JORNADA IX
Hay un personaje de la película paródica de súper héroes “Mystery
Men” que afirmaba que podía volverse invisible siempre y cuando nadie le
estuviera viendo. Algo así ocurre con este Barça que oscila entre lo bueno y lo
aceptable con equipos de nivel inferior a él y que ha naufragado en los dos
partidos contra rivales que está como mínimo a su altura.
Luis Enrique decidió tirar de centro de campo clásico y
alineó a Xavi, Iniesta y Busquets, que venía de recuperarse de una lesión y que
quizás no estaba al 100%, sin embargo las dudas en defensa obligaban a tirar
una vez más a Mascherano a la posición de central junto con Piqué. Menos explicación
tiene lo de Mathieu por la banda izquierda, una demarcación en la que este hombre
sólo había jugado esta temporada, (que yo recuerde y he visto todos los
partidos) en una ocasión anterior. El francés se mostró lento, poco habilidoso
y bastante superado por la situación y sus subidas por banda no dieron ninguna
sensación de peligro.
Arriba teníamos a Neymar, Messi y el muy esperado Luis Suárez.
Resulta muy ventajoso comentar a toro pasado la decisión del mister de alinear
al uruguayo de entrada y no reservarlo para los últimos minutos teniendo en
cuenta su baja forma, pero quizás Lucho pensó que podría desbordar al Madrid
poniendo todas las cartas sobre la mesa de entrada, ahí no puedo criticar a
Luis Enrique, simplemente su estrategia salió mal. De todos modos Luis Suárez
dio muy buenas sensaciones en el tiempo que estuvo en el campo, suya fue la
asistencia del primer gol y en el resto de minutos que estuvo presente le puso
muchísimas ganas y dejo ver unos movimientos excelentes, en cuanto recupere la
forma es de esperar que se vean grandes hazañas de esta tripleta atacante de
lujo.
Volviendo al desarrollo del partido en sí lo cierto es que las
cosas no pudieron haber empezado mejor, a los tres minutos, como hemos
anticipado antes, un pase por banda de Luis Suárez fue recogido por Neymar que
realizó una transición perfecta en paralelo a la portería de Casillas para
batirlo con un balón ajustado al poste. A partir de ese primer golpe inicial el
Madrid trató de reducir la ventaja lo antes posible y por un momento puso cerco
a la portería de Bravo con peligro pero sin consecuencias. Tras esos momentos
de agobio, el Barça recuperó el control de la pelota y empezó a imprimir al
partido el ritmo pausado habitual. A pesar de las muchas críticas que se han oído
en el pasado hay que decir que esta forma de jugar no tiene sólo el propósito
de simplemente conservar la pelota, sino de horadar la defensa rival hasta que
los jugadores desequilibrantes consigan romperla y decidir así el partido. Lo malo
es que ayer algunos de esos jugadores simplemente no estaba el campo, Messi
estuvo inédito, Iniesta volvió a caer en la mediocridad, Neymar sigue siendo un
jugador de proximidades de área pero incapaz de cargar sobre sí mismo el peso
de un encuentro y Luis Suárez (que inexplicablemente desapareció de la banda
donde tan bien se estaba desenvolviendo) ya hizo bastante teniendo en cuenta
sus circunstancias. Aún así el partido se iba ganando y nadie tenía prisa
porque pasaran los minutos. En ese momento intervino la suerte.
Otro pase de Luís Suárez por banda fue rematado por Messi en
algo que tenía que haber acabado en gol 11 de cada 10 veces, pero la pelota
rebotó en la rodilla de Iker y se perdió una ocasión de haber matado el partido
ya que posiblemente el Madrid hubiese tenido muchas dificultades para levantar
un resultado tan adverso en la primera parte. A renglón seguido una internada
por la izquierda de Marcelo fue a dar en el brazo de Piqué, penalti
involuntario pero penalti al fin y al cabo, y al contrario de lo que se está
comentando en la parroquia no creo que haya que culpar al defensa de un mero
infortunio, lo dicho, mala suerte y ya está. Así se pasó del posible 0-2 a un
1-1 lleno de incógnitas.
Tras la reanudación un nuevo remate de cabeza en solitario
(parece que ni Pep, ni Tito, ni Martino, ni Luis Enrique, ni nadie será nunca
capaz de solucionar este hándicap) puso a los locales en ventaja y algo más
tarde un ridículo malentendido entre Iniesta y Mascherano dejó libre la banda
izquierda para qué, en una jugada que recordó mucho al gol de la victoria
madridista de la pasada final de la Copa del Rey, Benzemá colocara un tres a
uno que en el fondo todos los cules ya sabíamos que era definitivo, por la
diferencia numérica de goles en sí, porque el Madrid estaba imparable y porque
nuestras fuerzas se habían agotado, Xavi y Luis Suárez ya no daban para más,
Messi e Iniesta seguían sin aparecer y
no había nada en el banquillo que pudiera servir como revulsivo. Apenas vi el
resto del encuentro pero tengo entendido que el Barça simplemente dejó de
existir.
Segunda derrota de la temporada aunque la de anoche ni puede
compararse a la primera, esto es diferente y coloca el primer aviso y las
primeras dudas serias sobre el proyecto de este año.
Los problemas en mi opinión están una vez más en la indecisión
en la que se encuentra un equipo a medio camino entre la imposibilidad de
volver a recuperar el magnifico conjunto que asombró a Europa hace tan solo
unos años, y la incapacidad para generar un nuevo esquema de juego, producto en
general de una junta con demasiados problemas fuera del césped y en particular
por un entrenador que reserva las muestras de carácter para las ruedas de
prensa. Prueba de ello es que, a pesar de los ríos de tinta y píxeles que han
corrido, seguimos teniendo una defensa con un jugador (Mascherano) que no debería
estar ahí. Y son problemas que me temo no serán resueltos a corto plazo, y
mucho menos en esta temporada que promete ser una nueva temporada de transición,
aunque todavía no sabemos hacia qué.