipo que triunfó hace unos meses en Wembley.

De todos modos el partido no pareció variar en el esquema ofrecido el pasado domingo, aunque sí es cierto que, tras unos minutos iniciales de achuchón blanco, el Barça ya con Xavi en el equipo original pareció tener más control de la pelota. De todos modos se siguieron notando algunos desajustes en defensa que obligaron en ocasiones (sobre todo tras el primer gol madridista) a renunciar a la rígida filosofía de salir con el balón controlado a toda costa y recurrir al buen viejo truco de dar un pelotazo cuando la presión se hace insoportable, opción siempre preferible a perder continuamente el balón en la zona peligrosa del campo propio, ya era hora de adquirir algo de sensatez en este aspecto.

Por lo que se refiere a la defensa Piqué sufrió la ausencia de su compañero natural y estuvo notablemente inseguro, apoyado en esta ocasión por un más sólido Mascherano del que no recuerdo que cometiera ningún error importante. En cuanto a las bandas, perfecto Abidal que demostró gran dominio del balón y sangre fría y no dejo ya dudas de que sólo debe abandonar su lateral para ir a celebrar los títulos del equipo. En cuanto al lado izquierdo hacía tiempo que no se veía un partido tan defensivo de Alves que se consagró durante casi todo el encuentro en un duelo salvaje y solitario (excesivamente solitario quizás) con Cristiano Ronaldo al que logró secar durante casi todo el partido, por más que el portugués sólo necesita un 10% del tiempo de juego para montar el pollo.

En la zona media jugaba el trío mágico aunque hoy no fue precisamente el partido de Busquets al que creo que se tardó excesivamente en sustituir, Xavi estuvo controlador y templado, todavía a medio gas pero la mitad de Xavi es ya suficiente.

En la delantera ni Villa ni Pedro tuvieron su noche aunque el canario se mostró más agresivo y presionador que el asturiano con lo que se ganó con creces la paga. Y bueno, también está lo de Messi, que todavía no se ha sacudido las legañas del asueto estival y ya se puede decir que ha ganado por sí solo el primer título de la temporada. Ayer dio una asistencia sensacional y luego marcó dos goles de delantero puro (el primero de ellos tras un taconazo insólito de Piqué que se sumó al ataque con bastante frecuencia en esa fase del partido).

Casi todo lo bueno de los nuestros se pudo ver en los primeros cuarenta y cinco minutos, en la segunda parte las sensaciones fueron notablemente peores, el equipo dio muestras de cansancio e incluso de conformismo y, algo que se ha visto muy pocas veces en la era Guardiola, se limitó a defender el resultado que le garantizaba el título limitándose a defenderse de un Madrid que acumulaba recursos tratando de igualar el marcador. Antes de que tal cosa sucediera llegó el primer cambio local, dejó el campo Villa y se incorporó Adriano, algo que en su momento no entendí (me refiero a la incorporación del brasileño) pero que luego quedaría perfectamente explicado.

Cuando estaba a punto de producirse la histórica entrada de Cesc llegó el gol madridista producto de uno de esos barullos en nuestra área que por lo visto nunca somos capaces de evitar. Esta circunstancia me impidió apreciar en su justa medida el debut del fichaje más esperado de los últimos años, dice la parroquia que el poco tiempo que jugó lo hizo muy bien pero me gustaría volver a ver esos diez minutos.

Cuando ya se empezaba a mascar la tragedia de la prórroga (lo digo sobre todo por la hora a la que se estaba jugando) llegó la explicación de la entrada de Adriano: con Alves demasiado ocupado marcando a Ronaldo y Villa y Pedro exhaustos, Guardiola necesitaba abrir la banda derecha, de este modo el brasileño, libre de obligaciones defensivas, realizó varias internadas por dicha demarcación cogiendo siempre a pie cambiado a la defensa blanca, en una de dichas internadas vino el centro que remató de forma inapelable el mejor jugador del mundo.


Ahora vamos con “lo otro”.

Tras marcar Messi el tercer gol barcelonista no pude ya aguantar la presión y me retiré lo más lejos que pude de la pantalla así que no pude ver in situ lo que tuvo lugar cuando ya no quedaba tiempo de juego. Pero bueno, como habrán podido imaginar, no han faltado ni faltaran lugares en los que ver esos minutos que pasaran la historia y de los que, desafortunadamente, se hablará mucho más que del gran partido de Messi (como sucedió en el encuentro de vuelta de la célebre eliminatoria de Champions celebrada entre estos dos mismos equipos). No voy a entrar en el juego que desplegaron algunos madridistas como Kedhira, Pepe o Sergio Ramos, a mi me pareció un bastante duro, incluso agresivo pero tampoco violento, no es una forma de disputar la pelota que yo encuentre agradable de ver y creo que dichas actitudes no fueron lo suficientemente castigadas por el arbitro, pero está claro que lo que hicieron estos jugadores entra dentro de lo que puede ocurrir en este deporte.

Otra cosa es lo de Marcelo, un jugador empeñado en hacernos recordar al peor Cholo Simeone con una forma de comportarse que ya no es que sea desagradable ver sino que es o al menos debería ser condenable y perseguible. Nada más entrar, el brasileño clavó los tacos en la pierna de Messi en un acto deliberado de causar el mayor daño posible a un rival, y qué decir del último acto del encuentro con esa pinza de cangrejo sobre Cesc (ya me dirán que le había hecho Cesc a Marcelo en el tiempo que habían estado juntos en el campo). Pero claro lo que decididamente pasará a la historia es lo que tuvo lugar tras la expulsión de Marcelo, me refiero a la escena elegida para ilustrar este comentario.

José Mourinho nunca me había caído mal, le considero un buen entrenador y un hombre con la suficiente personalidad como para controlar todos los aspectos internos y externos del juego, ahí está lo conseguido con el Oporto o el Inter y ahí está lo que sin duda hubiese conseguido con su actual equipo de no haberse tropezado con nosotros por más que todo eso haya sido obtenido con una forma de jugar que no soy capaz de presenciar diez minutos seguidos (excepto naturalmente cuando nosotros nos encargamos de desbaratarla). Sus excentricidades hasta este momento me habían resultado incluso simpáticas y de hecho comprendo (aunque no comparto) el espectáculo que dio la temporada pasada en la rueda de prensa que siguió al partido donde se produjo la célebre expulsión de Pepe.

Pero lo de ayer ya es entrar en un nivel diferente, ayer me quedó claro que Mourinho no es un excéntrico ni un simpático caradura, es un ego maníaco que sigue traumatizado por el 5 a 0 del año pasado, la mayor humillación de su carrera y está claro que no piensa descansar hasta que dicha afrenta sea vengada. También me ha quedado claro que las extravagancias de su temperamento no son ningún instrumento para conseguir sus metas futbolísticas, es de hecho el fin de todos sus esfuerzos y único objetivo de su existencia. En este sentido me recuerda un poco a Javier Clemente aunque la verdad me resulta difícil imaginar al de Baracaldo sacudiendo la mano en un gesto que indica que alguien huele mal mientras pone cara de retrasado mental, o reptando entre una melé de jugadores y técnicos para meterle el dedo en el ojo al segundo entrenador del equipo contrario y luego escapar fingiendo sorpresa en una acción que ni sus más acérrimos defensores serían capaces de justificar. No, incluso entre los ego maníacos hay clases.

Lo sucedido ayer introduce, como digo, un nivel nuevo en la siempre tempestuosa relación entre los dos grandes clubes nacionales, como bien dijo Pep (una vez más un titán dentro y fuera del campo de juego) algún día vamos a hacernos daño de verdad.

lunes, 15 de agosto de 2011

Ayer empezó todo





A pesar de todo nunca he considerado a Mourinho un memo o un tipo insulso, por eso hay ocasiones en las que estoy de acuerdo con él, una de las últimas fue hace pocos días cuando dijo que la Supercopa era “el torneo más importante del verano y el menos importante de la temporada”. Como digo totalmente de acuerdo excepto en una cosa: esa frase sólo era de aplicación para uno de lo rivales, el Barcelona, para el Madrid estaba claro que esta Supercopa era algo más que el trofeo más importante del verano.

Siempre pendiente del aspecto psicológico del juego, el entrenador portugués había preparado este partido con mucho más cuidado que su contrincante, a sabiendas de que un triunfo rotundo no sólo significaría el primer título de la temporada sino una primera batalla ganada contra un rival con el que posiblemente se va a disputar los títulos verdaderamente importantes, por ello el equipo llevó a cabo una pretemporada intensiva y en la que pudo contar con prácticamente todos sus hombres. El Barça en cambio tuvo que hacer una preparación difusa en la que las lesiones y el retraso en las incorporaciones (a causa de la disputa de la Copa América) no consiguió transmitir una verdadera sensación de equipo, como digo una pretemporada poco reveladora en la que únicamente destacó la espectacular progresión de Thiago.

Para colmo Pep tuvo que prescindir de jugadores que no estaban al 100% como Piqué, Xavi y Busquets, otras ausencias como las de Pedro tienen menos explicación, sobre todo si el sustituto elegido es el recientemente fichado Alexis que no había jugado ni un solo partido con sus compañeros. De este modo el Barça llegaba a un Bernabeu motivado y preparado (incluyendo al público) con una auto asumida inferioridad física.

El que el equipo blaugrana se viera acogotado los primeros minutos no era nada extraordinario, ha pasado muchas veces, casi todos los que juegan contra nosotros suelen iniciar así los encuentros a sabiendas de que adelantarse y jugar con el marcador a favor es una de las escasa posibilidades de ganarnos. Normalmente ese empuje inicial del contrario suele durar lo que tardamos en apoderarnos del balón y empezar a mandar en el campo. Pero anoche no pasó eso, y no pasó porque en el centro de la defensa no estaban Puyol ni Piqué sino Mascherano y Abidal dos jugadores que se vieron obligados a actuar en una demarcación que no es la suya con lo cual se perdió mucho en seguridad defensiva (Machete no se muestra tan sólido si no tiene alguien detrás para cubrirle las espaldas y Abidal se pierde cuando no juega en su banda) y también en salida de balón. Me sigue pareciendo sorprendente que entre los fichajes del verano no se incluyera un central dado que está claro que no tenemos a ningún sustituto natural en ese puesto.

En la zona ancha faltaba Xavi Hernández, se intentó sustituir su ausencia colocando a Thiago en su lugar, algo que no resultó porque el mediocampista canterano no consiguió zafarse de la asfixiante presión de los blancos en esa demarcación del terreno, y no pudo ser ayudado por Keita que como suele ser habitual se mostró voluntarioso pero incapaz de influir en el juego. Iniesta decidió tratar de huir del acoso cayendo más por su banda y tocó bastante la pelota pero sin resultado. En cuanto a la delantera se mostró muy desconectada entre sí y con el resto de jugadores que se movía por detrás de ellos, hasta el punto que, por ejemplo, durante la mayor parte de los primeros 45 minutos daba la sensación de que Messi no se encontraba en el campo.

En resumen el Barça se vio dominado por un enemigo más preparado y concentrado que le impidió desarrollar su juego, le indujo a cometer numerosos errores y continuas pérdidas del balón y le forzó a tratar de adelantar líneas a base de pelotazos, algo insólito en la forma de jugar del equipo de Guardiola.

El resultado fue que se acumularon las ocasiones de gol a favor de los locales y una de ellas en concreto se materializó tras una gran jugada entre Benzema y Ozil. La única esperanza del Barça residía en confiar en un inevitable descenso del ritmo del equipo blanco para tratar de hacer valer la calidad de sus estrellas. Y eso fue exactamente lo que ocurrió, Villa es precisamente uno de esos jugadores que con una acción individual puede fabricar un gol prácticamente de la nada como volvió a demostrar ayer. Hablando de nuevo del aspecto psicológico del fútbol el gol del asturiano tuvo que suponer un mazazo para la parroquia local, habían jugado más y mejor, prácticamente se habían comido a los cules, se habían adelantado en el marcador…pero bastó un leve gesto de impaciencia del mejor equipo del mundo para que todo se viniera abajo. Fue como una de esas películas de Bruce Lee en las que el dragón deja que los villanos le sacudan un poco antes de desperezarse y dejarles seco de una patada en la oreja. Cuando algunos minutos más tarde el hasta entonces desaparecido Messi aprovechó el único fallo en defensa del Real Madrid en todo el partido pareció que todo se había acabado. Tal y como se estaban desarrollando las cosas terminar el primer tiempo con un solo gol en contra ya era algo estimable, pero terminar ganando por 1-2 estaba por encima de los deseos más optimistas.

Después de terminar tan bien los primeros 45 minutos Pep comenzó a preparar los cambios que pensó que le asegurarían el triunfo, es decir reforzar la defensa con Piqué, lograr más control de la pelota con Xavi en el centro de campo y potenciar el ataque o al menos la presión sobre la salida del balón desde el área blanca con Pedro. Parecía una buena táctica pero antes de casi todo eso, en un barullo dentro del área llegó el gol de Xabi Alonso.

Tras el empate el Madrid pareció recobrarse anímicamente y buscó la victoria con ahínco, el Barça por su parte trató de aprovechar la incorporación de Xavi para manejar más el balón, Messi y Alexis tocaron más la pelota y combinaron bien y la entrada de Pedro dinamizó el ataque azulgrana por más que en esta segunda parte apenas tuvimos ocasiones de gol. Mediado el segundo tiempo pareció que el equipo daba por bueno el resultado (y con razón) y decidió jugar a evitar el tercer gol madridista.

El resultado final, repetimos, deja la eliminatoria francamente a favor y con un par de días por delante para tratar de cambiar las cosas, no se puede eludir el hecho de que el Barça haya hecho posiblemente uno de los peores partidos de la era Guardiola por muchas excusas que tuviera para ello. El Madrid por su parte puede consolarse por el hecho de haber acorralado al Barça durante buena parte del encuentro e incluso de haberle robado la pelota por más que no deja de ser inquietante (para ellos) el hecho de que el mejor Madrid no haya podido pasar del empate ante el peor Barça. Con respecto a las nuevas incorporaciones me ha parecido sorprendente la unanimidad con la que la prensa y la parroquia culé (me refiero sobre todo a los aficionados que comentan en la página del Yoyalodije) ha elogiado el juego del chileno Alexis Sánchez, la verdad es que lo vi con bastantes ganas pero sinceramente no dio pié con bola, seguramente mejorará con el tiempo.

En el aspecto extra deportivo señalar un par de penaltis no pitados (afortunadamente uno en cada área) y el hecho de que Pepe sigue siendo un elefante loco.

Por último hacer una mención a un tema que no podemos eludir (por más que quisiéramos hacerlo en el pasado).



lunes, 1 de agosto de 2011

Días de asueto



Llegamos al ecuador del verano con algunas novedades. A pesar de los ríos de tinta que se han vertido durante estas semanas, a día de hoy sólo es seguro el fichaje de Alexis Sánchez. La verdad es que no he visto jugar mucho al chileno así que no puedo hacer ninguna afirmación sobre su papel en la próxima temporada, pero todos los aficionados tenían la certeza de que era necesario un cuarto delantero que ofreciera más garantías que el dúo Jeffren-Bojan en el que ni el entrenador (ni ninguno de nosotros, para qué nos vamos a engañar) tenía excesiva confianza. Así se ha hecho y me parece bien.

Se ha prescindido en cambio de reforzar la defensa, por los motivos que sean Pep parece dispuesto a repetir el baile de centrales que se produjo el año pasado y que, salvo cambio de última hora, volverá a producirse a poco que Puyol o Piqué caigan respectivamente bajo lesión y sanción. Preocupante, porque las alternativas propuestas en el pasado (colocar a Busquests o Abidal en el centro de la defensa, o bien incorporaciones de los canteranos) hayan terminado de convencer, y esto es casi más grave que la falta de alternativas en ataque.

Por último, si finalmente se materializa el fichaje de Cesc se producirá una sobreabundancia de centro campistas creativos en la zona ancha, no es que tal cosa disguste, está claro que a Xavi le quedan como mucho dos años buenos y hay que buscar el recambio a un futbolista que es sin duda el emblema de la forma de jugar de este equipo. De todos modos si finalmente el Arsenal no da su brazo a torcer todas las esperanzas de futuro se han depositado en Thiago Alcántara a quién he visto jugar en prácticamente todos los partidos de pretemporada en los que no ha dejado de deslumbrar. Personalmente no me importaría que Thiago y Cesc estuvieran en el mismo equipo al tiempo que Xavi, digamos que el sería el tercero sería el presente, el segundo el futuro más próximo y el primero el futuro más remoto con lo que nuestra forma de jugar (el estilo Barça) quedaría plenamente asegurada durante mucho tiempo.

El único problema es que el hijo pródigo de Mazinho demuestre parece tener un carácter tan explosivo dentro como fuera del campo, y ya sabemos que a Pep no le gustan los jugadores excesivamente temperamentales, y la verdad, el hombre que no tuvo inconveniente en apartar de su equipo a gente como Etoo e Ibrahimovic podría acabar con la trayectoria azulgrana de Thiago en un decir Jesús. Esperemos que tal cosa no se produzca.

Nos vemos dentro de nada en la primera final (y esperemos que el primer título) del próximo curso.