sábado, 26 de febrero de 2011

Jornada XXV



Último partido de este antipático mes de Febrero en el que se han ido acumulando las bajas a la que se sumaba hoy la de Alves y la importantísima de Xavi que fueron suplidos por Keita y Adriano.

La consecuencia fue que durante gran parte de los primeros cuarenta y cinco minutos falló la conexión entre la media y la delantera al tener que retrasar Iniesta su posición y al tener que bajar Messi al medio campo para conseguir tener contacto con la pelota. El juego en esta primera fase fue ramplón y mediocre, sin embargo en cuanto el Mallorca bajó el pistón consiguió el Barça combinar con brillantes y un pase elevado de Keita llegó hasta Messi que en un doble toque de cabeza envió el balón al fondo de la portería local.

Fue en ese momento cuando el equipo balear se vino abajo y practicamente dejó de inquietar la porteria defendida (con bastante eficiencia gracias a Dios) por Pinto, la segunda parte fue de control absoluto del Barça y como consecuencia llegaron los goles de Villa y Pedro, un gol por cada uno de los componentes del ataque blaugrana. Victoria tonificante que permite mantener la cómoda ventaja con el máximo rival y que permite igualmente afrontar el próximo y decisivo mes de marzo con el horizonte despejado a la espera de volver a armar el equipo de gala.

P.D. El Madrid ha empatado :) todo vuelve a su cauce natural

domingo, 20 de febrero de 2011

Jornada XXIV


La cuestión principal a la hora de decidir las alineaciones sigue siendo cómo cubrir la baja de Puyol, asumiendo que no existe un central sustituto de garantías (está claro que Milito no lo es y Pep sigue sin decidirse a darle oportunidades a los titulares del equipo B) la variación de hoy consistió en retrasar la posición de Busquets y colocar a Mascherano en el puesto natural del canterano.

Pronto se vio que esta posición era meramente virtual porque el medio centro titular del equipo volvió a asumir su labor en el medio campo con las espaldas cubiertas por el argentino. Una decisión razonable teniendo en cuenta que el Athletic optó por colocar en punta únicamente a Llorente, la consecuencia es que los visitantes sólo crearon peligro con un remate del ariete bilbaíno que Pinto desvió en una gran parada (es una suerte que nuestro portero suplente esté bien fogueado gracias a los partidos de Copa).

El Barça volvió a encontrarse con un marcador favorable a las primeras de cambio gracias a la combinación Xavi-Alves-el-que-sea (aunque hay que decir en honor a la verdad que la jugada debió anularse por fuera de juego del brasileño). Se produjo entonces la clásica situación en la que el equipo local (el Barça juega siempre de local independientemente de la titularidad del estadio) jugó a controlar la pelota y tratar de aumentar la ventaja mientras que el visitante no varió ni un ápice su táctica defensiva. De todos modos volvió a notarse las dificultades en ataque contra un equipo tan cerrado, cuando las paredes y las combinaciones al primer toque se ven obstruidas por un bosque de piernas.

Villa desde la posición de delantero centro aportó más bien poco (aunque si sigue metiendo goles importantes maldita sea si me importa) y Pedro tuvo varias internadas de mérito en esta ocasión por la banda izquierda, situación que dejó a Alves como único referente en ataque por la derecha, Messi en cambio se movió a mucha distancia de la zona de peligro y por añadidura perdió más balones y falló más controles de lo que en él suele ser habitual por lo que siguió dando la sensación de encontrarse en un ciclo medio-bajo. Se llegó al descanso con la sensación de que el partido podía haberse resuelto y sin que el contrario mostrara signos de querer dar guerra, justo igual que en el encuentro del pasado martes con lo que no dejaba de flotar en el ambiente cierta inquietud.

Y no había para menos puesto que al poco de reanudarse el encuentro una indecisión entre Abidal y Busquets provocó que este último se viera obligado a hacer el penalty que colocó el empate en el marcador. Una jugada que abre una vez más el eterno debate sobre la escalofriante manera que tiene este equipo de sacar el balón jugado desde atrás, una filosofía que parece irrenunciable pero que cuesta goles de vez en cuando.

De nuevo el empate y el sombrío recuerdo de aquella mala racha de hace dos temporadas (que hizo que el equipo perdiera nada menos que ocho puntos consecutivos) se hacía cada vez más tangible. Pero fue precisamente en ese momento cuando el equipo mostró que tiene más fe y oficio que muchos de sus seguidores, fue el momento en el que Messi despertó de su mediocre partido y volvió a ser la leyenda viva que es, el momento en el que Iniesta decidió echarse el partido a los lomos y se multiplicó por todo el campo provocando un infierno en la defensa rojiblanca. No voy a decir ahora que el gol era cuestión de tiempo, daba la sensación de que podía llegar en cualquier momento pero eso podía muy bien no haber sucedido, afortunadamente sí sucedió y de forma calcada al gol de primer tiempo: pase alto de Xavi sobre Alves que cede, en esta ocasión a Messi, que transformó dejando el partido sentenciado.

Una difícil prueba muy bien superada que deja varias cuestiones sobre la mesa. Está claro que doblar todas las posiciones del equipo es una quimera pero no puede ser que una baja en defensa no encuentre en el banquillo un repuesto con garantías y haya que tirar de todas estas alternativas tácticas que causan confusión. Por otro lado esta forma de jugar de nuestro equipo tiene varios puntos flacos: las temeridades en defensa, la practica desaparición del contraataque como alternativa en el juego ofensivo, la falta de verticalidad a la hora de atacar la portería contraria y el empeño por llevar el balón controlado casi hasta la raya de gol. Si se piensa bien se trata de circunstancias que pueden ser vistas a un tiempo como ventajas y como inconvenientes, porque son las que nos han llevado a ser lo que somos ahora. Pero por encima de todo del partido de hoy me quedo con la reacción del equipo que le echó cojones cuando era preciso, una cualidad que parece que otros presumen de tener en exclusiva.

miércoles, 16 de febrero de 2011

British Steel





Que un equipo salga a jugar contra el Barça usando como armas la velocidad, la profundidad y el empuje puede ser algo que hemos visto muchas veces, pero si por añadidura ese equipo tiene jugadores de tanta calidad como el Arsenal es de esperar un combate mucho más peligroso de los que tenemos costumbre de librar.

El Arsenal saltó al campo mordiendo con su presión y desplazando la pelota con una rapidez y precisión letales, aunque también es justo decir que su única oportunidad clara fue el remate de Van Persie tras el pase mágico de Cesc. Sin embargo, y como suele ocurrir también en casi todas las ocasiones, el Barça terminó por asentarse en el campo y empezó su táctica de presionar, robar y marear al contrario con pases cortos y al primer toque. Así vino la primera gran oportunidad de Messi y no mucho tiempo después el gol de Villa.

Una situación de ensueño, no sólo ganábamos 0-1 en campo contrario (un resultado que de haberse mantenido prácticamente hubiera garantizado la eliminatoria) sino que además el equipo estaba bailando a los gunners y durante el resto de la primera parte el segundo gol parecía cuestión de tiempo (y en realidad lo fue pero el árbitro decidió no pitar penalty y anular un gol legal, todo en la misma jugada).

De todos modos nada hacía presagiar en el descanso lo que sucedería después. ¿Y qué sucedió?, pues que el equipo tuvo un bajón bastante acusado en físico y actitud, algo que ya habíamos visto (aunque con un marcador más abultado a nuestro favor lo que lo hacía más disculpable), como si el colectivo fuera un cuerpo humano único con la capacidad de auto dosificarse. Hay que decir que el Arsenal nunca tiró la toalla y siguió buscando con ímpetu recortar la diferencia, seguía moviendo tan bien como siempre el balón pero al llegar a la zona de peligro hacía gala de una inofensividad sorprendente. Pero el Barça parecía haber bajado los brazos en exceso, el normalmente eléctrico Pedro parecía superado por la importancia del encuentro, Villa tras meter su gol se había evaporado, Iniesta estaba haciendo uno de los encuentros más flojos que le recuerdo.

Pero lo que me pareció más hiriente fue el hecho de que Messi, en una jugada que una vez más podía haber matado el partido, no pensó en el colectivo sino en él mismo. Todos los delanteros son egoístas, pero el argentino eligió la peor manera de serlo, buscar la gloria personal con un tres a cero a favor y jugando contra el Levante puede ser disculpable, en Champions puede ser una tragedia. Quizás no hemos caído en la cuenta de lo mucho que puede afectar tantos elogios a un chico se sólo 23 años, dio la impresión de que lo que tenía en la cabeza en aquel momento era más el romper su maleficio en tierras británicas que en dejar la doble confrontación resuelta.

Aun así repito que el resultado no parecía peligrar hasta que llego el momento que puede haber sido el decisivo. Me refiero a ese en el que Pep decidió retirar a Villa y meter a Keita, es posiblemente la primera vez en tres años que veo al mister hacer un cambio conservador, un cambio que quizás el partido no necesitaba en absoluto, si lo que quería era reforzar el centro de campo podía haber optado por sustituir a un poco influyente Iniesta por el propio Keita o por Mascherano. Pero retirar a un delantero (máxime cuando los dos que quedaban en el campo no estaban teniendo su noche) por un jugador tan –una vez más- irrelevante como Keita era perder profundidad, presión y sujeción a cambio de nada.

De todos modos hay que reconocer que el gol fue una desgracia, hacía mucho tiempo que no veíamos cantar a Valdés y la verdad es que tuvo que hacerlo en el peor momento posible, a los cinco minutos y en pleno desconcierto vino el segundo del Arsenal (que nació de posiblemente la única jugada de calidad de Nasri en todo el encuentro). Un castigo excesivamente duro pero también un toque de atención para un equipo que últimamente está empeñado en poner su mejor cara únicamente durante los segundos (o los primeros) 45 minutos.

Ha sido una verdadera lastima, de vernos ya prácticamente en cuartos hemos pasado a un resultado no malo (el 3-1 podía haber sido matador) pero que obliga a no bajar la guardia en la vuelta. No faltaran los agoreros que, tras el empate del pasado sábado, estén ya hablando de crisis, fin de ciclo y otras zarandajas. Espero que podamos, una vez más, volver a cerrarles el pico.

sábado, 12 de febrero de 2011

Jornada XXIII


A los tres días de una jornada de partidos de selección -que se llevo a casi todas nuestras estrellas (incluido Messi que jugó 90 minutos a un nivel altísimo, lo sé porque lo vi.)- y a cuatro de una jornada decisiva en Champions, el hacer rotaciones es un circunstancia casi obligada. Si hoy hubiéramos salido con toda la artillería y el miércoles en Highbury hubiéramos estado desmadejados todo el mundo (yo incluido) hubiera protestado por la falta de alternativas en el equipo. Y puestos a rotar (y con todo el respeto del mundo, sobre todo un día como hoy) un partido contra el Sporting parecía el momento adecuado.

Otra cuestión es la de si dichas rotaciones (tanto en calidad como en cantidad) eran las adecuadas. Un equipo titular genera unos automatismos que los suplentes no pueden alcanzar, por eso son suplentes, de ahí el naufragio de Afellay, que jugó por el habitual Pedro, incapaz de desbordar ni de combinar con Alves por la banda derecha y carente de la agresividad del jugador canario, tampoco Mascherano parece el jugador conveniente a la hora de tirar para adelante cuando Xavi y Messi no tienen un buen día (como no lo tuvieron al menos en la primera parte).

El Sporting no estuvo especialmente bien en el partido, o al menos no más que otros muchos equipos que han sido goleados de forma estrepitosa por el Barça, de hecho hizo lo que hacen casi todos ellos: ser conscientes de que su única oportunidad reside en apabullar al mejor equipo del mundo en los primeros minutos para obtener un gol que les permite encerrarse en su área el resto del partido. La diferencia es que otros no lo consiguieron y ellos sí, algo a lo que ayudaron los factores ya señalados, es decir las rotaciones y el cansancio que empieza a pesar en los habituales (sin ir más lejos me parece absurdo que Xavi Hernández todavía siga jugando con la roja).

El resultado fue una primera parte de horror, excepto por Iniesta -que fue el único que llego algo de peligro a la portería local- y Piqué -que tuvo que hacer de Busquets-, el resto del equipo estuvo flojo y descentrado con Messi y Xavi desaparecidos, las bandas inoperantes debido al mencionado naufragio de Afellay y a que Villa desapareció del partido (dejando sólo a Maxwell por la izquierda) y la defensa un manojo de nervios hasta que el Sporting marcó y decidió no molestar más.

En el descanso casi todo el mundo tenía en mente los cambios adecuados: Pedro por Afellay y Busquets por Mascherano dejando a Bojan como última baza. Pep sólo estuvo de acuerdo en lo primero y en lo último. La entrada de Pedro dio algo más de dinamismo al ataque blaugrana pero lamentablemente el canario estuvo tan flojo como el resto de sus compañeros. Aun así en los primeros compases de la reanudación pareció que el equipo salía concentrado y convencido de que un tanto en ese momento del partido era garantía de remontada, pero no fue así, se combino mejor y se creó en pocos minutos mucho más peligro que en toda la primera parte pero no hubo fortuna. El gol más que una consecuencia de nuestra mejoría en el juego (que algo de eso tuvo) fue el resultado de un ramalazo de calidad de dos hombres como Messi y Villa, este último tuvo de hecho los únicos dos segundos afortunados de todo el partido pero fue suficiente, para eso se le fichó.

No hubo más, las incorporaciones de Keita y Bojan no aportaron nada y sólo otro golpe de calidad y fortuna podía haber traído la victoria.

Teniendo en cuenta las circunstancias creo que no hemos perdido dos puntos sino que hemos ganado uno, personalmente estoy contento con el resultado, de hecho firmaría uno igual el próximo miércoles.

sábado, 5 de febrero de 2011

Jornada XXII



El Atlético de Madrid puede estar pasando por una mala racha pero sigue siendo un equipo con jugadores de calidad capaz de dar un zarpazo cuando menos te lo esperas, especialmente si ese zarpazo nos lo da a nosotros (recuérdese cómo el año pasado fue el único equipo que nos ganó en liga).

De todas maneras nada de eso importó cuando comenzó el encuentro y el Barça se adueño del partido convirtiendo a los atléticos en una sombra que se limitaba de vez en cuando a lanzar un balón adelantado hacia el Kun Agüero que invariablemente era atajado por Abidal (uno de los mejores de hoy). De resto la historia consistió una vez más en buscar las combinaciones posibles para que Messi marcara y dejara el partido casi resuelto.

En la segunda parte vino el inevitable relajo que los colchoneros aprovecharon para adelantar sus líneas y mover el balón con más acierto llegando incluso a rozar el gol que hubiera traído cierta intranquilidad en el marcador, pero pronto llegó el tercero de Messi que dejó el partido convertido en un trámite más.

Resolver en la primera parte y descansar en la segunda, nada que objetar mientras estemos hablando de liga, pero la Champions ya está otra vez llamando a la puerta y en ese tipo de partido un gol en contra (sobre todo si es en casa) puede tener una importancia tremenda, es de esperar que Pep tenga esto en cuenta y decida adelantar algo más las sustituciones sobre todo ahora que llega la fase más intensa de la competición y el equipo necesita rotar un poco más, hoy mismo sin ir más lejos algunos jugadores estaban pidiendo a gritos ser sustituidos, tanto Keita como Afellay parecen ser los recambios adecuados en esas circunstancias.

Por destacar algún aspecto negativo hoy Alves podía haber visto la roja perfectamente en una absurda entrada a destiempo, así mismo Messi se dejó sacar una amarilla igualmente absurda de la que esperamos no tener que acordarnos en el futuro.

Hasta que eso llegue el horizonte sigue despejado.

jueves, 3 de febrero de 2011

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