lunes, 15 de agosto de 2011

Ayer empezó todo





A pesar de todo nunca he considerado a Mourinho un memo o un tipo insulso, por eso hay ocasiones en las que estoy de acuerdo con él, una de las últimas fue hace pocos días cuando dijo que la Supercopa era “el torneo más importante del verano y el menos importante de la temporada”. Como digo totalmente de acuerdo excepto en una cosa: esa frase sólo era de aplicación para uno de lo rivales, el Barcelona, para el Madrid estaba claro que esta Supercopa era algo más que el trofeo más importante del verano.

Siempre pendiente del aspecto psicológico del juego, el entrenador portugués había preparado este partido con mucho más cuidado que su contrincante, a sabiendas de que un triunfo rotundo no sólo significaría el primer título de la temporada sino una primera batalla ganada contra un rival con el que posiblemente se va a disputar los títulos verdaderamente importantes, por ello el equipo llevó a cabo una pretemporada intensiva y en la que pudo contar con prácticamente todos sus hombres. El Barça en cambio tuvo que hacer una preparación difusa en la que las lesiones y el retraso en las incorporaciones (a causa de la disputa de la Copa América) no consiguió transmitir una verdadera sensación de equipo, como digo una pretemporada poco reveladora en la que únicamente destacó la espectacular progresión de Thiago.

Para colmo Pep tuvo que prescindir de jugadores que no estaban al 100% como Piqué, Xavi y Busquets, otras ausencias como las de Pedro tienen menos explicación, sobre todo si el sustituto elegido es el recientemente fichado Alexis que no había jugado ni un solo partido con sus compañeros. De este modo el Barça llegaba a un Bernabeu motivado y preparado (incluyendo al público) con una auto asumida inferioridad física.

El que el equipo blaugrana se viera acogotado los primeros minutos no era nada extraordinario, ha pasado muchas veces, casi todos los que juegan contra nosotros suelen iniciar así los encuentros a sabiendas de que adelantarse y jugar con el marcador a favor es una de las escasa posibilidades de ganarnos. Normalmente ese empuje inicial del contrario suele durar lo que tardamos en apoderarnos del balón y empezar a mandar en el campo. Pero anoche no pasó eso, y no pasó porque en el centro de la defensa no estaban Puyol ni Piqué sino Mascherano y Abidal dos jugadores que se vieron obligados a actuar en una demarcación que no es la suya con lo cual se perdió mucho en seguridad defensiva (Machete no se muestra tan sólido si no tiene alguien detrás para cubrirle las espaldas y Abidal se pierde cuando no juega en su banda) y también en salida de balón. Me sigue pareciendo sorprendente que entre los fichajes del verano no se incluyera un central dado que está claro que no tenemos a ningún sustituto natural en ese puesto.

En la zona ancha faltaba Xavi Hernández, se intentó sustituir su ausencia colocando a Thiago en su lugar, algo que no resultó porque el mediocampista canterano no consiguió zafarse de la asfixiante presión de los blancos en esa demarcación del terreno, y no pudo ser ayudado por Keita que como suele ser habitual se mostró voluntarioso pero incapaz de influir en el juego. Iniesta decidió tratar de huir del acoso cayendo más por su banda y tocó bastante la pelota pero sin resultado. En cuanto a la delantera se mostró muy desconectada entre sí y con el resto de jugadores que se movía por detrás de ellos, hasta el punto que, por ejemplo, durante la mayor parte de los primeros 45 minutos daba la sensación de que Messi no se encontraba en el campo.

En resumen el Barça se vio dominado por un enemigo más preparado y concentrado que le impidió desarrollar su juego, le indujo a cometer numerosos errores y continuas pérdidas del balón y le forzó a tratar de adelantar líneas a base de pelotazos, algo insólito en la forma de jugar del equipo de Guardiola.

El resultado fue que se acumularon las ocasiones de gol a favor de los locales y una de ellas en concreto se materializó tras una gran jugada entre Benzema y Ozil. La única esperanza del Barça residía en confiar en un inevitable descenso del ritmo del equipo blanco para tratar de hacer valer la calidad de sus estrellas. Y eso fue exactamente lo que ocurrió, Villa es precisamente uno de esos jugadores que con una acción individual puede fabricar un gol prácticamente de la nada como volvió a demostrar ayer. Hablando de nuevo del aspecto psicológico del fútbol el gol del asturiano tuvo que suponer un mazazo para la parroquia local, habían jugado más y mejor, prácticamente se habían comido a los cules, se habían adelantado en el marcador…pero bastó un leve gesto de impaciencia del mejor equipo del mundo para que todo se viniera abajo. Fue como una de esas películas de Bruce Lee en las que el dragón deja que los villanos le sacudan un poco antes de desperezarse y dejarles seco de una patada en la oreja. Cuando algunos minutos más tarde el hasta entonces desaparecido Messi aprovechó el único fallo en defensa del Real Madrid en todo el partido pareció que todo se había acabado. Tal y como se estaban desarrollando las cosas terminar el primer tiempo con un solo gol en contra ya era algo estimable, pero terminar ganando por 1-2 estaba por encima de los deseos más optimistas.

Después de terminar tan bien los primeros 45 minutos Pep comenzó a preparar los cambios que pensó que le asegurarían el triunfo, es decir reforzar la defensa con Piqué, lograr más control de la pelota con Xavi en el centro de campo y potenciar el ataque o al menos la presión sobre la salida del balón desde el área blanca con Pedro. Parecía una buena táctica pero antes de casi todo eso, en un barullo dentro del área llegó el gol de Xabi Alonso.

Tras el empate el Madrid pareció recobrarse anímicamente y buscó la victoria con ahínco, el Barça por su parte trató de aprovechar la incorporación de Xavi para manejar más el balón, Messi y Alexis tocaron más la pelota y combinaron bien y la entrada de Pedro dinamizó el ataque azulgrana por más que en esta segunda parte apenas tuvimos ocasiones de gol. Mediado el segundo tiempo pareció que el equipo daba por bueno el resultado (y con razón) y decidió jugar a evitar el tercer gol madridista.

El resultado final, repetimos, deja la eliminatoria francamente a favor y con un par de días por delante para tratar de cambiar las cosas, no se puede eludir el hecho de que el Barça haya hecho posiblemente uno de los peores partidos de la era Guardiola por muchas excusas que tuviera para ello. El Madrid por su parte puede consolarse por el hecho de haber acorralado al Barça durante buena parte del encuentro e incluso de haberle robado la pelota por más que no deja de ser inquietante (para ellos) el hecho de que el mejor Madrid no haya podido pasar del empate ante el peor Barça. Con respecto a las nuevas incorporaciones me ha parecido sorprendente la unanimidad con la que la prensa y la parroquia culé (me refiero sobre todo a los aficionados que comentan en la página del Yoyalodije) ha elogiado el juego del chileno Alexis Sánchez, la verdad es que lo vi con bastantes ganas pero sinceramente no dio pié con bola, seguramente mejorará con el tiempo.

En el aspecto extra deportivo señalar un par de penaltis no pitados (afortunadamente uno en cada área) y el hecho de que Pepe sigue siendo un elefante loco.

Por último hacer una mención a un tema que no podemos eludir (por más que quisiéramos hacerlo en el pasado).



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