miércoles, 27 de junio de 2012

A cabeza non para





Estoy hecho una mierda, mañana hablamos
 
Antes que nada unas palabras para los que declaraban aburrirse con el juego de España, ¿de verdad –si es que se trata de auténticos aficionados-no prefieren el pausado y frío juego de control que habíamos visto en encuentros anteriores antes que esta agonía de 130 minutos que –algunos- hemos sufrido ayer?. A lo mejor es que también me estoy haciendo viejo o a lo mejor es que estaba especialmente motivado contra el rival de ayer, pero lo cierto es que eché muchísimo de menos el flemático y cadencioso marear de la pelota que tuvimos contra Francia.

La única novedad del encuentro de ayer, en lo que a la alineación se refiere, fue que, dentro de la ya tradicional rotación de estilos que ha desarrollado  el combinado en esta competición, el papel del nueve le tocó sorpresivamente a Negredo. La elección tenía cierta lógica, después del fofo papel de Torres contra Francia y estando tanto Pedro como Llorente relegados al papel de revulsivo, era explicable que Del Bosque optase por un ariete fuere y resistente ante el tipo de partido que se avecinaba.

No se equivocó el seleccionador en lo referente a la clase de enfrentamiento que planteó Paulo Bento, pero está claro que Negredo no tuvo su noche, aunque hay que decir en su descargo que se enfrentó a la mejor versión posible de Portugal. El equipo luso era con mucho el más motivado de todos los que participaban en la Eurocopa, espoleado por la proyección mediática de algunos de sus jugadores y, salvo en el choque contra Alemania, por su progresión victoriosa en esta competición. Además los portugueses eran una de las escasas selecciones que (quien sabe si por que la conocen de sobra) no tenían ningún miedo al equipo español y salieron a comérselo tanto en el sentido literal como en el figurado. Portugal planteó un partido tremendamente físico de presión en todo el campo y empuje continuo siempre al borde del reglamento (y en muchos casos mucho más allá, está claro que no tenían razón al quejarse tanto de la designación arbitral porque al final les favoreció) disputándole la pelota en todo momento a España y en ocasiones arrebatándosela. A esta forma de entender el fútbol contribuyó un activo banquillo luso que, al más puro estilo Mourinho, trató de desestabilizar tanto al equipo arbitral como a nuestro propio banquillo usando los peores trucos del oficio.


Nuestro combinado acusó esta forma de jugar tan física y tan contraria a su propia filosofía y acusó igualmente la baja forma de muchos de sus jugadores entre ellos Xavi y sobre todo Silva al que no le salió prácticamente nada de lo que intentó y que quizás si debió ayer cambiar la titularidad por el casi inédito Cazorla.

De todos modos y a pesar del evidente dominio de la situación lo cierto es que Portugal no concretó ese dominio en jugadas reales de peligro, muchas de ellas malogradas por la falta de puntería de su principal estrella y sobre todo por la risible actuación de otro de sus delanteros, el tal Hugo Almeida, que se mostró como un auténtico palo con ojos.

En estas circunstancias lo mejor que pudo suceder fue que llegara el descanso y la oportunidad de introducir cambios que la Selección reclamaba a gritos, los sustituidos en esta ocasión fueron el mencionado Silva y Negredo que cedieron el paso a Cesc y Navas. El barcelonista consiguió variar la sensación de impotencia mostrada hasta entonces al ejercer de enganche entre las diferentes versiones del ataque español, sobre todo al juntarse con Iniesta, en cambio la entrada de Navas no supuso demasiado desequilibrio al encontrase su banda muy tapada y al no poder entenderse con su compañero de lateral (Arbeloa). A medida que pasaban los minutos, y empezaba a resquebrajarse la férrea disciplina de juego portuguesa. estaba claro que sólo una genialidad de alguna de las figuras de ambos equipos podía romper el partido, algo que todos los aficionados nos temíamos que viniera más del lado portugués y así estuvo a punto de pasar cuando en un veloz contragolpe Cristiano falló de forma sorprendente en la mejor ocasión de su equipo.

A estas alturas estaba claro que importaba más el sudor que la retórica y Del Bosque dio entrada a Pedro por Xavi pensando ya más en la prórroga.  Curiosamente fue la ruptura del doble pivote la que dio paso a los mejores momentos de la Roja cuando Busquets se erigió como un coloso en la posición de medio centro y cuando Xabi Alonso por fin encontró algo que hacer en un encuentro al que hasta ese momento había asistido como espectador. Además el empuje de Pedro por banda y la creciente incorporación al ataque de Jordi Alba trajeron consigo por primera vez la sensación de peligro al marco rival en una serie de jugadas que no acabaron en gol de milagro. Seria injusto no obstante no hacer hincapié en que Pedro, Cesc y Navas hubieran tenido tan poco que hacer frente a la fuerte y compacta defensa de la Portugal de los primeros minutos como mucho podían haber hecho Negredo y Silva contra la rota y cansada zaga lusa en los últimos compases del juego.

De todos modos, y con la sensación de que se nos había arrebatado injustamente la victoria en el tiempo de prolongación, se pasó a la lotería de los penaltys. Nada que comentar del desarrollo de esa miserable práctica futbolística a excepción de algo que creo tener el deber de decir en honor a la verdad. Sergio Ramos nunca ha sido una figura especialmente odiada por la parte anti madridista de nuestro país que ha preferido más bien cachondearse de él casi siempre con buenos motivos para ello (no en vano su personaje es junto con el de Puyol –y ambos interpretados por el mismo actor- el más popular de la desternillante Cracovia). Pero ayer el ínclito defensa de Camas no sólo hizo una enorme actuación en defensa durante el encuentro (incluso se permitió  lanzar una falta con mucho peligro) sino que protagonizó sin duda el momento clave de la tanda de penaltys cuando, mientras el país contenía el aliento esperando el lanzamiento de un nuevo Sputnik como el que todavía debe estar circunvalando la tierra desde la semifinal contra el Bayern, el andaluz tuvo los santos bemoles de tirar a lo Panenka, una de las suertes más arriesgadas a la hora de encarar la pena máxima y que puede hacer que un jugador pase de la gloria al ridículo más descarnado en cuestión de segundos. Lo dicho señor Ramos, por una vez y sin que sirva de precedente “Olé sus cojones”. 


 
En fin España en su tercera final consecutiva, quién nos lo iba a decir y todo ellos tras un tormento que me ha dejado tan agotado que sinceramente me da igual a quien tengamos enfrente el domingo, sea quien sea espero que vuelva el tiqui taca y el rondó maldito y podamos volver a aburrirnos plácidamente como un mediodía de agosto en Torralba de los Cizones.              

No me gustaría finalizar esta crónica sin dedicar dos palabritas a cierto dandy madeirense. Para mí la imagen que define su carrera deportiva se resume en esa que mostró al delantero mirando al video marcador y atusándose su abrillantada cabellera antes de tirar una falta, un gesto mucho más revelador que ese en el que este individuo quiso reservarse para tirar el penalty definitivo (por más que este ultimo le haya dejado nuevamente en ridículo). Cristiano Ronaldo se despierta cada mañana y, en ese momento en el que Chuang Tzu no sabía si era un hombre o una mariposa, el luso no sabe en qué equipo juega ese día, tal vez porque el único equipo que le interesa es el de su propia soberbia. Es un solipsismo envuelto en gomina.







9 comentarios:

Blogger El Impenitente ha dicho...

Empiezo a no tener edad para un partido con prórroga y penaltis.

Dos cosas tenía claras antes de la tanda: Casillas paraba dos y Ramos tiraba y marcaba.

Me sorprendió que tuviésemos gasolina en la prórroga. Se ve que tomamos vitaminas de resultado senoidal y el pico nos tocó entonces. Da igual. Ahora tenemos un día más de descanso. Todos al balneario. Nada de entrenar. Sauna, masaje, vitaminas y a la final.

¿Italia o Alemania? A Alemania le ganamos siempre. A Italia nunca. Ya saboreamos ganar a los franceses. Ganar una final a los italianos ya sí que elevaría el calificativo de histórico a la enésima potencia. A por todas.

28 de junio de 2012, 0:27  
Blogger Slim ha dicho...

ayer dije lo mismo, quiero a Italia! primero porque quiero que ganen a Alemania por mi amigo Giuseppe, que padece con nosotros todos los partidos. Pero también porque quiero ganarles una final. quiero. quiero. quiero!!

28 de junio de 2012, 0:39  
Blogger SisterBoy ha dicho...

Repito que tras lo de ayer me tomaré las cosas con calma

28 de junio de 2012, 11:07  
Blogger SisterBoy ha dicho...

Pues parece que al final serán los macarroni, bueno pues al tajo, al menos no hay ningún Gentile, Tassoti o Mazzerati que estropeen el espectáculo

28 de junio de 2012, 15:15  
Blogger Slim ha dicho...

a por el clásico!!
aunque ayer daba miedo Italia, mi madre que partidazo hicieron! y que goles tan bonitos de balotelli. y que abdominales!! :-)

28 de junio de 2012, 23:38  
Blogger El Impenitente ha dicho...

De acuerdo. Cristiano Ronaldo sólo quiere ganar el Balón de oro. Eurocopas, Mundiales, Ligas y Copas de Europa son sólo el medio.

Ha quedado demostrado que nuestro grupo en la primera fase sí que era el grupo de la muerte. De haber empatado a dos la final sería contra Croacia. Y dos días de descanso más tal vez sean nocivos.

Italia. Miedo me dan. Ganas (muchas) les tengo. A por ellos.

28 de junio de 2012, 23:50  
Blogger El Impenitente ha dicho...

Ahora que te releo, Sisterboy, sí que es una suerte que no juegue Mazzerati, que junto a Ferrari, Lamborghini, Lancia y Alfa Romeo conformaban una columna vertebral azzurra realmente pavorosa.

29 de junio de 2012, 0:54  
Blogger Deckard ha dicho...

Jajaja, he pensado lo mismo de Maseratti.

Son los quedan por ganar (sin contar penalties) así que tras ganar a Francia nada mejor que terminar con una victoria sobre Italia. A ver que se inventa Del Bosque.

Tenía sospechas sobre el rendimiento defensivo de Alemania y ayer se confirmó. Además Low decidió jugar con 10, porque Swanstaiger lleva toda la Eurocopa para el arrastre (y confirmó que tenía el tobillo hecho papilla). Así que el que tenga el balón ganará la final.

29 de junio de 2012, 2:40  
Blogger SisterBoy ha dicho...

Me equivoqué Materazzi más que un Mazzerati era un Fiat 1

29 de junio de 2012, 7:40  

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