martes, 24 de abril de 2012

Slow and wide

Señores una vez más me siento incapaz de escribir nada, lo intentaré mañana porque verdaderamente hay muchas cosas que decir.
Bueno, veamos ¿qué ha pasado en realidad? Hace justo siete días el equipo se enfrentaba a una semana decisiva con expectativas muy altas en todas las competiciones, y pasados esos siete días después estamos en medio de un velatorio que incluso esta noche podría tornarse aun más dramático. Empecemos por el principio y el principio es el encuentro de Stamford Bridge. Personalmente no tengo nada que reprochar al equipo sobre lo que sucedió aquella noche, se puso los cinco sentidos en la consecución de la victoria, se jugó extraordinariamente bien y se crearon al menos seis ocasiones de gol de esas que es más difícil fallar que convertir, una autentica desgracia de las que tienen lugar de vez en cuando y contra las que no se puede hacer nada. Para empeorar las cosas el Chelsea aprovecho la única ocasión de gol que tuvo en su mano y de este modo un equipo que ya daba por bueno un resultado de empate a cero se encontró con la llave de la clasificación en sus manos. ¿Qué podemos decir del gol encajado?, pues que Guardiola era muy consciente de que la eliminatoria pasaba por meter al menos un tanto en terreno inglés y que para ello iba a necesitar de todo su potencial en ataque lo que igualmente pasaba por una defensa en la que al menos uno de sus componentes estuviera de forma casi ininterrumpida volcado en dicho ataque. Esa forma de jugar es extremandamente arriesgada y sólo es posible sobrevivir a ella cuando se marcan más goles de los que se encajan, desafortunadamente sucedió lo contrario. Cuatro días más tarde llegó el segundo acto del drama, resulta muy fácil ponerse a jugar a la psicología y afirmar que el frustrante partido de ida de la Champions influyó en el ánimo de los jugadores a la hora de afrontar este encuentro, no seré yo quien haga dicha afirmación, más bien prefiero pensar que lo del pasado sábado fue el pinchazo de un globo que todos los cules habíamos inflado en exceso con nuestra ilusión. Pese a la impresionante remontada, que nos había permitido rebajar de diez a cuatro la diferencia de puntos, lo cierto es que el Real Madrid había soportado el tirón lo suficiente como para llegar al Camp Nou todavía en la ventajosa posición de que le favorecieran dos de los tres resultados posibles y que en el peor de los casos seguiría dependiendo de sí mismo. Mourinho puede ser un majadero pero está claro que no iba a caer dos veces en el mismo error de jugarla al Barça de tú a tú cuando podía irle muy bien haciendo todo lo contrario. Para colmo a los trece minutos Valdés (con una salida en falso) y Puyol (al empeñarse en bloquear para que el portero caído pudiera aferrar el balón en lugar de darle un puntapié y mandarlo a la punta del muelle) regalaron un gol que dejaba a los madridistas en una situación que no podían ni soñar antes de empezar el encuentro. Ese primer gol encajado pudo ser un simple contratiempo (por más que pienso que la actitud de Puyol se debió a una mala interpretación de la filosofía de la recuperación de la pelota a toda costa) pero lo que sucedió después sí que resultó más preocupante, exceptuando esa cesión de Messi que Xavi no pudo rematar el resto del encuentro fue un asedio continuo y estéril a la portería blanca que pese a ello apenas pasó apuros, el Barça empleó todos los recursos a su alcance para tratar de roer el hueso blanco sin conseguir otra cosa que estrellarse contra un verdadero frontón en un tipo de juego que recordó mucho al del partido anterior (con la diferencia de que se crearon muchas menos ocasiones de gol) y que todos los aficionados preveíamos que se repetiría tres días más tarde. El gol del chileno Alexis vino por una cuestión de simple probabilidad pero cuando ya todos nos las prometíamos muy felices vino el mazazo en forma del segundo tanto madridista y aquí sí que empezó el mosqueo. Cuando Alexis empató el partido quedaban todavía 25 minutos de juego aproximadamente, el equipo tenía tiempo y recursos (aparentemente) para la remontada y aun quedaba mucho tiempo para que comenzara el ataque a la desesperada que sólo debería reservarse para el descuento del segundo tiempo, pero en cambio el equipo cedió un balón que disputaron los dos jugadores más peligrosos del máximo rival: Ozil y Cristiano Ronaldo, este último recibió en unas condiciones ideales para marcar el segundo gol y poner punto y final al partido y a la liga. ¿Cómo era posible que el monstruoso trabajo que había costado empatar el partido se viniera debajo de ese modo? Una vez más la defensa triangular se había mostrado excesivamente vulnerable y por añadidura dicha defensa estaba formada por un jugador como Mascherano, providencial en el corte y la anticipación, pero completamente vendido cuando de lo que se trata es de defender un contraataque en el que los delanteros contrarios emplean el espacio y la velocidad. En estas circunstancias una ausencia que hasta ese momento había pasado desapercibida (la de Piqué) empezó a proyectar una sombra cada vez más prolongada. ¿Por qué el hasta hace poco indiscutible defensa central de nuestro equipo había estado desaparecido durante dos de los partidos fundamentales de la temporada? La únicas explicaciones posibles eran bastante desalentadoras, o bien se trataba de una nueva cuestión de “feeling” como la que se había traducido en el traspaso de Samuel Etoo, o bien Guardiola no confiaba mucho en una liga que daba ya por perdida hace semanas considerando todo esto de la remontada más un estorbo que otra cosa. Como quiera que fuese en tan solo cinco días se habían esfumado las esperanzas en liga y la vuelta de la Champions se adivinaba como llena de funestos presagios. Y así llegamos al partido de ayer en el que el mister volvió a apostar por su ya célebre 3-4-3 esta vez con Piqué en el centro de la defensa y con acumulación de peloteros en el centro de campo más un triángulo ofensivo formado por Messi, Alexis y Cuenca. Los comienzos del partido fueron prometedores con un Piqué asumiendo el papel de iniciar el juego de ataque y empeñado en demostrar que estaba en plena forma e implicado a fondo en el esfuerzo del equipo. Comenzaron a llegar algunas ocasiones claras de gol virtud a rápidas combinaciones de los hombres de arriba, aunque dichas ocasiones se fallaron parecía imposible que pudiera repetirse la desgracia de seis días antes. Las cosas empezaron a joderse cuando en el minuto 25 una salida un tanto histérica de Valdés terminó con Piqué por los suelos con un fuerte golpe que le hizo perder la consciencia momentáneamente y que obligó a su sustitución por Alves algunos minutos más tarde, con ese cambio se perdía presencia y seguridad en el centro de la defensa pero al menos se ganaba en posibilidades de ataque. En los siguientes diez minutos pareció que volvíamos a ser el asombro de Europa cuando (en dos jugadas en las que pillamos a los ingleses a contrapié, un detalle para no olvidar) logramos primero empatar y luego colocarnos por delante en la eliminatoria. Entre medio John Terry se había hecho expulsar de la manera más absurda posible cuando su equipo más lo necesitaba. Parecía el comienzo de otra noche histórica pero en ese momento llegó la clave del partido y posiblemente de toda la semifinal, casi sin saberse cómo Ramires logró abrirse paso entre la, una vez más, dispersa y lenta defensa culé para volver a colocar a su equipo en ventaja. De los aproximadamente 190 minutos que duró la eliminatoria el Chelsea tan sólo disputó cuatro en una situación que le eliminaba del camino a la final. Un desastre. ¿Podía salir mal algo más? Naturalmente que sí, a poco de la reanudación Messi falló, si mal no recuerdo, su tercer penalty de esta temporada. Queda muchísimo tiempo por delante y estábamos a sólo un gol de Munich pero en ese momento el Barça comenzó a perder los papeles, se sucedieron las imprecisiones, los nervios (circunstancia insólita en unos jugadores ya veteranos que lo han disputado y lo han ganado todo en el mundo del fútbol) y el agotamiento psicológico de jugar contra una muralla implacable en la que diez hombres parecían comportarse como un solo. El equipo lo intentó todo, sobre todo en materia de combinaciones y pases interiores pero, como hemos destacado ya, ese tipo de juego sólo pudo ser posible cuando se pilló al Chelsea a contrapié algo que estaba claro que no volvería a suceder en lo que restaba de encuentro. La puntilla materializada por Torres fue ya una mera anécdota de este increíble drama a doble partido. Estos tres últimos encuentros evidencian una serie de características sobre las que es necesario reflexionar sobre el hecho de que durante toda la temporada (y por muchas circunstancias algunas achacables a elementos incontrolables) no ha sido posible establecer un esquema estable ni en ataque ni en defensa, que el equipo parece incapaz de abandonar su frenesí ofensivo para adoptar una táctica más prudente (que no conservadora) cuando no es imperioso atacar en tromba, que carecemos de armas de asedio cuando el conjunto contrario se enroca de la manera que hemos visto durante buena parte de la temporada, estos deméritos han sido ocultados en parte por la descomunal calidad de nuestros jugadores (en especial de Messi que se ha vaciado de forma sobrehumana durante todo este año) pero ahora han quedado en evidencia y es algo sobre lo que habrá que trabajar la próxima temporada, si es Guardiola y su equipo el que lo haga es algo que todos deseamos pero que sólo está en sus manos y ahora sí que no hay ninguna prisa en que tome su decisión. ¿Fin de ciclo? Ningún equipo ha dominado Europa más allá de unos pocos años, ni el Madrid de los 60, ni el Ajax o el Bayern de los 70, ni el Liverpool o el Milán de los 80, si después de haber conquistado el mundo ha llegado la hora del relevo es algo que se verá la temporada que viene. Mientras tanto en lo que queda de ésta nos resta algún miserable consuelo como el de ganar la Copa Froilán o que el Madrid pierda el encuentro que se está jugando en estos momentos, como en los viejos tiempos. Lo que no pertenece ya a los viejos tiempos es nuestra gent blaugrana, al menos no la que llenó ayer el Camp Nou que animó incansablemente al equipo y que le despidió cantando uno de nuestros himnos más conocidos, me quedo con esa última y esperanzadora impresión. En lo que respecta a la Liga y a la Champions (salvo que la final sea un Bayern-Chelsea) este blog ha terminado, nos vemos en la final de Copa.

jueves, 19 de abril de 2012

Jornada XXXVI

Lamentablemente no voy a estar con ustedes la noche autos así que dejo ya hoy el microfono abierto.

miércoles, 18 de abril de 2012

Fuck the Chelsea boys with their waxed chests and pumped-up biceps. Going down on each other in my parks and on my piers, jingling their dicks on my C



Mañana cuando termine de creermelo pondré algo.

domingo, 15 de abril de 2012

Jornada XXXV



Si al final no lo conseguimos estoy convencido de que buena parte de la culpa la tendrá aquel desgraciado encuentro contra la Real Sociedad de la primera vuelta, hemos perdido otros puntos pero la mayor parte de la veces se ha debido a actuaciones mediocres, pero lo de Anoeta fue diferente, era un partido totalmente controlado en el juego y en el marcador que al final se empató por un cúmulo de despistes inaceptables. Por el contrario si al final sí que lo conseguimos será en parte gracias al partido de ayer.

La salida contra el Levante estaba considerada como la visita más comprometedora que nos quedaba, o al menos la última hasta el definitivo enfrentamiento contra el máximo rival. La victoria del Real Madrid en el Vicente Calderón había disipado las últimas ilusiones (tan infundadas hasta hace bien poco) de llegar a dicho enfrentamiento con la posibilidad de dejar el destino de la liga dependiendo de nosotros mismos. Puestas así las cosas la victoria de ayer era ya cuestión de vida o muerte.

El equipo saltó al campo sin grandes sorpresas con la delantera habitual formada por Messi, Pedro y Alexis, la media no tan titular formada por Cesc, Thiago, Busquets y Xavi y una defensa de tres con Adriano en lugar de Alves y la ausencia de Piqué.

El Barça comenzó controlando el partido y gozando de algunas oportunidades pero poco a poco el Levante comenzó a sacudirse la presión defendiéndose muy atrás y tapando todas las opciones de ataque frontal al tiempo que trataba de buscar algún balón en profundidad para aprovechar la primera ocasión que se presentara, en uno de estos avances aislados la mala fortuna hizo que la pelota chocara en las manos de Busquets lo que provocó el penalty el posterior gol levantino. Los locales se encontraron así con el mejor escenario posible y los visitantes con el peor, pero no por el resultado en sí sino por la inoperancia del equipo en lo que restó de la primera parte. Defendiéndose con mucho orden el Levante obligaba al Barça a acometer dos tipos de ataque con resultados igualmente frustrantes, bien tratando de combinar por el centro (unos intentos siempre desbaratados por los zagueros rivales y en parte también porque tanto Messi como Cesc estuvieron totalmente fuera del partido) o bien sirviendo balones a los jugadores de banda cuyos numerosos centros eran invariablemente despejados sin grandes problemas.
Al término de los primeros cuarenta y cinco minutos las sensaciones eran francamente malas, no por el resultado sino por la sensación de impotencia que ofrecía el equipo, un empate era ya un mal resultado pero una derrota hubiera sacado ya definitivamente a los azulgrana de la lucha por la liga. Pep debía tenerlo tan poco claro como el resto de aficionados ya que varió su táctica habitual de retrasar lo más posible los cambios y nada más empezar el segundo tiempo dio entrada a Cuenca tratando de buscar más profundidad por la banda, está claro que el canterano posee más sentido del juego vertical que Pedro (y casi también que Alexis) así como más habilidades para el desborde, su entrada fue clave para ensanchar el campo y estirar las líneas defensivas del Levante. Poco después Iniesta acudió a poner menos velocidad pero más talento por la banda izquierda. En ese momento llegó la hora de los jugadores que tienen que marcar la diferencia entre la mediocridad y la excelencia, Messi que hasta ese momento estaba haciendo uno de sus peores partidos en liga, tiró una pared con Alexis que concluyó con un tiro seco y colocado que puso el empate en el marcador. Quedaban tiempo, ganas y talento para culminar la remontada y el Barça se aplicó a ello, al final la victoria vino merced a un penalty sobre Cuenca (posiblemente uno de los más claros que se hayan visto este año) que Messi transformó.

El tiempo que quedaba había que jugarlo con cabeza, Pep dio entrada a Alves para volver a la defensa de cuatro y afrontar así la reacción del Levante que adelantó sus líneas y trajo más nervios (en este sentido Pep se comportó igual que casi toda la afición culé) que peligro. Por fin llegó el final del partido y la tranquilidad suficiente para afrontar el definitivo encuentro del próximo sábado, definitivo en el sentido de que todo lo que no sea ganar será ya decir por fin adiós a la ligar, la victoria en cambio deja las cosas muy cerca en diferencia de puntos pero muy lejos de la tan anhelada autosuficiencia en resultados, pero ¿no hubiéramos dado todos los cules lo que fuera por que hace tan sólo unas semanas hubiéramos afrontado el partido con esta diferencia?

miércoles, 11 de abril de 2012

Jornada XXXIV



Poco que contar de un partido balsámico donde la única duda era saber cuántos encajaría el antipático Getafe. Para algunos lo de ayer fue el claro ejemplo de uno de esos partidos de trancisión ante el gran encuentro que debe decidirlo todo, esperemos que al final el sentido común defendido por Pep y sus jugadores se imponga en la idea de que aunque es imprescindible ganar ese encuentro la liga se puede perder tanto en ese como en partidos como los de anoche. De resto poco que contar en un encuentro sin grandes variaciones tácticas (y en el caso de haberlas introducido poco se hubieran podido notar contra un rival incapaz de plantear cualquier mínima resistencia) y en los que merece destacarse como gran noticia la creciente progresión de dos goleadores como Alexis y Pedro a quienes sin duda vamos a necesitar en este extenuante final de carrera. A ver que pasa hoy.

domingo, 8 de abril de 2012

Jornada XXXIII



Una cosa es hacer rotaciones, imprescindibles dado el elevado número de encuentros y el estado físico de los jugadores, y otra cosa es saltar al campo sin Iniesta, Xavi y Busquets. Se recordaba en el Sport que la última vez que se hizo algo como esto (en el partido contra el Osasuna de la segunda vuelta) la cosa terminó en la segunda, y hasta el momento última, derrota del equipo en liga, una jornada que marcó nuestro momento más bajo en lo que a la competición de la regularidad se refiere.

Ayer Pep volvió a repetir una alineación donde no estaban ninguno de los mediocampistas titulares que fueron sustituidos por Keita, Thiago y Cesc, el primero de ellos acusó excesivamente (como suele ser habitual) el no tener a ninguno de los jugadores habituales en la zona ancha para anclarse a él, el segundo se prodigo por todas las demarcaciones del campo echándole (como suele ser también habitual) más desparpajo que cerebro y en cuanto a Cesc asimismo volvió a comportarse como un media punta pivote de los avances de Messi y de sus dos ocasionales compañeros en el ataque (en esta ocasión Pedro y Alexis).

Partido como visitante en un patatal con un equipo que tiene al agua al cuello, muy interesado en un partido áspero y peleonero, y un público abiertamente hostil, en fin nada del otro mundo. El Zaragoza era consciente de que sus opciones pasaban por acogotar al Barça en los primeros 45 minutos, y en gran medida lo consiguió, se sirvió para ello de nuestro centro de campo, disperso e inseguro (algo que necesariamente descolocaba a la delantera) y una defensa en ocasiones lenta y mal posicionada. De estos minutos de desconcierto vinieron primero la jugada del penalty (Lafita lo busca muy bien pero es penalty al fin y al cabo) y segundo el gol de Aranda. En esta fase decisiva del partido la fortuna nos sonrió en forma de fallo estrepitoso de Roberto que aprovechó Puyol para poner el empate. Algunos minutos más tarde, en una jugada de contraataque (espero que nuestros jugadores y técnicos se hayan convencido de que esta forma de jugar al fútbol también existe), Alexis sirvió a Messi que con una nueva jugada de maestro nos puso en ventaja en el marcador. No obstante el momento clave del partido vino cuando el árbitro expulsó por segunda amonestación al zaragocista Abraham.

En el segundo tiempo Pep hizo una corrección táctica introduciendo a Busquets por un superado (y tarjeteado) Keita, un cambio que le sentó bien al equipo. Con el marcador en contra y jugando contra diez no parecía que al Barça pudiera escapársele la victoria, los maños apretaron un poco al comienzo de la reanudación pero estaba claro que ya estaban derrotados, la única incertidumbre provenía de un marcador tan corto claro que, para bien o para mal, la tensión estaba más entre los espectadores que entre los jugadores que se tomaron con mucha calma (excesiva para mí) el camino al gol de la tranquilidad, con el ataque comandado como de costumbre por Messi vino primero el penalty transformado por el jugador argentino y la bonita jugada colectiva que concluyó en el 1-4 definitivo.

Entre las malas noticias la lesión de Alves, entre las buenas el excelente partido de Alexis, que además de asistir el primer gol y provocar un penalty y una expulsión se mostró mucho más incisivo y habilidoso que en partidos anteriores (quizás por el hecho de que Alves apenas pasó del centro de campo) y el reencuentro de Pedro con el gol.

miércoles, 4 de abril de 2012

Dolce color d'oriëntal zafiro



El partido de ayer resultó tremendamente parecido al de ida, con el Milán juntando hombres en el centro de su defensa para tapar las posibles combinaciones de Messi, Iniesta, Cesc y Xavi, despreocupándose del juego de banda pensando en que las incursiones por cualesquiera de los laterales podrían ser desbaratadas tanto por alto como por bajo (como de hecho sucedió), y confiados en que una recuperación de la pelota podría dar lugar a un contraataque, bien con un pase largo bien con un enganche con los hombres de arriba usando como pivote a Seedorf. El Barça por su parte volvió a fiarlo todo a la presión, al control y a la acumulación de hombres de talento en un pequeño espacio de césped. Como digo todo muy parecido al partido de la semana anterior, la diferencia fue que se jugó en un terreno como Dios manda y a que el árbitro se limitó a pitar lo que veía.

El Barça salió con un diáfano esquema de 3-4-3 con Alves claramente volcado al ataque y con una delantera formada por Cuenca, Cesc y Messi a los que en cualquier momento se podía unir Iniesta y Xavi. A poco de comenzar el partido, y a pesar de la esforzada defensa milanista, el Barça empezó a gozar de oportunidades y en una de estas llegó el primer penalty y el primer gol de Messi. Guardiola había comentado antes de empezar el partido que daba prácticamente por hecho que los italianos marcarían al menos un tanto, esto significaba que en ningún modo se podía pensar en otra cosa que no fuera marcar por nuestra parte el segundo gol y a eso se dedicó el equipo tras abrir el marcador. Fueron estos los mejores momentos de los azulgrana, esos en los que el Milán no conseguía dejar de perder la pelota y el Barça parecía estar a punto en cualquier momento de marcar ese ansiado segundo gol pero sucedió exactamente lo contrario. Creo que no fue sólo el mister el que tenía en mente que el gol visitante terminaría por llegar, la clave era cuando llegaría y está claro que el minuto 32 de la primera parte no era el peor de de los momentos posibles para que tal cosa ocurriera (que se le pregunten al Chelsea). Creo que la venda antes de la herida que nos puso a todos Pep sirvió para calmar los ánimos, era hora de ponerse otra vez en faena. El equipo volvió a atacar pero sin la contundencia de la primera media hora, no por nervios ni precipitación sino porque el Milán, con el marcador a favor, se defendía mejor que nunca y cuando ya se vislumbraba el descanso llegó la que podría considerarse como la jugada clave del encuentro en la que convendría detenerse un segundo. La temporada pasada tras la final de la Copa del Rey Mourinho mostró su perplejidad por el hecho de que Pep se lamentase porque el árbitro había acertado anulando un gol a Pedro, aunque aquello hubiese sido cierto no hay menos motivo de perplejidad al escuchar a aquellos que en las últimas 24 horas se han dedicado a lanzar todo tipo de insinuaciones a propósito del segundo penalty señalado ayer, lo más sorprendente es que nadie dice que “no” haya sido penalty sino que ese tipo de penaltys “no se suelen pitar”. En fin, lo importante es que Messi metió el segundo gol y las cosas volvían a ponerse en su sitio cuando llegó el intermedio.

No había ningún motivo para que el Milán no siguiese practicando el mismo juego que en los primeros 45 minutos, posiblemente a medida que corriese el tiempo hubiesen ido aumentando el ritmo pero entonces llegó ese balón de rebote que Iniesta transformó de forma magistral. Era sólo el minuto 53 de la segunda parte pero no daba la impresión de que los italianos tuvieran juego (ya ni siquiera fuerzas) para meter dos goles más y a partir de ahí, pese a que un nuevo gol en contra hubiera subido mucho la tensión, el partido transcurrió de una forma bastante plácida, no fueron nuestros mejores minutos pero tampoco era necesario que lo fueran.

Final del partido y quinta semifinal consecutiva, objetivo cumplido aunque, al igual que en el partido de ida, hay cosas que desentonaron un poco, el ataque volvió a parecer algo débil, embarullado, obcecado en la penetración frontal, parece que Pep sigue sin encontrar una trío atacante acorde con las necesidades del equipo, hasta entonces habrá que seguir probando porque está claro que en la próxima eliminatoria (posiblemente contra el Chelsea) no sería nada agradable que se repitiera el hecho de volver a jugar la vuelta con un marcador de 0-0. Por otro lado el centro de campo estuvo a la altura y la defensa (si salvamos el despiste de Mascherano en no tirar el fuera de juego) volvió a mostrarse insuperable.

Por último añadir que le den mucho por saco a Ibrahimovic.

domingo, 1 de abril de 2012

Jornada XXXI

A pesar de haberse reducido la ventaja es indudable que Guardiola no piensa, a la hora de hacer sus alineaciones, en el resultado previo que haya obtenido el máximo rival, algo que, especialmente anoche, no hubiese sido posible debido a que entre el final del partido blanco y el comienzo del blaugrana pasaron apenas diez minutos.

La comunidad tenía puestas grandes esperanzas en que fuera el Osasuna uno de los obstáculos más difíciles de salvar de entre todos los que le quedaban al Real Madrid, al final como sabemos el líder solventó dicho obstáculo sin demasiadas complicaciones. Nosotros por nuestra parte nos enfrentábamos al considerado equipo más en forma de entre todos los que quedan hasta al final de liga (salvando por supuesto al que ya sabemos). No obstante lo que se vio anoche fue a dos equipos cansados (más el Atlhetic que nosotros afortunadamente) que tenían la mente más puesta en Europa que en España.

Así pues el Barça saltó al campo con las ausencias de Puyol y Xavi por rotación, la de Cesc por precaución y la de Pedro por eso que se conoce como “decisión técnica”. Las novedades fueron Adriano en el lateral izquierdo, Thiago en el centro de campo y Tello en la banda izquierda del ataque. Pronto se vio, como hemos comentado antes, que los leones habían acusado más que nosotros el duro encuentro de entresemana, faltaron muchos de sus titulares más destacados y los que quedaron en el campo incapaces de atacar y se mostraron poco expeditivos en defensa. De este modo el Barça no tardó en hacerse con el control del juego y del partido pese a lo cual hay que anotar algunos detalles no demasiado estimulantes. A su modo nuestro equipo también acuso algo del stress de las ultimas semanas, por ejemplo Messi, pese a resultar decisivo una vez más, estuvo menos chispeante que en otras ocasiones, por momentos se le notó cansado y también más exasperado de lo habitual por el sempiterno marcaje al hombre al que se le sometió durante los noventa minutos, Tello por su banda tuvo una actuación mucho menos brillante que en ocasiones anteriores, quizás se trate de un jugador que tenga más valor como revulsivo (en ese momento del partido en el que se relajan las marcas y los defensas pierden el empuje de los primeros minutos) que como jugador titular. Por su parte Thiago alterno jugadas donde dejó detalles de su prometedora técnica con otras en las que perdió una sorprendente cantidad de balones.

No obstante repetimos que el encuentro estaba completamente dominado por los locales que por añadidura crearon numerosas y claras ocasiones de gol, pero no fue hasta el minuto 40 cuando un robo de balón de Alexis (que al terminar el partido volvió a caer en el cansancio y la irrelevancia pero que hasta entonces siguió dando muestras de mejoría) acabó en los pies de Messi que sirvió magistralmente para que Iniesta rematara a puerta en un ejercicio de técnica y sangre fría, el jugador manchego volvió por cierto a ser el mejor de su equipo supliendo a la perfección la ausencia de Xavi y mostrándose al mismo tiempo muy inquisitivo en ataque.

El Atlhetic trató de reaccionar en la segunda parte dando entrada a Ander Herrera y a Muniaín pero, al poco de empezar la reanudación, Tello provocó una situación de penalty (que para seguir haciendo honor a la verdad no lo era) que transformó Messi dejando la sensación de que el partido había terminado. Los visitantes trataron de echar más leña al fuego con la incorporación de Llorente pero salvo una ocasión muy clara sacada bajo los palos por Piqué (que volvió a jugar de maravilla) no tuvo ninguna opción, el Barça por su parte (que dio entrada en la segunda mitad a Xavi, Pedro y Keita) se relajó bastante y dio muestras una vez más de cansancio pero aun así dispuso de muchas otras ocasiones de gol.

Así quedó pues solventado el que parecía el partido más duro (bueno el segundo más duro) de los que nos quedan (por más que este año hayan sido los equipos modestos los que más nos han dado problemas) en esta liga de consecución tan dudosa y podemos ya poner los cinco sentidos en el encuentro del próximo martes donde sí que nos jugamos la temporada. Allí estaremos.