lunes, 29 de noviembre de 2010

Jornada XIII


No recuerdo un solo encuentro entre el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona que no haya sido calificado como “el partido del siglo”. Y todo ello independientemente de la posición que ocupara cada cual en la liga o de la igualdad en juego y puntos que hubiera entre ambos equipos. Y es cierto que, prescindiendo igualmente de la situación de cada equipo, este partido se significa por ser un punto y aparte en el que los conjuntos representativos de las dos ciudades más importantes de nuestro país entran en un territorio y un tiempo diferente. Incluso en la dolorosa derrota por 4-1 hace algunos años, aquella en la que el Madrid llegaba ya campeón, nadie puede decir que, al menos el equipo blanco, salía con los cinco sentidos puestos en el campo.

De todos modos en esta ocasión era innegable que el partido reunía unas características que lo hacían especial. En primer lugar ambos equipos llegaban en un excelente estado físico y mental (bueno quizás en el primer aspecto habría que hacer una salvedad en cuanto a nosotros se refiere) y con una más que aceptable racha de juego y resultados. El Barça parecía haber encajado bien el cambio de Ibrahimovic por Villa y además Messi, Pedro, Busquets, Iniesta y los demás llegaban al encuentro mejor que nunca.

Por su parte el Madrid también parecía haber encontrado el equilibrio en el proyecto de esta temporada, la incorporación de Di María le hacía ganar en profundidad y evitaba que fuera Cristiano Ronaldo el único que debía llevar el peso de los contraataques. Pero la gran novedad de este año era la incorporación de Ozil (cuanto lamenté que, tras el no fichaje de Cesc, no fuera el turco alemán el elegido para reforzar el centro de campo de ataque), el jugador que ha puesto la pausa y el ingenio en la ofensiva blanca, esas cualidades que no tenían el año pasado y que no han tenido desde que Raúl dejó de ser titular.

Por si todo esto fuera poco el Real Madrid parece haber encontrado al final la pieza que le faltaba en su rompecabezas. Lejos de la honestidad brutal de Schuster, de la fría y proletaria eficacia de Juande “Padre Karras” Ramos y de la depresiva cortesía de Pellegrini, el equipo merengue ha buscado en José Mourinho no sólo a un entrenador obsesionado con ganar a toda costa, sino más bien obsesionado con ganar a toda costa al Barça. Una actitud que por cierto le ha cerrado de por vida las puertas a un club que en su juventud le acogió con bastante paciencia, nunca me ha parecido que Mou demostrará mucha inteligencia dejando que sus cualidades egomaníacas se interpusiera en sus intereses profesionales. Pero estaba claro que el carácter madridista, siempre tan bravucón y carpetovetónico, había encontrado en el portugués su estandarte ideal, muy por encima de cualquiera de sus jugadores (incluido el otro portugués insigne que milita en su equipo).

En resumen, dos equipos al cien por cien que se disputaban la hegemonía de la liga española. ¿Quién podía pedir más?

Empezó el partido y terminó y al final ganamos 5 a 0. Mañana amplio.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Memorias de Adriano



No se puede reprochar a los jugadores que, al menos en el comienzo del partido, tuvieran la cabeza en el próximo lunes cuando toda la comunidad futbolística (yo incluido) también la tenía.

De todos modos la victoria del Rubin Kazan contra el Copenhague de Sobaquen ofrecia la oportunidad de proclamarnos primeros de grupo de forma matemática y resolver esta molesta primera fase.

Aun así el equipo saltó al campo bastante despistado, se prodigaron despistes y errores (soprendente lo de Piqué) y aunque se llevó el control los griegos montaron la guagua atrás y trataban de contragolpear con peligro (algo que sólo sucedió que yo recuerde una sola vez). Sin embargo las continuas combinaciones del Barça trajeron como resultado un pase de Alves que Pedro remató con mucho olfato de gol tras pillar a contrapié a la defensa helena.

Tras eso estaba claro que la poca emoción que pudiera tener el partido se había esfumado. En la segunda parte descalabazamiento griego y juego a placer del Barça que se dedicó a buscar la excelencia, algo que consiguió con el segundo gol en una jugada de futbolín 3D que Messi empujó a la red. Poco después llegó el tercer tanto y sólo restaba reservar jugadores (e incluso hacer que alguno se autoexpulsara por qué no).

Como no hace falta mencionar a jugadores ya consagrados (Pedro incluido) sí que me gustaría comentar las dos noticias más favorables de este partido que son primero la consagración de Mascherano y el renacimiento de Adriano, un jugador del que sinceramente nos habíamos olvidado y que ha presentado sus credenciales para reclamar un sitio en la banda izquierda.

Me despido celebrando el hallazgo para el mundo del fútbol de Nikos Pateras presidente del Panatinaikos, un hombre que en cualquier momento parecía que se iba a levantar del palco y ponerse a cantar aquello de TRIKI TRIKI TRIKI TRIKI TRIKI MON AMOUR




domingo, 21 de noviembre de 2010

Jornada XII


Poco que decir. Hacía mucho tiempo (tanto que no recuerdo exactamente en qué partido) que no se ponía la cosa tan cuesta abajo y además tan pronto. Con un equipo del que estaban ausentes Piqué (para evitar que fuera sancionado y se perdiera el partido del próximo lunes) y Busquets (este no sé por qué estaba ausente pero de todos modos Mascherano cumplió su cometido con creces en el primer encuentro de liga que yo recuerde que haya jugado la totalidad de los 90 minutos) el Barça no tuvo ningún problema en ver puerta tras los primeros escarceos.

Del total de ocho goles que encajó el equipo del ya defenestrado Juanma Lillo posiblemente cinco de ellos se debieron a fallos clamorosos de su defensa (portero incluido) y al desbarajuste que se origino en los locales cuando ya a mediados del primer tiempo podían dar su partido por perdido. Todo esto no quita méritos a que el gol que abrió la lata viniera de una letal combinación de Messi que el mismo argentino se encargó de culminar con un disparo raso y esquinado. A partir de ahí todo fue sobre ruedas, parecía que prácticamente cada jugada de ataque del Barça podía terminar tranquilamente en gol, y si no lo metíamos nosotros ya se encargaban los defensas contrarios de meterla ellos en su propia meta o de dejársela en bandeja a nuestros delanteros. Hasta Bojan metió dos tantos lo cual es una buena noticia por partida doble. El único punto negativo fue la llamativa ausencia de Villa en la lista de goleadores pero esto gracias a Dios ya hace tiempo que quedó en anécdota.

Con un cero a cinco en el descanso el segundo tiempo no tuvo otro objetivo que preservar jugadores para los importantes compromisos que vienen, así fueron sustituidos Xavi, Iniesta y por último Pedro. A Messi no hay quien le sustituya ni falta que le hace.

Tramite solventado y ahora a pensar en la Champions, espero que esta jornada europea nos distraiga un poco del interminable coñazo mediático que nos espera la semana que viene. Que largo se nos hará.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Jornada XI



Un encuentro entre el segundo y el tercer clasificado es cosa seria, sobre todo si ese tercero es un equipo como el Villareal que lleva algunos años jugando muy bien al fútbol (especialmente en nuestro campo donde llevábamos tiempo sin ganarles).

La ausencia de Piqué y la inoportuna lesión de Milito obligó a colocar a Abidal de central, en esta ocasión Pep prefirió la experiencia a la opción de optar por los centrales del filial, la apuesta salió bien ya que Abidal hizo un excelente partido en el aspecto defensivo por más que estuvo algo torpe en el dominio del balón. El resto del equipo estuvo a su nivel habitual destacando una vez más la imprescindible labor de Iniesta como medio volante ofensivo. El Barça empezó como de costumbre dominando pero el Villareal aunque no llegó a crear peligro sí que tuvo algunos acercamientos peligrosos al área local.

En el minuto 21 precisamente una combinación entre Xavi, Iniesta y Villa terminó con un gol del delantero asturiano cuya banda hasta ese momento había estado bastante desaprovechada. Cinco minutos después tuvo lugar una jugada que pudo haber sido crucial. El linier levantó el banderín en un fuero de juego anulado una jugada que estaba claro que hubiera terminado en gol sí o sí. Habitualmente los fueras de juego suelen ser unos lances difíciles de calibrar pero el fallo de ayer fue realmente llamativo y más aun después de que acto seguido llegara el empate tras el gol de Nilmar. Lo sucedido hizo que el equipo, que hasta entonces había dominado sin oposición a los visitantes, perdiera la concentración durante prácticamente todo lo que restó del primer tiempo, un detalle inquietante que duda cabe.

En la reanudación pareció que las cosas volvían a su cauce aunque esta vez el Villareal decidió retrasar sus líneas para evitar volver a ser cogido al contrapié, como sucedió en el gol y en el no-gol durante la primera parte, fiando al talento que le sobre en la media y la delantera para seguir inquietando al Barça.

Antes de que el partido empezara a entrar en los minutos de la ansiedad Messi ejercitó una magistral doble pared con Pedro que terminó en un gol de categoría. Había terminado la épica y la sed de venganza por el despropósito arbitral y era hora de pensar con la cabeza en lo que respecta a los cambios. Pero en esta ocasión confieso que no entendí muy bien la elección de Guardiola que quitó a Villa para meter a Keita, este movimiento quitó profundidad al juego del Barça dejando desprovista la banda izquierda y restando recursos a un partido que exigía un gol de la tranquilidad ante un rival que no jamás arrojó la toalla. De todos modos con los jugadores que restaban el equipo se las arregló para mantener su asfixiante presión sobre la salida del esférico visitante lo que motivó continuas pérdidas de balón, de una de ellas nació, ahora sí, el susodicho gol de la tranquilidad aunque nuestra estrella estaba en una posición como mínimo dudosa, algo que las cámaras de la sexta no pudieron confirmar seguramente muy a pesar suyo.

El resto fue reservar fuerzas. Tres valiosos puntos ante otro rival de categoría y un partido menos hasta llegar al clásico que debe poner las cosas en su sitio.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Jornada X



Llevamos ya un par de encuentros que parecen una preparación para el clásico. En el de hoy la gran novedad (lo de Maxwell de titular hace tiempo que ha dejado de serlo) fue la inclusión de Mascherano por Busquets, el argentino desempeñó su labor con gran profesionalidad (como Busquets), recibió bastantes faltas que soportó como un campeón (como Busquets) y tuvo un fallo gordísimo que a punto estuvo de costarnos un susto (como Busquets).

De resto el partido circuló por veredas bastante favorables a nuestro juego, Con Xavi e Iniesta jugando muy pegados y con las espaldas guardadas, Villa atacando por su banda, y Pedrito por la suya (combinando mucho con Alves) era inevitable que empezaran a pasar cosas, y pasaron. En esta ocasión el rival no supo contrarrestar el juego de combinación de los atacantes azulgranas y una larga posesión dentro del área concluyó con un contundente gol de Messi. Algo más tarde Villa (que antes había fallado lo infallable) tuvo también su gol con el que parece que aleja definitivamente esa broma de su mala racha.

Partido controlado al cien por cien con el Getafe incapaz de reaccionar y el Barça recuperando balones a pares con lo que podía permitirse el lujo de adornarse.

Tras la reanudación el Getafe salió a tratar de acortar distancias y el Barça no diré que se relajó pero se tomó las cosas con más calma y en esta ocasión creo que con razón (los mismos jugadores que había en el campo prácticamente fueron los que disputaron un duro encuentro en Dinamarca hace unos pocos días). Y más todavía cuando un fallo de la defensa madrileña (aunque propiciado bien es cierto por la presión de los delanteros) terminó con el balón a los pies de Pedro que rompió su mala racha goleadora particular.

Cero a tres, un gol por cada uno de los delanteros y miel sobre hojuelas. A partir de ahí el partido terminó de morir y justo cuando Pep se disponía a volver a meter a Xavi entre algodones vino el penalty y la expulsión por doble amarilla de Piqué. El consiguiente gol local metió algo de mordiente al partido pero incluso después de que Maxwell sacara la pelota en la línea de gol y de que Aduriz hiciera el ridículo en un mano a mano contra Valdés no tuve nunca la sensación de que el partido corría peligro para nuestros intereses, es más, el equipo pudo haber metido dos o tres goles tranquilamente pero Messi que ya había marcado el suyo y había dado los otros dos falló presumiblemente por falta de tensión.

En fin, tramite concluido y a seguir preparando el clásico.

martes, 2 de noviembre de 2010

Algo huele a podrido en Dinamarca.


Bueno, es un título exagerado pero ¿se creen que es fácil buscar topics ingeniosos? ¿hay alguna otra frase en la historia de la humanidad que haga referencia a Dinamarca?

En fin. Nuevamente he tenido que ver el partido en condiciones infrahumanas, saltando de conexión en conexión on line, conexiones que se iban al peo cada tres minutos, he escuchado audios en alemán, italiano, portugues y en los más diversos acentos sudamericanos. Practicamente sólo he visto seguidos los últimos 20 minutos.

De todos modos se pueden comentar cosas como la alineación titular en la que de nuevo se volvió a usar la variante de introducir a Keita y subir a Iniesta a la posición de extremo, no parece una combinación destinada a preservar jugadores puesto que jugó practicamente el equipo de gala y Pep no hizo cambios (un cambio) hasta el minuto 80. Parecía más bien que el mister prevía un partido muy físico, como efectivamente fue. Aunque está claro que el Barça, más que por su filosofía de juego que por los hombres que están en el campo en cada momento, no le conviene esta clase de confrontaciones.

Los daneses salieron a jugar un partido muy rápido, de presión y contrataque, y tampoco se puede decir que se encerran atrás, de hecho en la segunda parte llegaron a dominar durante varias fases del juego a un Barça claramente en caída física, un Barça que necesitaba revulsivos que tardaron mucho en llegar.

Fue en definitiva un partido duro y trabado tal y como se preveía, aun así el gol de Messi pudo cambiar las cosas de no ser porque un fallo defensivo propició el empate, un empate que no es un buen resultado pero tampoco un mal resultado. Hubiera sido excelente ganar y certificar el pase a octavos para afrontar con tranquilidad el duro calendario de final de año, no ha posido ser pero seguimos en el buen camino.