domingo, 31 de mayo de 2015

La vida es silbar



 

Segundo título de la temporada que todo el mundo entiende como un aperitivo ante el gran encuentro de la próxima semana.

 

Las finales no son para analizarlas sino para ganarlas y esta la hemos ganado. Confieso que era el título que menos me interesaba (de hecho incluso no me hubiera molestado que lo ganase el simpático equipo vizcaíno) pero sobre todo el que menos me preocupaba, hubiese sido necesario que el Barça jugase al 25% de su capacidad y el Athletic  al 150% para que peligrara el resultado final y resulta que al Barça le bastó con estar al 50%.

 

Saltamos al campo con la alineación de gala en la que humildemente opino que no debió estar presente Luis Suárez, al menos como titular. Pronto se vio que los leones fiaban sus únicas esperanzas de llevarse el título en una defensa a ultranza, con un marcaje insidioso sobre el trío atacante, y contando con que algún gol en contragolpe les pusiera por delante para luego limitarse a defender el resultado.

 

En efecto el marcaje fue insidioso, especialmente sobre Messi, aunque al menos no hubo entradas violentas, como mínimo alguna más dura de lo habitual. Sin embargo la reiteración de faltas, por leves que sean y por más que se repartan entre varias defensas,  sobre un solo jugador, son susceptibles de amonestación, algo que no supo ver el colegiado que por otro lado tuvo, junto con sus dos auxiliares, una actuación nefasta que por fortuna no influyó en el resultado.

 

En un determinado momento el exasperado Messi se cansó del acoso y se inventó de la nada un golazo que posiblemente entre dentro del disputadísimo top ten de su carrera personal. Poco más tarde una jugada a medias entre el propio Messi, Rakitic, Luis Suárez y Neymar puso probablemente fin a cualquier suspense sobre el resultado final.

 

A partir de ahí sólo quedaba ya cerrar definitivamente el encuentro y dosificar fuerzas con vistas a la próxima final, se logró a medias ya que el partido contó con la baja de Iniesta con vistas al choque que cierra la temporada en Berlín, ya se verá cómo evoluciona la lesión del manchego aunque por fortuna tenemos alternativas a un jugador que para bien o para mal cada vez tiene menos peso en el juego del equipo.

 

Dejo para el final dos enojosas cuestiones, una totalmente extra deportiva y otra deportiva a medias.

 

La primera es la atorrante polémica de los chiflidos al himno nacional. Pasando por el hecho de lo grave que me parece que tantas personalidades (incluyendo políticos y autoridades cuyo sueldo pagamos todos) se permiten elucubrar sobre cómo castigar un comportamiento que todavía NO ha tenido lugar, amenazando con acciones (como la de suspender el partido) que de todos modos nunca tendrán los cojones de llevar a cabo, sólo tengo que decir que primero me parece mal que se pite este y cualquier otro himno (al igual que tampoco comprendo la abundancia de banderas españolas en encuentros deportivos entre clubes, en otros países tampoco se silban los himnos pero nadie lleva banderas nacionales que quedan exclusivamente para ondear en encuentros de Selecciones) y que preferiría que ese comportamiento no hubiese tenido lugar, segundo que nada me hubiese gustado más que se hubiese escuchado dicho himno en el más absoluto silencio, algo que sin duda hubiese causado una decepción terrible en todos aquellos (y no me refiero a los nacionalistas locales) que estaban deseando que tal cosa pasara. Por último decir que por mal que me parezca que se silbe el himno encuentro que tal cosa forma parte de la libertad de expresión y que castigar ese acto sería un atentado aún más grave que el propio abucheo en sí.  

 

La segunda cuestión es sobre la cada vez más acentuada polémica sobre algunas frivolidades balompédicas que se permite hacer Neymar, en especial cuando los encuentros están ya sobradamente ganados. No creo que el brasileño haga esta o aquella cosa por humillar al rival aunque personalmente opino que debería abstenerse de tal comportamiento, primero porque me parece un menosprecio al equipo contrario y segundo porque temo por la integridad de su canillas. Pero de todos modos tampoco entiendo las encendidas reacciones que esas machangadas despiertan en los rivales, cuando se disculpan entradas criminales que pueden incapacitar temporal o incluso permanentemente a un contrario con la leyenda de que son “cosas del fútbol” entiendo que aquí cabría decir lo mismo, y sinceramente opino que resulta más dañino una plancha a la altura del píloro que un inocente auto pase que de todos modos resulta casi más ridículo para el propio Neymar que para sus alienados marcadores.

 

Ahí queda eso. Nos vemos en Berlín.

4 comentarios:

Blogger El Impenitente ha dicho...

Sobre los pitos, de acuerdo. Mal están, pero a la gente le encanta escandalizarse. Y me temo que muchos pitan por la promoción previa que le hacen a los pitos. Vamos, por joder, no por convicción.

En mi pueblo nunca nos ha gustado que nos chuleen. Y Neymar chulea. Que haya cosas peores y más reprobables no significa que esté pidiendo a gritos un taco incrustado entre las cejas. Seguro que a él le encanta que le chuleen cuando pierde. Neymar y Dani Alves tienen una elegancia en el perder que ni en Oxford Cambridge.

Tercero, que Dani Alves es tonto perdido no es una novedad, pero él se esfuerza constantemente en recordárnoslo.

Y esta final de Copa yo ya la había visto.

Enhorabuena.

1 de junio de 2015, 9:09  
Blogger El Impenitente ha dicho...

Collons, no había visto el vídeo. Qué bueno. Por cierto, ¿alguna vez te conté que yo salí cantando en "300 millones"? Fue con el coro del colegio. Mi momento de gloria.

3 de junio de 2015, 14:02  
Blogger SisterBoy ha dicho...

Menos presumir y más demostrarlo con pruebas

5 de junio de 2015, 14:39  
Blogger El Impenitente ha dicho...

Como no hay pruebas, presumo. Como apareciesen tendría que esconderme debajo de la cama.

8 de junio de 2015, 14:54  

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