domingo, 29 de enero de 2012

Jornada XX



El lento goteo de bajas que se inició con la lesión de Villa en el Mundial de Clubes tuvo su cenit en el partido del pasado miércoles y en los días que le siguieron. La gota que colmó el vaso (volviendo a usar el símil del goteo) fue lo de Iniesta.

En cierta ocasión, con motivo de una gira de la folklórica por los Estados Unidos, el periódico “The New York Times” definió la actuación de Lola Flores con estas palabras: “Lola Flores, no canta, no baila, no se la pierdan”. Casi lo mismo se podría decir del genio de Fuentealbilla: “no marca goles, no da asistencia, no podemos vivir sin él”. La importancia de Iniesta en el equipo la marca más su ausencia que su presencia, cuando no está, como en el caso del partido de ayer, el equipo se resiente. Xavi por sí solo no se basta para mantener el control, la protección de la pelota y la distribución del juego sin contar con la ayuda de su mejor socio en el campo. Las alternativas no parecen plausibles, Busquets, por mucho que haya mejorado notablemente en su juego, no parece el adecuado para servir de alternancia a Xavi, y está claro que Cesc es más un delantero de primer toque que un auténtico interior. Si a esto le añadimos la presencia ayer en el campo de un solo delantero teórico (Messi) y otros factores más intangibles como el cansancio físico de la acumulación de partidos y el emocional de la última eliminatoria de copa el resultado fue que el Barça disputó un primer tiempo muy flojo. En muchas etapas de estos primeros cuarenta y cinco minutos se perdió el control del partido y se volvieron a repetir los errores en el pase que se han prodigado en las últimas semanas de competición.

Por si fuera poco el juego de ataque se mostró desesperanzadoramente romo con una banda izquierda inexistente (Adriano no dio señales de estar jugando este partido al menso en sus primeros cuarenta y cinco minutos) y un Messi obligado a llevar todo el peso de la ofensiva y con tremendas dificultades para poder combinar con Cesc o Alves. No obstante de las botas del argentino llegaron las mejores ocasiones, una de ellas un mano a mano contra Diego López en el que la pulga optó por un picado que salió fuera por muy poco, quizá no fuera la mejor elección pero en el caso de entrar es el típico gol que a todos los aficionados al Barça y al fútbol en general hace que se nos caiga la baba, ayer no salió y no hay nada más que hablar. En la segunda ocasión Messi sirvió un pase a Cesc que el canterano retornado no pudo controlar.

Tras el descanso el equipo salió con mucho más brío consciente de la gravedad de no obtener la victoria. El Villareal por su parte cedió mucho más terreno que en el primer tiempo, posiblemente por acusar el esfuerzo de una primera parte bastante buena. El resultado es que aumentó la sensación de peligro. Guardiola intentó añadir más mordiente al ataque con la entrada de Alexis, Thiago y Tello, precisamente las buenas sensaciones que dejó el jugador del filial durante los minutos que estuvo en el campo se puede considerar la única noticia esperanzadora del partido de ayer. No obstante repito que en esta fase del juego el equipo buscó con ahínco y talento el gol algo que lamentablemente al final no sucedió aunque por muy poco.

Otros dos puntos perdidos fuera de casa (y ya van trece) y la diferencia que aumenta a siete. ¿Está la liga perdida? Matemáticamente no y sólo con eso debería bastar para no arrojar la toalla. Para revertir la situación en teoría tendríamos que ganar todos los encuentros restantes (incluyendo naturalmente el clásico) y sentarnos a esperar a que ellos al menos empaten dos de los suyos y no hay ninguna razón lógica para pensar que ellos no puedan perder contra nosotros y empatar dos partidos más, aunque tampoco hay razón lógica para esperar que nosotros ganemos todos nuestros partidos. Hasta que tal cosa suceda (o no) aquí estaremos. De momento el miércoles tenemos motivos para otra crónica y no como otros…

jueves, 26 de enero de 2012

Mal por bien


OK con el tensiómetro por fin a 13-10 vamos con el comentario.

El Madrid tuvo ayer cosas que no tuvo hace una semana. En primer lugar tuvo a Ozil y Kaka (sobre todo a Ozil) lo que se traduce en: gente que sabe qué hacer con la pelota cuando la tiene en los pies. Pero sobre todo tuvo algo más importante, tranquilidad.

El hecho de acudir a un partido de vuelta con la eliminación prácticamente asegurada hizo que el equipo merengue se liberara de las tensiones y complejos variados que han venido acumulando a lo largo de cuatro años, se puede objetar que en las otras eliminatorias que han tenido lugar contra nosotros (partidos de vuelta de Champions y Super Copa) tenían a priori un ambiente parecido pero la diferencia es que hay mucha gente (incluidos los propios jugadores) que empiezan a estar hasta las narices de hacer el chimba frente al eterno rival por culpa de la racanería marca de la casa de Mourinho.

El Madrid salió pues más con la idea de hacer un buen papel que con la idea de hacer un buen resultado, y paradójicamente le salió uno de los mejore encuentros que han disputado contra nuestro equipo. En esta ocasión no se limitó a esperar al Barcelona buscando el contraataque sino que subió a presionarle lo más arriba posible sin temor esta vez (siguiendo la susodicha teoría “from lost to the river”) a que el equipo local pudiera combinar de forma matadora cogiendo la espalda a los hombres de arriba. No es que en esta primera fase del juego el Madrid tuviera demasiadas oportunidades (si salvamos la increíble empanada de la defensa local en los primeros catorce segundos), pero lo que sí ofreció fue una inquietante y permanente sensación de que podía crearlas en cualquier momento, gracias sobre todo a la ya mencionada buena actuación de Ozil que se hartó, en estos primeros minutos y prácticamente durante el resto del partido, de recoger la pelota y llevarla (jugándola con el pie) hasta una zona en la que poder conectar con Ronaldo o Higuaín. El Barça por su parte tuvo bastante problemas de circulación en esta fase del encuentro, la defensa tenía problemas para salir con el balón jugado (por añadidura Piqué y Pinto se dedicaron a poner de los nervios a la parroquia durante todo el encuentro), en el centro de campo Busquets y Xavi se veían ahogados entre la voluntariosa presión blanca poco más o menos como la delantera en la que además Cesc volvió a tener una actuación muy gris.

Sin embargo, y como mucha gente se ha hartado de comentar en las últimas 24 horas, al Madrid que le sobró juego le faltó lo que no suele faltarle nunca: la tan cacareada pegada. El Barça por su parte aumentó sus problemas de circulación con la pérdida (por lo que se ve de un mínimo de tres semanas) de Iniesta, aunque por el contrario con la entrada de un super motivado Pedro (más nos vale que lo esté porque ahora sí que le vamos a necesitar al cien por cien) aumentó la verticalidad del equipo. En ese preciso momento Messi decidió volver a emular una vez más el recuerdo del compatriota con el que más se le compara o ya me dirán si lo de anoche no fue calcado a esto.



El primer tanto azulgrana resultó un mazazo para el Real Madrid, y cuando al filo del descanso llegó el gol de Alves (uno de esos que sólo entran una vez en la vida por más que me temo que el brasileño lo volverá a intentar al menos dos veces por partido en lo que le queda de vida profesional) parecía que todo había terminado.

Lo que le sucedió al Madrid en la segunda parte no se puede justificar con la, también, tan cacareada garra y pundonor merengón, en todos los partidos en los que les hemos bailado también sacaron dichas cualidades a relucir sin ningún provecho, lo sucedido se explica más bien por un decaimiento físico de nuestros jugadores (la acumulación de partidos y la cortedad de la plantilla siguen pasando factura y además por una vez éramos nosotros los que teníamos que correr detrás de la pelota) y por una actitud un tanto distante en torno a un encuentro aparentemente ganado y a una eliminatoria aparentemente resuelta. Aun así no hubieron demasiados sobresaltos hasta que al filo de la mitad del segundo tiempo Ozil sirvió un pase a Cristiano Ronaldo que una vez más se fue de su marca y tras sentar a Pinto marcó un gol que nadie supo bien cómo tomarse, nadie excepto el Real Madrid.

Mourinho ya había echado el resto hacía algunos minutos dando entrada a Granero y Benzemá, el francés en concreto (incomprensible que no jugara desde el principio el en lugar de un Higuían bastante discreto), capturó un mal pase de Piqué y con habilidad sorteó a cuantos se le pusieron delante y puso el empate a dos en el marcador y un nudo en la garganta en la parroquia. No vi lo que pasó después, al menos en directo, sí tuve ocasión de hacerlo después con más tranquilidad y tengo que decir que en los últimos minutos el Barça volvió a ponerse las pilas y estuvo más cerca el 3-2 que el 2-3, una reacción qué, como sucedió en el caso del reciente partido en Cornellá, pudo haber llegado muy tarde.

Final del partido y todos contentos, nosotros hemos pasado a pesar de no haber hecho un buen partido y el Real Madrid puede sentirse satisfecho de que no sólo no ha salido vapuleado de un clásico sino de que además se puede decir que en líneas generales jugó mejor que el Barça. Sin embargo esta sensación no deja de ser un arma de dos filos, muchos madridistas (o al menos los que no han sido abducidos por el lado oscuro) se acuerdan ahora más que nunca de la cicatera y sombría táctica del partido de ida y se preguntan qué hubiera pasado de intentar jugar dicho partido tal y como se jugó ayer. La respuesta está esta soplando en el viento





Por último me gustaría hacer una mención al árbitro de ayer, Fernando Teixeira cuya actuación me parece un preclaro ejemplo de que las teorías conspiratorias no son más que cuentos de vieja. Como nos hemos hartado de decir (al menos yo lo he hecho en este blog) los árbitros sólo pitan a favor de un equipo: el equipo llamado “No me complico la vida F.C.”. Pasando por alto faltas que se pitan en el centro de campo pero nunca en el área, o del hecho que de en España una tarjeta amarilla no significa una advertencia sino una patente de corso, hay dos lances del juego que me parecen reveladoras a este respecto. En uno de ellos el trencilla perdona una clarísima segunda amarilla a Lass Diarra, y lo que es peor lo hace poniendo una cara de “lo he visto pero me la envaino”. El segundo lance tiene lugar cuando pita el final del partido con sólo tres minutos de descuento y cuando se iba a sacar una falta a favor del Real Madrid poniendo una cara de “como esto acabe en remontada me van a linchar”. Así pues todo se resume en una filosofía muy sencilla: “no pites penalty a no ser que un defensa atrape el balón con la mano y la retenga treinta y siete segundos, o por lo menos pítalo a favor de un equipo que vaya ganando siete a cero” o bien “no expulses a nadie haga lo que haga salvo que sea el minuto 89”. Una filosofía que no perjudica a un solo equipo sino a todos, una filosofía que perjudica al fútbol.

Pero bueno quedémonos una vez más con lo bonito.

miércoles, 25 de enero de 2012

Hablamos mañana...

...que tengo una cita con el tensiómetro.

domingo, 22 de enero de 2012

Jornada XIX



Los partidos como el del pasado miércoles pueden tener consecuencias diversas en otro que se juegue tres días más tarde. Puede que el equipo, insuflado aún de la tensión de un encuentro al máximo nivel salga a tope o puede que dicha tensión actúe a la inversa y los jugadores salgan anímicamente algo desinflados. Hoy no sucedió ni lo uno ni lo otro, se trató de un partido rutinario lo que hablando del Barça se traduce en un partido casi perfecto.

Pensando en el partido de vuelta de la próxima semana (encarrilada mas no resuelta), Pep dio descanso a Puyol, Xavi y Cesc, la ausencia más notable era por descontado la del mejor centrocampista del mundo. Cuando Xavi no juega normalmente son varios de sus compañeros los que tienen que hacer su trabajo, en teoría Thiago era el elegido para ello pero al final, y como suele ser norma siempre que juega, el canterano se movió por diversas demarcaciones del campo sin que quedar muy claro cuál era la que pertenecía y en consecuencia, como suele ser habitual también, su figura quedó algo desdibujada en el conjunto del equipo. Fue al final Sergio Busquets (en uno de sus mejores encuentros) el que asumió sus propias funciones y las de su compañero ausente.

En cuanto a las demás novedades de la alineación decir que Mascherano cumplió con creces su papel en la defensa sin cometer apenas errores (por más que sigue siendo un jugador al que resulta inquietantemente fácil pillar a contraríe) y Adriano hizo un partido excelente como extremo que se concretó en una asistencia en el primer gol y el pase que acabó provocando el segundo.

Sin embargo el de hoy fue una vez más el partido de Leo Messi. El argentino llevaba varios encuentros un poco por debajo de su nivel habitual pero hoy volvió por sus fueros con tres tantos (un gran remate de cabeza y dos jugadas personales marca de la casa, sobre todo la del tercer gol) que pudieron ser cinco amen de varias asistencias que provocaron situaciones de peligro.

Poco más que comentar de un partido excelente en el que casi todos los jugadores desempeñaron un papel sobresaliente y en el que el contrario de turno no pudo contar sino con algunas ocasiones en la primera parte (en concreto tres solventadas de forma magistral por nuestro guardameta) y un breve periodo de dominio cuando los nuestros bajaron la guardia, algo que hoy, con una ventaja de cuatro goles en el marcador, se les puede perdonar.

Mientras escribo estas letras el Real Madrid, en plena depresión post partido contra el Barça, no ha comenzado todavía su encuentro contra un duro rival tras unos días en los que crecen las dudas en torno al hasta hace poco intocable Mourinho. Un tropiezo hoy seguido de una eliminación el miércoles haría que esas dudas crecieran cual baobab en época monzónica. Sería un buen momento para iniciar la remontada en liga. Ya veremos que pasa

jueves, 19 de enero de 2012

Blue Suede Shoes



Ya comentamos en su día, con motivo del partido de liga en el Bernabeu, el rumor de que Mourinho pretendía jugar dicho encuentro de forma netamente defensiva a sabiendas de que incluso un empate era un resultado que le favorecía, el mismo rumor afirmaba que sus jugadores (con el capitán a la cabeza) le convencieron de que una táctica como esa no sería admisible para la parroquia merengue. El resultado final fue que el Madrid volvió a ser vapuleado por el Barça.

Por lo que se vio ayer en el campo el entrenador portugués estaba dispuesto a no pasar por lo mismo a cualquier precio e independientemente de la opinión general, planteó un encuentro con el único objetivo de no encajar un gol incluso aunque su propio equipo se quedará también a cero. La consecuencia fue una alineación delirante en la que el talento acumulado en punta (Cristiano Ronaldo, Benzema e Higuain, tres jugadores capaces por sí solos de desequilibrar cualquier encuentro) se compensaba con un centro de campo completamente ausente de cualquier rastro de talento, excepción hecha de Xabi Alonso y eso con reparos, volcado en una tarea destructora y de marcaje y con una defensa insólita en la que llamaba la atención el casi inédito Altintop junto al no menos infrautilizado Coentrao e incluso un Carvalho que volvía al terreno de juego después de una ausencia de meses. El Barça en cambio saltó al campo con la mejor y la más lógica alineación posible esta vez definida por un claro 4-3-3 consciente de que esta clase de eliminatorias se ganan más en los partidos de ida que en los de vuelta.

Los primeros compases del juego marcaron claramente las intenciones de ambos equipos: el Madrid cedió por completo el balón al Barcelona dispuesto a vivir exclusivamente de recuperar el balón y contragolpear y de buscar mediante pases largos (incluso desde su propia portería) a los hombres de cabeza. Durante la primera fase del encuentro la táctica funcionó a la perfección pues el Barcelona no era capaz de perforar la triple línea defensiva que tenía enfrente y en cambio, en la primera jugada de contraataque que pudo armar el equipo local, Cristiano Ronaldo hizo valer su rapidez para batir a Pinto en un tanto que fue más demérito de Piqué que del guardameta copero, por más que el comentarista de Canal Plus –supongo que se trataba de Carlos Martínez- se empeñara en lo contrario de una manera que rozó el sadismo.

No era ni mucho menos la primera ocasión en la que el Barça se veía obligado a jugar con el marcador en contra frente al Real Madrid y, como en aquélla ocasión pretérita, el equipo no perdió los nervios ni la concentración convencido de que al final podía imponer su indudable superioridad. Fue en ese delicado momento del encuentro cuando el equipo local comenzó a perder la partida. Decididos a mantener a cualquier precio una ventaja muy favorable en una doble eliminatoria, los blancos renunciaron a cualquier táctica que no fuera el pelotazo (una forma desembarazarse del balón que en ocasiones bordeó el ridículo como así lo hicieron notar los buenos madridistas que todavía quedan en el Bernabeu). El Barça por su parte fue ganando terreno poco a poco cargando el juego por el lado de Iniesta, que una vez más se vio obligado a llevar el peso del ataque, algo a lo que no le pudieron ayudar un superado Cesc y un agobiado Messi. Alexis por la otra banda hizo su particular contribución a la hora de horadar el espero muro defensivo madridista en una labor plena de garra y sentido del desmarque. Un trabajo notable el de ambos jugadores, máxime cuando, como hemos comentado, Cesc y Messi no pudieron ayudarles a ello así como tampoco Alves al que supongo que Pep, prudentemente, indicó que no era hoy el partido ideal para hacer sus habituales correrías en campo contrario teniendo en cuenta el peligro de dejar a los hombres de cabeza del Madrid a su espalda.

Aunque se llegó al descanso con la desventaja en el marcador era difícil sustraerse a la sensación de que el Barça tenía ya controlado el juego, a partir del gol de Cristiano los azulgrana dispusieron de al menos tres ocasiones de gol, dos de ellas muy claras. El Madrid en cambio daba muestras de un total desentendimiento de juego de ataque, por más que tuviera a tres grandes delanteros arriba, la ausencia de un volante de enganche que asistiera a dichos delanteros de balones en condiciones hacía su presencia irrelevante en muchas fases del juego.

La puntilla llegó cuando nada más reanudarse el encuentro Puyol coloco uno de sus escasos, pero asesinos, remates de cabeza asestando un tremendo golpe moral a los blancos. Consciente de que el marcador había cambiado de satisfactorio a muy peligroso, Mourinho trató de enmendar el sentido del encuentro dando entrada a Ozil (que sustituyó a un Higuain completamente fuera del juego y no enteramente por su culpa) para tratar de acortar la inmensidad de la separación de sus líneas defensivas y ofensivas. Nada se pudo hacer, el Madrid no logró volver a jugar al contraataque porque el Barça, que ahora remaba a favor de marcador, no se volvió a dejar coger la espalda, y cuando los madridista trataron de llegar de forma masiva al área azulgrana, la ausencia de un jugador desequilibrante en esta forma de ataque (Ozil no fue el talismán esperado, posiblemente sólo Kaka podría haber contribuido a hacer el juego que su equipo necesitara) volvió sus esfuerzos baldíos, por añadidura unos inoportunos problemas musculares de su mayor estrella (unidos al impecable trabajo defensivo de Abidal) le dejaron fuera de cualquier posibilidad de volver a influir en el resultado. Un cabezazo al poste de Benzema fue prácticamente el único balance en ataque del equipo local durante el segundo tiempo.

El Barça por su parte, jugando de forma tremendamente cómoda y con un marcador muy favorable a sus intereses, buscó aumentar la ventaja con tranquilidad, lo consiguió mediados los tres cuartos de la segunda parte cuando Messi (prácticamente en la única jugada en la que pudo mostrar su calidad) sirvió una soberbia asistencia a Abidal que el lateral francés remató con sangre fría y chulería poniendo la guinda a un partido de ensueño a nivel personal.

Ahí se puede decir que terminó todo, el Madrid siguió intentando maquillar el marcador con la misma efectividad que un pollo sin cabeza y con la pesadumbre de saber que ni siquiera marcando dos goles (algo inconcebible desde cualquier punto de vista) podría obtener algo lejanamente parecido a un buen resulatdo. Final del partido y nueva victoria en el marcador y en la filosofía de juego del Barça, será muy difícil (aunque no imposible, ojo) que el Real Madrid pueda dar un vuelco a la eliminatoria, pero es seguro que el único error que nunca cometerá Pep será el del exceso de confianza.

Ahora vamos con “lo otro”.





Después del nauseabundo espectáculo de la Súper Copa española el primer encuentro liguero del clásico fue un partido aceptable en el plano deportivo. Nada hacía pensar que la eliminatoria copera fuera por derroteros distintos, máxime cuando el ambiente previo al partido era de relativa normalidad, incluso podríamos decir que se afrontaba el encuentro de forma casi rutinaria.

Pero una vez más y por desgracia recordaremos otro Barça-Madrid por razones extradeportivas. De nuevo el sempiterno canguelo arbitral, horrorizado ante la perspectiva de señalar cualquier acción irreparable, permitió que la violencia se adueñara del terreno de juego. En este contexto considero la intencionada agresión de Pepe a Leo Messi casi lo menos grave de lo que pudimos ver ayer, para mí con mucho lo peor fue la manera en la que Muñiz Fernández se comió una descarada entrada de Sergio Ramos a Alexis o cómo permitió que Xabi Alonso acabara el encuentro sin amonestación cuando se pasó los 94 minutos del partido repartiendo leña a diestro y siniestro o cómo perdonó la expulsión de Carvalho que protagonizó de lejos la acción más peligroso del partido al lanzar una patada alevosa a la altura de la rodilla a Messi.

Repito que lo de Pepe no es más que una anécdota en la desgraciada carrera de este jugador al que, al menos parte del Bernabeu y una parte mayor del madridismo (del auténtico añadiría de nuevo) ha dejado ya de reírle las gracias.

A pesar de todo sigo sin ser partidario de rearbitrar los partidos, posiblemente no se actuará de oficio y no creo que el Barça deba solicitar dicha actuación (algo que sería entrar en una dinámica desagradable y que incluso podría acabar volviéndose contra nosotros). Que la vergüenza de unas imágenes, que una vez más van a dar la vuelta al mundo, sea suficiente castigo para un equipo que hace tiempo que eligió barcos sin honra y que posiblemente acabe quedándose sin ninguno de los dos.


lunes, 16 de enero de 2012

Jornada XIX



Me gustaría dedicar el resumen de la pasada jornada a todos aquellos que consideran la liga como un enfrentamiento a doble partido entre los dos mortales enemigos y que considearn el resto de encuentros como un mero trámite. Tanto el Barça como el Madrid pudieron haber empatado (o incluso perdido)perfectamente sus respectivos enfrentamientos con el Mallorca y el Betis dejando una vez más en ridículo a todos los que se esfuerzan por condenar la competición cuando ni siquiera ha terminado la primera vuelta.

Centrandonos ya en el partido de ayer Guardiola optó de nuevo por el 3-4-3, táctica casi siempre exitosa pero que a parte de la parroquia le pone de los nervios. Desde unj punto de vista estratégico es una forma de jugar que se justifica en el hecho de que sumando la presencia de tres jugadores de ataque y de cuatro centrocampistas (tres de ellos con clara vocación ofensiva) se obtiene una superioridad incontestable que obliga al equipo contrario a pasarse prácticamente todo el partido defendiéndose sin ni siquiera pensar en pasar a la ofensiva. Pero qué duda cabe de que cuando el equipo que tienes enfrente tiene algo de enjundia y tu defensa no está al 100% el 3-4-3 es un arma de dos filos.

Durante la primera parte cuando la distribución del juego estuvo de nuestro favor se marcaron dos goles con tremenda facilidad, en ambos intervino decisivamente Alexis que cada vez se va consolidando no ya como goleador sino como jugador de banda y pasador, gran noticia. En cuanto el Betis se decidió a ir por el partido se produjeron gran número de jugadas de peligro sobre todo cuando los visitantes aprendieron a cogerle la espalda a un Mascherano que ayer hizo un buen y mal partido, la parte mala vino cuando se le pidieron hacer cosas que en este equipo sólo pueden hacer Piqué o Puyol.

Producto del desdoble bético vinieron dos goles que pusieron nuevamente la liga en el filo de la navaja (por más que sigo pensando que un empate o incluso una derrota no pueden decidir nada a estas alturas de la competición), fue en ese momento cuando el equipo reaccionó (al igual que en la jornada anterior aunque con más tiempo por delante naturalmente) apoyado en algunas variaciones tácticas de Guardiola que sustituyó a Cuenca por un Alves polivalente capaz de echar una mano en ataque y al mismo tiempo tapar su lateral. El equipo puso los cinco sentidos en romper el empate algo que consiguió gracias al chileno Alexis que dio una muestra de cuales son las cualidades para las cuales fue fichado.

Un poco antes había tenido lugar una jugada de lo más interesante: Andres Iniesta fue objeto de un penalty tan claro que el árbitro no tuvo más remedio que no pitarlo y además sacarle tarjeta amarilla al manchego. El colegiado actuó de forma cobarde por partida doble, la primera fue una cobardía víctima de un acto reflejo, la segunda vino de una reflexión a posteriori que le condujo a una expulsión y a otro penalty, dos jugadas que posiblemente no hubiese señalado si hubiera hecho lo que tenía que hacer desde el principio.

En fin, al final se ganó el partido pero prosiguen las incertidumbres, mañana más.

lunes, 9 de enero de 2012

Jornada XVIII



Antes que nada hay que decir que si los pericos quieren hacer de ponerle trabas al Barça su único objetivo en la liga y en la vida, allá ellos. Tienen perfecto derecho a hacerlo, lo mismo que el resto de los equipos que (como sostiene la parroquia culé más recalcitrante) parece esforzarse al máximo para puntuar ante los nuestros y luego ponen la alfombra ante las hordas blancas.

Tampoco vamos a decir nada del árbitro, y mucho menos que su decisión de no pitar el penalty de ayer obedezca a alguna clase de complot, posiblemente si el hipotético beneficiario de ese penalty hubiese sido el Real Madrid hubiese pasado lo mismo, pitar una pena máxima en el descuento es algo que muy pocos se atreven a hacer. Contra eso tampoco se puede hacer nada.

A mí lo que me interesa de verdad es analizar el partido y el juego desplegado por los de Guardiola en un campo que es, siempre ha sido y siempre será un territorio minado. Se ha destacado mucho el hecho de que la alineación inicial fuese idéntica a la que triunfó hace unas semanas en el Bernabeu pero eso sólo quiere decir que Pep estaba convencido de que el de hoy era una de las grandes citas de la temporada a nivel no sólo futbolístico. Desgraciadamente el equipo no saltó con la misma filosofía y posiblemente aquí resida una de las claves del partido.

De todos modos el Barça no jugó un encuentro tan malo, al menos en la primera parte, con Messi y Cesc moviéndose por zonas indefinidas del campo, Alexis en la siempre sacrificada posición de extremo (una posición creada más bien para abrir defensas y servir asistencias que para aumentar la cuenta goleadora particular), Alves convertido en un delantero más e Iniesta transformado a su vez en un segundo Busquets. Tras un breve intercambio de golpes, una de las correrías barcelonistas en el área españolista acabó en un nuevo gol de Cesc. Esa jugada terminó en gol por las mismas razones que las innumerables jugadas que les siguieron terminaron en nada: simple estadística negativa. A pesar de que la prolongada estancia de Alves en posiciones adelantadas (algo que también practicaron de modo más irregular Puyol y Piqué) provocó muchos riesgos en defensa lo cierto es que los numerosos intentos de contragolpe del Español no inquietaron excesivamente la portería de Valdés, el Barça conseguía recuperar la pelota aunque es cierto que también la perdía más que de costumbre. No obstante el mayor dominio del Barça en determinadas fases del partido no se traducía en nada productivo, teníamos la pelota pero no sabíamos que hacer con ella, esto en parte era debido a la buena labor en defensa de los locales, pero también en parte a que, a causa de dicha buena labor, Xavi e Iniesta tenían más funciones defensivas y centrocampisticas que de ataque, Cesc parece ser (lo digo porque como es lógico he visto más partidos suyos este año que en toda su carrera) uno de esos jugadores cuya mayor influencia en el juego son sus goles, de resto es un hombre que se dedica a prolongar jugadas y a buscar combinaciones en el vértice del área, en modo alguno puede ser ahora mismo una alternativa a Xavi ni parece el adecuado para echarse al equipo encima en días como el de ayer, Alves a pesar de su rol ofensivo sólo apareció en la cesión del único gol blaugrana. Pero por encima de todo eso lo que marcó la diferencia fue el hecho de que Messi, el gran elemento desequilibrante de nuestro equipo, estuvo desaparecido durante toda la primera parte, con intervenciones puntuales siempre abortadas por las defensa perica, y esto es algo que se notó mucho en nuestro juego carente, excepto momentos aislados, de la brillantez habitual.

En la segunda parte todo fue a peor, se multiplicaron las pérdidas de balón y los errores, Messi pasó de hacer un partido discreto a hacer un partido directamente malo (uno de los pocos que se le ha visto con la camiseta del Barça) y el equipo se hundió en una sorprendente apatía. El encuentro de ayer era clave por muchos motivos, Guardiola lo sabía, el Español por descontado también, los únicos que parecían no saberlo fueron los jugadores. El gol encajado a falta de cinco minutos para el final fue un golpe mortal, podía haber ocurrido en cualquier momento del juego y contra cualquier equipo, de hecho sucedió en una jugada al margen de los muchos contraataques del Español, una jugada con toda la defensa en su sitio. No vi lo que pasó a partir de ese momento, me comentan que la reacción del equipo fue buena (algo que por otro lado confirma la desidia de lo visto anteriormente) pero tardía. El penalty no pitado al final no puede servir de excusa para un mal partido y además, y como bien dice Pep, no podemos hacer nada contra eso.

En las temporadas pasadas hemos atravesado fases de bajo rendimiento pero la diferencia es que esta fase (por lo menos en cuanto a partidos fuera de casa se refiere) está durando demasiado, además la diferencia con las temporadas anteriores es que entonces íbamos por delante, ahora no. La diferencia son cinco puntos, todavía es demasiado corta y lo que queda por jugar demasiado largo como para tirar la toalla pero seamos sinceros, si no se modifica la pobre actuación del equipo en los partidos fuera de casa esa diferencia seguirá aumentando, un nuevo tropiezo sí que podríamos considerarlo como casi definitivo.

viernes, 6 de enero de 2012

Nodasuna



Aunque un poco tarde (ya tenemos la próxima jornada encima) no me gustaría dejar pasar el primer partido del año sin comentar algo. Encuentro sin complicaciones donde el Osasuna (a pesar de los fervientes deseos de JJ y compañía) apenas inquietó la portería de Pinto, quizás por ello se vieron algunas cosas poco habituales, no sé si por algún deseo expreso de Pep o debido al entusiasmo de los jugadores, lo cierto es que se acabaron viendo fases del partido en las que Puyol y Piqué estaban más tiempo arriba que abajo y Mascherano (esto sí parece deseo expreso del mister) hizo de lateral izquierdo demostrando una vez más su polivalencia, aunque supongo que no volveremos a verle en tal demarcación salvo catástrofe.

Xavi volvió a ejercer de maestro de ceremonias (¿hemos comentado ya que este hombre juega al fútbol como si estuviera viéndolo desde la grada y pudiera señalar los pases con un puntero láser?) y Cesc volvió a demostrar que más que el futuro recambio del de Terrassa es más bien un media punta-delantero. El único detalle discordante fue la evidente baja forma de Pedro que se mostró muy acelerado quizás por un exceso de ansiedad ante su cada vez más reducida posición en el esquema del equipo.

A pesar de lo cómodo del marcador estábamos en eliminatoria a doble partido y un gol del Osasuna podía complicar las cosas así que Guardiola optó por dar entrada a Messi ante el delirio de la afición, el argentino volvió a dar un recital revolucionando el partido para marcar dos goles que bien pudieron ser cuatro. Messi protagonizó además la anécdota del partido ya que su inclusión en el equipo había sido puesta en duda por el propio club debido a un proceso gripal, esta circunstancia provocó algún comentario jocoso de Mendilibar y uno algo más chabacano por parte del desagradable madridista Izco al que sólo quiero decirle que, en primer lugar, la alineación de nuestro equipo es cosa nuestra y segundo que no necesitamos de esos trucos de equipos de chicha y nabo.