Otra alineación marcada por las lesiones y la acumulación de partidos (el martes jugamos contra el Granada).
Pep decidió prescindir de Puyol por unas molestias, parece que no muy serias, en el pubis y optó por la defensa de circunstancias compuesta por Abidal y Mascherano en el centro y Alves y Adriano en las bandas. El jefecito volvió a dar un recital de anticipación y está claro que su papel de coche escoba es imprescindible en la clase de juego de ataque del Barça. Abidal se limitó a cumplir, Adriano muy activo como lateral-extremo en la primera parte, le dio profundidad a la banda izquierda, desbordó en ocasiones con brillantes y tiró pases que lamentablemente no dieron fruto. Alves se mostró también muy subidor en esa banda en los primeros cuarenta y cinco, ya en la segunda parte se convirtió posiblemente en uno de los jugadores que más tocaron la pelota pero también sin resultado positivo.
En la media se desenvolvieron Xavi, Thiago y Keita y en la delantera Iniesta, Messi y Villa. De entre todos ellos volvió a destacar Iniesta que se multiplicó en todas las demarcaciones de la delantera (aunque de modo especial en la banda derecha) y siempre que pudo trató de combinar, penetrar en el área e incluso ensayar el tiro de media distancia. Villa también hizo un buen partido, casi al nivel de la pasada eliminatoria de Champions aunque el mal resultado final no contribuya a que se le destaque. En cuanto a los recambios ni Cesc ni Busquets tuvieron gran influencia en lo sucedido (si exceptuamos la tangana del final que protagonizó el primero de ellos). En cuanto a Pedro su actuación fue dolorosamente (y lamento mucho decirlo) preocupante, en los minutos que disputó multiplicó sus fallos y prácticamente no fue capaz de dar al balón con algún sentido positivo, quizás no este el tipo de partido que le favorezca.
Resumiendo el Barça jugó un partido no malo pero tampoco excelso, a pesar de tener un dominio total, de no pasar apenas apuros en su área y de que se multiplicaron las ocasiones de gol, las sensaciones fueron distintas al de partidos pretéritos, al equipo le faltó frescura y dio la impresión de jugar con la reserva encendida (lo que con estos jugadores es casi siempre suficiente para ganar) y con un cierto cansancio. Messi jugó bastante más atrasado de lo habitual, supongo que para huir de la presión de los defensas pero, pese a que realizó jugadas brillantes, no dio la sensación de ser el jugador estratosférico de siempre. A todo esto se unió el gran partido defensivo del Sevilla que supo desactivar el vertiginoso juego de pases interiores y paredes obligando a Xavi a distribuir el juego por bandas en donde también supieron taponar los avances y despejar los balones por alto sin problemas (si exceptuamos un remate inverosímil de Messi). Y por añadidura el portero sevillista, Javi Varas, tuvo una actuación milagrosa.
Ya desde la primera mitad las sensaciones eran no demasiado buenas, pero cuando se alcanzó el meridiano de la segunda parte estaba claro que aquello muy bien podía terminar en empate, incluso cuando en el descuento llegó el penalti (justo por cierto y además pitado con valentía, me pregunto cuantos otros trencillas nacionales no hubieran tenido pelotas para hacerlo) y dada la mala suerte que estábamos teniendo aquella noche, tenía el pálpito de que no lo íbamos a meter, y así fue.
Respecto al numerito montado por Kanute, pues que quieren que les diga, lo de hacer estas perrerías para distraer al contrario en el momento de lanzar un penalty es más viejo que cagar sentado, el hecho de que nosotros jamás haríamos algo así (o al menos ese es mi deseo) no significa que el resto del mundo sí lo haga, cosas del fútbol. Resumiendo, una mala noche.