Jornada V
Insólito partido imposible de analizar de forma lógica. La formación del Barça de hoy contaba con la novedad de la inclusión de Henry en la delantera, con Piqué en la defensa y con Busquets y Gudjonsen en el medio campo. Nada que destacar de ninguno de ellos excepto que Henry ha estado horrible (y no le salva el gol que metió porque si no mete eso ya es para cederlo al Torralba de los Cizones FC) y que Gudjonsen debe seguir siendo un revulsivo y no un titular y menos en la posición de medio campista para la que Dios no le ha llamado a este mundo.
De todos los equipos con los que se ha enfrentado en liga el Barcelona hasta este momento, el Espanyol era sin duda el rival más serio por que tiene un buen conjunto, porque lleva un par de años haciendo campañas aceptables y porque además les encanta meternos el dedo en el ojo.
Aun así en los comienzos del encuentro el Barça dominaba totalmente la situación maniatando al Espanyol en el centro de campo, desbaratando sus ataques y atacando a su vez con mucho sentido con lo que el partido tenía el tono de todos los que se han disputado durante la presente temporada incluyendo claras ocasiones (un palo y un tiro de Henry que se fue por poco).
Y luego llegan los pericos y en su primer avance provocan una jugada muy confusa llena de rebotes extraños y en la que Valdés hizo un despeje digno de un partido de volley playa aunque bien es cierto que le hicieron falta y el gol debió ser anulado. Y otra vez el drama, drama absurdo por cierto y más propiciado por el enrarecido ambiente culé que por la situación en sí (un gol en contra en el minuto veinte de la primera parte en la Jornada número cinco no es ninguna tragedia ni nada que se le parezca).
A partir de ese momento el Barça atacó predominantemente por la banda de Messi (una vez más un prodigio de técnica y entrega durante todo el partido) pero Henry siguió tan desafortunado como el resto del partido aparte de que el francés está negado para el remate de cabeza y un delantero centro debe dominar esa faceta del juego ¡o al menos intentarlo coño!.
Al final de la primera parte expulsión de Nené que siendo sinceros sólo sirvió para que en la segunda parte el Espanyol tuviera más excusa para enrocarse en torno a su área, excusa que por otra parte ni necesitaba ni nadie le iba a pedir.
Tras el descanso toque de trompeta y a la carga con un delantera pobladísima que ya en la primera parte contaba con la adición de Xavi y Valdés y que en la segunda se vio complementada por Etoo y Bojan sin que pareciera que nadie fuese capaz de abrir la lata. Los pases interiores eran casi siempre interceptados por la defensa españolista y los balones por alto no fueron rematados o lo fueron muy mal.
En ese momento tuvo lugar la interrupción que posiblemente será más comentada que el propio partido. Lo primero que hay que decir es que la presencia de los Boixos Nois en Montjuich no se debe a ninguna gestión del Barça que si por algo se ha caracterizado durante esta administración es por tratar de expulsar a los radicales del entorno del equipo, cosa que aplaudo pues nunca he entendido para que necesita nadie a esta clase de aficionados.
Así pues la culpa de que estuvieran allí y que entraran sus bengalas en una zona del campo aparentemente tan vigilada tendrá que ser adjudicada a otros. De todos modos el partido no se interrumpió por el lanzamiento de las bengalas sino por una amenaza de invasión de campo (los de mi autonómica decían que “el público quería huir de las llamas”, hay que joderse) y la verdad no creo que los incidentes hayan sido para tanto.
En cuanto a esos comentarios que critican la celebración de los goles azulgranas pues añadir que quien piense que dicha celebración podía ocasionar más incidentes es que sabe de esto lo mismo que un guayanes, o lo que es peor, es un jodido mentiroso de esos que buscan el drama hasta en la muerte de una hormiga.
Reanudado el partido todo siguió como antes. Aquí no valían ya tácticas de ninguna clase, se trataba de ir a la carga y esperar a que el talento o la fortuna surtieran efecto. Y fue lo segundo. La misma fortuna que se nos había negado con los palos nos sonrió por una vez y ya era hora. En el único error españolista Henry empujó el balón con lo cual se salvaban un poco los muebles y yo particularmente daba por bueno el empate para que nos vamos a engañar porque parecía que no podíamos marcar de otra manera que de churro. Además empatar con el Espanyol en su campo entra dentro de lo admisible (del mismo modo que no es admisible perder contra el Numancia o empatar en casa con el Racing).
En esto llegó el penalti. ¿Lo fue? bueno es cierto que el defensa toca el balón pero también derriba a Etoo. Podría haberlo pitado, podría no haberlo pitado. No es una jugada clara. Yo para ser sinceros creo que no es penalti. Pero en la primera parte tenemos una mano muy clara de otro defensa del Espanyol con lo que estamos en el mismo caso: pitar penalti hubiera estado justificado, no pitarlo también. Para los que hablan de que el arbitro favoreció al Barça decir que, como suele ser habitual, Medina Cantalejo es simplemente un mal arbitro que le encanta ser el protagonista.
En fin una victoria dramática (confieso que baje el volumen y me negué a mirar a la pantalla durante la transformación del penalti) y está claro que vamos a seguir sufriendo. Lo hacemos todo bien menos marcar. Hay que buscar soluciones a eso aunque yo sinceramente desconozco cuales podrían ser.
Me alegro por esta victoria porque así callaran los cañones que, tres segundos antes de que Etoo recibiera la pelota en esa última jugada, ya estaban cargados. Además detesto a los pericos.
Ahora les dejo que me voy a reír un rato con el tabobo de Guasch que está hablando en “El Larguero”.