miércoles, 27 de junio de 2012

A cabeza non para





Estoy hecho una mierda, mañana hablamos
 
Antes que nada unas palabras para los que declaraban aburrirse con el juego de España, ¿de verdad –si es que se trata de auténticos aficionados-no prefieren el pausado y frío juego de control que habíamos visto en encuentros anteriores antes que esta agonía de 130 minutos que –algunos- hemos sufrido ayer?. A lo mejor es que también me estoy haciendo viejo o a lo mejor es que estaba especialmente motivado contra el rival de ayer, pero lo cierto es que eché muchísimo de menos el flemático y cadencioso marear de la pelota que tuvimos contra Francia.

La única novedad del encuentro de ayer, en lo que a la alineación se refiere, fue que, dentro de la ya tradicional rotación de estilos que ha desarrollado  el combinado en esta competición, el papel del nueve le tocó sorpresivamente a Negredo. La elección tenía cierta lógica, después del fofo papel de Torres contra Francia y estando tanto Pedro como Llorente relegados al papel de revulsivo, era explicable que Del Bosque optase por un ariete fuere y resistente ante el tipo de partido que se avecinaba.

No se equivocó el seleccionador en lo referente a la clase de enfrentamiento que planteó Paulo Bento, pero está claro que Negredo no tuvo su noche, aunque hay que decir en su descargo que se enfrentó a la mejor versión posible de Portugal. El equipo luso era con mucho el más motivado de todos los que participaban en la Eurocopa, espoleado por la proyección mediática de algunos de sus jugadores y, salvo en el choque contra Alemania, por su progresión victoriosa en esta competición. Además los portugueses eran una de las escasas selecciones que (quien sabe si por que la conocen de sobra) no tenían ningún miedo al equipo español y salieron a comérselo tanto en el sentido literal como en el figurado. Portugal planteó un partido tremendamente físico de presión en todo el campo y empuje continuo siempre al borde del reglamento (y en muchos casos mucho más allá, está claro que no tenían razón al quejarse tanto de la designación arbitral porque al final les favoreció) disputándole la pelota en todo momento a España y en ocasiones arrebatándosela. A esta forma de entender el fútbol contribuyó un activo banquillo luso que, al más puro estilo Mourinho, trató de desestabilizar tanto al equipo arbitral como a nuestro propio banquillo usando los peores trucos del oficio.


Nuestro combinado acusó esta forma de jugar tan física y tan contraria a su propia filosofía y acusó igualmente la baja forma de muchos de sus jugadores entre ellos Xavi y sobre todo Silva al que no le salió prácticamente nada de lo que intentó y que quizás si debió ayer cambiar la titularidad por el casi inédito Cazorla.

De todos modos y a pesar del evidente dominio de la situación lo cierto es que Portugal no concretó ese dominio en jugadas reales de peligro, muchas de ellas malogradas por la falta de puntería de su principal estrella y sobre todo por la risible actuación de otro de sus delanteros, el tal Hugo Almeida, que se mostró como un auténtico palo con ojos.

En estas circunstancias lo mejor que pudo suceder fue que llegara el descanso y la oportunidad de introducir cambios que la Selección reclamaba a gritos, los sustituidos en esta ocasión fueron el mencionado Silva y Negredo que cedieron el paso a Cesc y Navas. El barcelonista consiguió variar la sensación de impotencia mostrada hasta entonces al ejercer de enganche entre las diferentes versiones del ataque español, sobre todo al juntarse con Iniesta, en cambio la entrada de Navas no supuso demasiado desequilibrio al encontrase su banda muy tapada y al no poder entenderse con su compañero de lateral (Arbeloa). A medida que pasaban los minutos, y empezaba a resquebrajarse la férrea disciplina de juego portuguesa. estaba claro que sólo una genialidad de alguna de las figuras de ambos equipos podía romper el partido, algo que todos los aficionados nos temíamos que viniera más del lado portugués y así estuvo a punto de pasar cuando en un veloz contragolpe Cristiano falló de forma sorprendente en la mejor ocasión de su equipo.

A estas alturas estaba claro que importaba más el sudor que la retórica y Del Bosque dio entrada a Pedro por Xavi pensando ya más en la prórroga.  Curiosamente fue la ruptura del doble pivote la que dio paso a los mejores momentos de la Roja cuando Busquets se erigió como un coloso en la posición de medio centro y cuando Xabi Alonso por fin encontró algo que hacer en un encuentro al que hasta ese momento había asistido como espectador. Además el empuje de Pedro por banda y la creciente incorporación al ataque de Jordi Alba trajeron consigo por primera vez la sensación de peligro al marco rival en una serie de jugadas que no acabaron en gol de milagro. Seria injusto no obstante no hacer hincapié en que Pedro, Cesc y Navas hubieran tenido tan poco que hacer frente a la fuerte y compacta defensa de la Portugal de los primeros minutos como mucho podían haber hecho Negredo y Silva contra la rota y cansada zaga lusa en los últimos compases del juego.

De todos modos, y con la sensación de que se nos había arrebatado injustamente la victoria en el tiempo de prolongación, se pasó a la lotería de los penaltys. Nada que comentar del desarrollo de esa miserable práctica futbolística a excepción de algo que creo tener el deber de decir en honor a la verdad. Sergio Ramos nunca ha sido una figura especialmente odiada por la parte anti madridista de nuestro país que ha preferido más bien cachondearse de él casi siempre con buenos motivos para ello (no en vano su personaje es junto con el de Puyol –y ambos interpretados por el mismo actor- el más popular de la desternillante Cracovia). Pero ayer el ínclito defensa de Camas no sólo hizo una enorme actuación en defensa durante el encuentro (incluso se permitió  lanzar una falta con mucho peligro) sino que protagonizó sin duda el momento clave de la tanda de penaltys cuando, mientras el país contenía el aliento esperando el lanzamiento de un nuevo Sputnik como el que todavía debe estar circunvalando la tierra desde la semifinal contra el Bayern, el andaluz tuvo los santos bemoles de tirar a lo Panenka, una de las suertes más arriesgadas a la hora de encarar la pena máxima y que puede hacer que un jugador pase de la gloria al ridículo más descarnado en cuestión de segundos. Lo dicho señor Ramos, por una vez y sin que sirva de precedente “Olé sus cojones”. 


 
En fin España en su tercera final consecutiva, quién nos lo iba a decir y todo ellos tras un tormento que me ha dejado tan agotado que sinceramente me da igual a quien tengamos enfrente el domingo, sea quien sea espero que vuelva el tiqui taca y el rondó maldito y podamos volver a aburrirnos plácidamente como un mediodía de agosto en Torralba de los Cizones.              

No me gustaría finalizar esta crónica sin dedicar dos palabritas a cierto dandy madeirense. Para mí la imagen que define su carrera deportiva se resume en esa que mostró al delantero mirando al video marcador y atusándose su abrillantada cabellera antes de tirar una falta, un gesto mucho más revelador que ese en el que este individuo quiso reservarse para tirar el penalty definitivo (por más que este ultimo le haya dejado nuevamente en ridículo). Cristiano Ronaldo se despierta cada mañana y, en ese momento en el que Chuang Tzu no sabía si era un hombre o una mariposa, el luso no sabe en qué equipo juega ese día, tal vez porque el único equipo que le interesa es el de su propia soberbia. Es un solipsismo envuelto en gomina.







domingo, 24 de junio de 2012

Tirez sur le entraineur

gnoro si la persistencia de Del Bosque en la alternancia entre los dos modelos de juego a debate en esta competición (con o sin delantero centro) obedece a simple tenacidad o a un intento de contemporizar con los participantes en ese torturador debate. Lo cierto es que al viejo zorro le ha vuelto a salir bien dicha alternancia, hoy  invertida respecto a los dos partidos anteriores volviendo así al esquema del debut de la Selección, lo que se traduce en que el equipo salió con Cesc en la delantera.
De todos modos desde que empezara el partido el combinado nacional tuvo motivos más que sobrados para jugar con toda tranquilidad al encontrarse, de improviso, contra un rival que jugó posiblemente los 45 primeros minutos más flojos que se le ha visto a ningún equipo en lo que llevamos de competición (con la excepción de Irlanda lo que resulta aún más denigrante para los galos). España no tuvo en ningún momento sensación alguna de peligro (si exceptuamos alguna cabalgada de Ribery único jugador francés al que sus compatriotas no desearan quemar hoy en una hoguera de San Juan) y por el contrario pudo mover la pelota(o más bien marearla) todo lo que le dio la gana apoyándose en su poderoso cuadrado mágico siempre buscando esa jugada de ruptura que suele seguir a una posesión larga (estilo Barça vamos). Dicha jugada llegó en un pase de Iniesta a Jordi Alba que sirvió para que Xabi Alonso rematara a placer de cabeza.
A continuación España se dedicó a conciencia a dormir la pelota con pericia de anestesista en un tipo de juego que sólo sería criticable si el marcador fuera de empate (tal y como ocurrió el otro día contra Croacia), pero que con ventaja en el marcador es tranquilizador para tu equipo y enervante para el contrario, de hecho llamaba la atención cómo la obsesión por el control hacía que incluso alguna posibilidad de contraataque se frenara porque nuestros jugadores de centro de campo preferían la posesión al avance. De todos modos, y aun reivindicando esta forma de jugar al fútbol, yo y supongo que muchos otros- estaba empezando a pedir algo más de profundidad, de hecho a nivel también personal no dejaba de imaginar lo que hubiera hecho Navas en esa despoblada banda derecha en la que Arbeloa volvió a naufragar.
Esta sensación se convirtió en certeza cuando tras la reanudación Francia trató de dar un paso adelante para cambiar la asfixiante dinámica del partido, y aunque el equipo del país vecino apenas logró ocasiones de peligro (si exceptuamos un remate de cabeza que se fue por encima del larguero por muy poco), lo cierto es que se imponía un revulsivo a los cansados hombres de la zona ancha, Del Bosque respondió con un atrevido doble cambio que metió a Pedro y Torres en sustitución de  Silva y Cesc (que antes de retirarse pudo volver a marcar en una jugada calcada a la que abrió nuestro marcador frente a Italia) con la idea de que el canario hiciera lo que hizo Navas en el primer partido y que el madrileño repitiera lo que hizo en dicho encuentro pero a ser posible marcando. Pedro ofreció salida al equipo por su banda aunque estaba claro que su labor era más de clavar defensas e inquietar la retaguardia gabacha (vamos lo que toda la vida se ha llamado “delantero estorbo”) que la de buscar el segundo gol, a Torres por su parte no le salió absolutamente nada de lo que intentó y además se fue de vació con lo que, aplicando el baremo con el que en la penúltima entrada  nos pusimos de acuerdo que había que juzgar a un ariete, hizo un partido malo.
Cuando ya se vislumbraba el final del partido sin que, a pesar de los cambios a la desesperada de Laurent Blanc, variaría el rumbo de los acontecimientos, llegó una jugada de Cazorla (que había entrado en sustitución de Iniesta) que provocó el penalty a Pedrito y la posterior transformación de Xabi Alonso, excelente noticia que dos jugadores no habituales en la alineación volvieran a reivindicarse extendiendo así la sensación de que todos los seleccionados pueden tener su oportunidad (de hecho pediría que Llorente tuviera la suya en el próximo enfrentamiento).
No voy a decir que ha sido un buen partido pero sí que ha sido un partido que ha mostrado que la Selección española es capaz de afrontar con frialdad y profesionalidad cualquier encuentro independientemente de la importancia del mismo y de la categoría del rival, es decir que hemos jugado como ganadores lo que indica que efectivamente sí que hemos cambiado mucho respecto a la imagen que dábamos en el pasado.
Lo peor es el espantoso coñazo que nos espera los próximos cuatro días teniendo en cuenta el rival de semifinales, aunque a nivel particular me siento también algo satisfecho porque estoy convencido de que toda la parroquia culé apoyará ahora sí sin reservas a la roja frente a nuestro próximo contrario, no hay mal que por bien no venga.             

lunes, 18 de junio de 2012

Desidia







Es posible que empezar un partido en el que nos favorecían dos de los tres resultados posibles no sea la mejor manera de motivarse, es posible también que tras dos encuentros a un nivel físico y técnico aceptable los seleccionados hayan empezado a acusar el  cansancio muscular y emocional de una temporada (como tantas otras) agotadora o puede que una ordenada y eficaz defensa croata haya asfixiado al equipo durante buena parte del encuentro, lo cierto es que el partido ha resultado confuso y poco brillante.

España saltó al campo con el mismo equipo con el inició el encuentro anterior pero en esta ocasión Torres demostró que hay determinados partidos que no se le dan bien, y contra una selección que no es un chiste (como la de Irlanda) y una defensa tan pegajosa como la que hemos descrito antes su labor ha sido inútil, sólo al final cuando los croatas tocaron a degüello para intentar meterse en la siguiente fase se dieron las circunstancias precisas para que el delantero madrileño hubiera podido romper las hasta ese momento espesas líneas defensivas de los arlequinados pero para entonces Torres ya no estaba en el terreno de juego. De todos modos lo cierto es que al menos España es capaz de provocar alternancias en su juego cuando se introducen los cambios, al igual que en el primer partido fue la entrada en el campo de Navas la que dinamizó el juego español, algo que se puede extender a la posterior incorporaciión de Cesc. Asimismo al igual que fue Silva el encargado de llevar el peso en el ataque durante la primera parte, Iniesta (que hasta ese momento había estado algo apagado) se encargó de coger el testigo y llevar a cabo la misma labor en el segundo tiempo. En resumen que las variables en el juego son infinitas y el secreto (y la labor del entrenador) consiste en buscar la más adecuada. Por lo demás señalar algunas lagunas preocupantes en defensa (hoy prácticamente todos, con la excepción de Jordi Alba que además estuvo muy activo en ataque, cometieron errores de bulto) y en el centro de campo prosigue la sensación de extrañeza ante ese doble pivote Alonso-Busquest que sigue sin  justificar su existencia (ya se que esa táctica nos dio un Mundial pero sinceramente me gustaría ver jugar un partido en el que sólo estuviera presente uno de esos dos centrocampistas a ver qué pasaba).

En fin que tras pasar algunos apuros (incluyendo una ocasión de las gordas bien resulta por Casilla) al final España impuso su presencia arriba y una combinación entre Cesc, Iniesta y  Navas logró el gol tranquilizador. A cuartos y primeros de grupo, y esto es lo mejor que se puede decir de un partido no demasiado memorable en el que al final no supimos si existió cansancio o si es que salir a jugar un encuentro que no había obligación de ganar restó motivación, esperemos que haya sido lo segundo porque eso tiene fácil solución en cuartos, lo primero ya un poco menos. A ver quien nos toca mañana.      

jueves, 14 de junio de 2012

Give the people what they want







Vicente del Bosque es un hombre que se caracteriza sobre todo por dos aspectos: su capacidad para captar las exigencias de la opinión pública general y su buena estrella.

Esta noche dios muestras de conservar dichas características al saltar al campo con el mismo equipo con el que debutó en esta competición pero variando a Cesc Fábregas por Fernando Torres, encarnación de ese ariete tradicional cuya presencia exigía prácticamente todo el mundo. La jugada le salió a la perfección pues el jugador madrileño se reivindicó con dos goles de pura esencia ofensiva, el hecho de que el resto del partido estuviera a un nivel lamentable es algo completamente irrelevante, la labor de un delantero se mide exclusivamente por los goles que transforma, si marca ha jugado bien si no marca ha jugado mal, Torres marcó y basta.

Del resto del juego colectivo del equipo poco hay que contar pues la calidad del rival al que se enfrentaba (posiblemente el más flojo de toda la competición) impide calificarla con justicia, España se encontró con un gol tempranero que le permitió desprenderse de cualquier urgencia, solventar todo atisbo de reacción verde sin pasar el menor apuro, recuperar la pelota continuamente y merodear por el territorio irlandés con calma y paciencia buscando una goleada que puede tener su importancia a la hora de usar las matemáticas en el último encuentro de esta primera fase. Al final se consiguió una ventaja de cuatro goles lo que permitió incluso dar relevo a algunos jugadores cansados o demasiado revolucionados a la hora de hacer faltas, así como ir dando entrada a hombres que aun no habían disputado ni un minuto.

Sobre la enervante cuestión de si jugar con o sin un 9 de referencia lo cierto es que hoy se vio que contando con Xavi (Hernández), Silva e Iniesta pasándose el balón en pocos metros cuadrados y con las espaldas cubiertas por Xabi (Alonso) y Busquets esa polémica es un asunto menor, creo que con ese núcleo duro de buen juego cualquier delantero (llámese Cesc, Negredo, Torres o Pedro) tendrá al menos un par de ocasiones de marcar un gol, esto es lo que nunca debemos olvidar. El resto del equipo estuvo a un nivel acorde con el de sus compañeros más brillantes, incluso Arbeloa estuvo mejor que el otro día aunque claro teniendo en cuenta lo que había enfrente incluso Winston Bogarde se hubiese lucido.


 
España afronta el próximo partido con cuatro puntos en el bolsillo (lo mismo que Croacia, su siguiente rival), un encuentro que convendría ganar para no entrar en el delicado mundo del triple empate (algo que sucedería si empatáramos con Croacia e Italia venciera a Irlanda, algo que puede suceder perfectamente, sobre todo lo segundo). Supongo que Del Bosque no dará sorpresas y volverá a emplear la doble táctica de sus dos primeros partidos en el mismo sentido que hoy o en el inverso del pasado martes.

Por último no quisiera despedirme sin rendir homenaje a una característica muy típica de todas las selecciones británicas (y soy consciente de que muchos irlandeses me abrirían la cabeza con una botella de Guinness si me oyeran calificarles  como británicos)  que combinan el peor fútbol posible con la mejor afición probable.

  

   

domingo, 10 de junio de 2012

If nine was cesc


Vicente del Bosque resolvió la controversia sobre quién sería el delantero centro de España sacando a un equipo sin delantero centro. Se podría pensar que esta decisión obedecía a la conocida fama contemporizadora que tiene el seleccionador salmantino (para que no me digan nada de sí he puesto a este o al otro pues no pongo a ninguno)   pero lo cierto es que analizando el partido se puede decir que también había razones técnicas que apoyaban este esquema de juego.

La selección italiana planteó un sistema en acordeón concentrándose con casi todo el equipo  por detrás del balón cuando España poseía el esférico y plegándose hacia delante cuando recuperaba la pelota (algo que por cierto pasó con mucha frecuencia en la primera parte), en estas circunstancias, y siendo el sistema de juego elegido por nosotros poco predispuesto al recurso del contraataque,  lo más lógico era pues salir sin un ariete que hubiera tenido poco que hacer contra una defensa tan compacta como la de los italianos y fiar nuestra ofensiva a la capacidad para la combinación y el desmarque de Xavi, Iniesta, Silva y Cesc. Estos cuatro jugadores trataron durante buena parte de los primeros cuarenta y cinco minutos de romper la defensa contraria pero lo cierto es que sólo el talento (y sobre todo lo imprevisible de sus cambios de ritmo) de Iniesta consiguió desestabilizar dicha defensa y crear alguna sensación de peligro.

Italia jugó bastante bien en esta primera parte, defendió con acierto y se desplegó en ataque con rapidez, aunque sinceramente teniendo delante a Balotelli y Casano (¿de verdad no hay dos delanteros mejores que llevar a una Eurocopa?) no había demasiado que temer ya que el poco peligro que crearon fue solventado sin dificultad por Casillas.

No había razones para cambiar el sistema de juego en la segunda parte hasta que el previsible cansancio italiano diera motivos para ella, además España empezó a jugar bastante mejor con Xavi Hernández más adelantado y Jordi Alba más incisivo por su banda (la otra banda estaba totalmente inutilizada por el flojo partido de Arbeloa), de ahí que se crearan más oportunidades y más claras que en la primera mitad. Entretanto el seleccionador italiano  se cansó de ver a Ballotelli hacer el canelo y le cambió por Di Natale, al poco el recién incorporado recogió un balón a la espalda de los centrales (una jugada casi imposible de defender) y marcó un gran gol a Casillas. Paradójicamente fue acto seguido (en concreto cuatro minutos después) cuando la jugada que los nuestros llevaban todo el partido tratando de hacer, esto es una combinación rápida entre alguno de los jugadores de ataque, consiguió por fin llevarse a cabo cuando entre Iniesta, Silva y Cesc  lograron por fin perforar la meta de Buffon. Igualmente paradójico podría parecer que dos de estos jugadores (Silva y Cesc en concreto) fueran los elegidos por Del Bosque para ser sustituidos, pero a posteriori pareció una decisión acertada ya que nos encontrábamos precisamente en ese momento del partido antes mencioando en el que las líneas azzurras   se empezaron a resquebrajar y parecía el momento idóneo para que la rapidez de Navas o la de Torres (o la de Negredo o la de Julio Llorente en el caso de que hubiesen sido ellos los elegidos) hubiesen causado estragos pero no fue así porque a pesar de que Navas hizo lo suyo Torres falló un par de ocasiones muy claras volviendo a poner en primer término la principal controversia táctica que afecta a la selección (si obviamos la gilipollez de los rumores sobre la mala relacion entre Ramos y Piqué).

Al final empate a uno que no es ni buen ni mal resultado pero que deja la obligación de ganar los dos próximos encuentros sin posibilidad de error. Como conclusión decir que el esquema de juego sin un delantero centro claro parece ser valido siempre y cuando exista también un jugador capaz de abrir más el juego por banda (dado que los dos laterales titulares no parecen los más adecuados para hacerlo) y que el centro de campo sigue ofreciendo esa sensación de confusión de papeles entre Xabi Alonso y Busquets (uno de los dos sobra y por lo tanto hace que restar un jugador más en ataque), esperemos que el Seleccionador haya tomado nota por más que sigo pensando que el planteamiento del partido fue el adecuado.                     

jueves, 7 de junio de 2012

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martes, 5 de junio de 2012

Otra vez con más sentimiento

Para ir entrando en ambiente reeditamos la entrada de hace CUATRO años cuando por aquel entonces estábamos a las puertas de una nueva reedición de la Eurocopa faltaría sólo añadirme que aquella vez ganamos :)

Falta poco para que empiece la Eurocopa de Austria y Suiza y se impone hacer un ejercicio de memoria como el que ya hicimos hace dos años con los Mundiales de Alemania.

Sin embargo algo me pasa con esta competición. Para mí es un equivalente a la Copa del Rey en el fútbol nacional o la copa de la UEFA en las competiciones europeas por equipos. Es decir un acontecimiento futbolístico de segunda. De manera que, al contrario que con aquel post mundialista en el que podía recordar sin dificultad imágenes y emociones ocurridas veinte años atrás, aquí sinceramente he tenido que echar mano de la wikipedia más de una vez para refrescar la memoria. Vamos con la paella:


ITALIA 1980

Esta fue mi primera Eurocopa, bueno ya estaba vivo en las dos anteriores pero digamos que por aquel entonces tenía otras cosa en las que pensar tales como aprender a caminar, hablar y cosas por el estilo.

Nos tocó en un grupo bastante chungo: Italia, UK y Bélgica (la Eurocopa es notablemente más dura que los Mundiales ya que las peritas en dulce se han quedado por el camino y siempre toca jugar con selecciones más o menos potentes).

De todos modos el partido inicial resultó bastante esperanzador ya que conseguimos empatar con la anfitriona en un partido en el que recuerdo que Juanito estrelló un balón en el poste. En el siguiente nos tocó jugar con Bélgica, la revelación del torneo y que llegó a disputar y perder la final contra el mazo alemán, que nos ganó por dos a uno (recuerdo que el miserable de Pablo Porta no tuvo empacho en culpar de la derrota al portero Arconada) y nos torturó durante todo el encuentro con la táctica del fuera de juego (hoy afortunadamente casi desaparecida) a la que la selección flamenca era bastante aficionada.

La puntilla fue la derrota contra Inglaterra a pesar de que tuvimos la ventaja de disfrutar de dos penaltis, los dos tirados por Dani que sólo convirtió uno. Así terminó aquella aventura.


FRANCIA 1984

Uno de los escasísimos hitos de nuestro combinado nacional y el único que he tenido la oportunidad de presenciar.

Las perspectivas de todos modos no eran muy halagüeñas. España venía del desastre del 82, un desastre del que prácticamente sólo se habían librado Arconada y Camacho. Sin embargo la Eurocopa de aquel año fue precedida de un momento mágico, de esos que se cuentan a los nietos como si de un episodio de una Guerra Civil se tratara.

España se disputaba la clasificación con Holanda contra la que había perdido por uno a cero. Tocaba jugar el último partido de la fase contra Malta a la que había que meter once goles (cinco más de los que le metiera Holanda previamente) para contrarrestar el gol average desfavorable. Nadie (excepto Poli Rincón) creía en el milagro. El estadio sevillano (no recuerdo ahora cual) donde se disputaba el partido estaba medio vacío y todos los periodistas se lo tomaban como un trámite fastidioso. En los días previos al encuentro tuvieron lugar toda clase de acontecimientos chuscos (incluyendo una encuesta que decía literalmente “¿compraría usted a los malteses?”) entre los que destacó un plan ultrasecreto (desvelado por José María García) de la bufonesca federación española de fútbol que pretendía llevarse a los jugadores de Malta a una juerga flamenca con el ánimo de que acudieran al partido desmadejados. Digno de un guión de la época del landismo.

Al final como todo el mundo (hablo de “nuestro” mundo) sabe se produjo el milagro y a pesar de la desastrosa primera parte (un gol encajado y un penalti fallado) los goles fueron cayendo de uno en uno hasta completar los necesarios para la clasificación. Para la historia queda el video del partido y ese momento en el que José Ángel de la Casa (que soso nos parecía entonces y cuanto le echamos de menos en estos tiempos de retransmisiones futbolísticas dominadas por payasos sin gracia) abandonó su habitual sobriedad para transformarse por unos segundos en el gallo Claudio.


Aquello fue el comienzo de la famosa “flor en el culo de Miguel Muñoz”, una leyenda que se confirmaría más tarde como veremos.

Ya en Italia nos tocó en suerte Rumania, Portugal (que por aquel entonces no eran nada) y la vigente campeona. Los primeros partidos terminaron con sendos empates y un juego decepcionante. El tercero tocaba contra Alemania a la que valía el empate pero que estaba obsesionada con ganar aquel partido para que no le tocara Francia en la siguiente ronda. De nuevo nadie confiaba en el equipo nacional pero la flor culera volvió a germinar y en el minuto 90 Maceda marcó un gol inolvidable que dejaba a los hunos con tres palmos de narices y nos metía en la siguiente ronda.



Allí nos esperaba Dinamarca y, si no me equivoco, fue este el comienzo de larga y casi siempre provechosa tradición de encuentros entre las dos selecciones. De este partido recuerdo más que nada la tanda de penaltis donde el arbitro mandó repetir uno que había parado Arconada y donde el Manu Sarabia nos dio paso a la final que España había ganado exactamente 20 años antes.

Una final que también ha pasado a la historia pero por otros motivos. Contra la anfitriona la suerte se cobró todas las deudas que tenía con nosotros y así en el saque de una falta –inexistente- Arconada confirmó su leyenda de gran portero que no daba la talla en los partidos decisivos. Ya dos años antes, en los mundiales de España, Arconada había tenido mucho que ver en el ridículo que hizo el combinado nacional. El puesto de cancerbero es muy desagradecido. Si un delantero sólo necesita diez segundos para resolver un partido malo, un portero necesita sólo esos diez segundos para joder un partido perfecto. Sin él portero donostierra nunca hubiéramos llegado a la final pero siempre será recordado por esa jugada desgraciada al igual que Cardeñosa pasó a la historia seis años antes por su célebre no-gol contra Brasil. Algunos incluso quisieron ver algo más que una desgracia en ese jugada, seguramente la misma clase de idiota que se pone a fisgar en como llevan los calcetines los jugadores catalanes.



En fin así termino la última participación del equipo nacional en algo que valiera la pena contarse. Y ya han pasado 24 años



ALEMANIA 1988


Esta es una de esas eurocopas cuyo recuerdo (en cuanto a la participación española) se reduce a la mínima expresión. Por lo que dice la wikipedia nos volvió a tocar en suerte Italia, Dinamarca y Alemania. Yo sólo recuerdo el partido contra Italia y además muy vagamente. Me vienen imágenes difusas de balones colgados sobre el área italiana y rematados a la desesperada contra la muralla del catenaccio azzurro.

El gato al agua se lo acabaría llevando la gran Holanda de Gullit, Van Basten, Reijkaard y Koeman, único motivo por el que se recordará esa competición si dejamos aparte el horroroso diseño de camisetas que predominó ese año.



INGLATERRA 1996

Como habrán podido ver hemos dado un salto de ocho años en el tiempo y es que nunca llegamos a disputar la Eurocopa de 1992 siento este el único gran acontecimiento de competiciones nacionales en los que España no ha estado presente desde 1974.

Tampoco guardo muchos recuerdos de lo que sucedió en UK. Recurriendo de nuevo al oráculo virtual por excelencia veo que en la primera fase nos tocó con Rumania, Francia y Bulgaria. Dos empates y una victoria (contra los rumanos) nos volvieron a colocar en cuartos donde la anfitriona nos derrotó a los penaltis. Fallaron Hierro y Nadal. Nada más que contar en una Eurocopa que ganó Alemania y de la que no recuerdo que pasara nada digno de mención puesto que ya estábamos inmersos en la gran crisis del fútbol (al menos en cuanto a juego se refiere) que todavía nos dura.



PAISES BAJOS Y BÉLGICA 2000

De este partido a destacar dos hechos significativos. El primero se produjo en el partido inaugural de nuestro combinado contra Noruega donde el portero Molina tuvo un fenomenal fallo que nos costó la derrota y que significó su caída en desgracia con la roja. Otro ejemplo de la soledad del arquero.

El siguiente hecho memorable se produjo en el partido donde nos jugábamos el pase contra la siempre correosa Yugoeslavia. Recuerdo que el partido se jugaba por la tarde y yo tenía que trabajar, no obstante el hijo del jefe que también andaba por allí se trajo la tele de su casa para poder ver el partido en la oficina. Allí contemplamos como España, que faltando poco para terminar el partido iba perdiendo 3.-2, logró primero empatar merced a un penalti transformado por Mendieta ( que en lugar de correr hacia el centro de campo, puesto que el empate no nos servia de nada, se quedó celebrando el gol como un tolete mientras todo el mundo se cagaba en sus melenas) y obtenía la victoria ya muy pasado el descuento gracias al simpático Alfonso. Cuando eso sucedió estalló el jubilo en todo el país y me recuerdo perfectamente bailando la danza miposiana de la alegría con el hijo del jefe. Guardo una memoria especial de aquel momento puesto que el chico falleció un año más tarde en un accidente de tráfico.



Seguramente podría haber sido un momento aún más perdurable de no quedar minimizado por la eliminación de España a manos de Francia algunos días más tarde terminando así con la última aventura del tercio de Flandes.



PORTUGAL 2004

Otro fracaso oculto por la niebla del olvido (y sólo han pasado cuatro años) donde nos tocó con Grecia, Portugal y Rusia con el resultado de un empate, una derrota y una victoria respectivamente. Al final acabó ganando el trofeo Grecia marcando siete goles en seis partidos a pesar del desesperado esfuerzo colectivo porque esa mierda no se acabara alzando con el titulo de mejor equipo europeo. Lo que sucedió fue entendido como una muestra de la decadencia del balompié, quizás no fuera para tanto.


AUSTRIA Y SUIZA 2008

Y tras este, a veces mágico y casi siempre misterioso viaje por la historia personal del torneo europeo de selecciones llegamos al presente. Tras una fase previa con algunas derrotas dolorosas, otras victorias in extremis (gracias Iniesta) y un recorrido final bastante sólido llegamos a la fase definitiva tras un recorrido que podría ser denominado como “el gran coñazo Raúl” donde una serie de pelmazos periodísticos y de andar por la grada han estado dando la tabarra en una actitud que, paradójicamente, sólo puede denominarse como anti patriótica y que ha provocado que un individuo como Luís Aragonés acabe por caerme simpático no por sus cualidades propias sino por la repugnancia que causan sus adversarios (como me pasa con Rajoy sin ir más lejos). Presiento que con “zapatones” me pasará como con José Ángel de la Casa: le echaremos de menos como uno de los últimos representantes de una visión seria y austera del fútbol antes de que nos sumerjamos para siempre en delirios de bobochorrez y babas.

En fin pues nada, como siempre y a pesar del recuerdo de todas las decepciones, expectativas exageradas y culos al aire que nos trae el pasado allí estaremos de nuevo. Otra vez con más sentimiento.