Jornada VII

Ayer por fin saltó al campo la que se supone que tiene que ser la alineación titular de centrales del Barça, esto es, Piqué y Puyol. Dicha alineación titular duro exactamente ocho minutos, el tiempo que transcurrió hasta que Piqué volvió a tener una lesión muscular que se supone que le mantendrá apartado de la competición al menos dos semanas. Parte de la parroquia culé ha reaccionado con virulencia culpando de esta lesión al denominado “virus FIFA”. Aunque esto fuera cierto no veo de qué manera puede solucionarse. Yo soy fan del Barça y fan de la Selección española y quiero ver a mis jugadores triunfar en ambos equipos, y aunque sería de desear que se eliminaran esas pachangas, de único fin recaudatorio, a las que de vez en cuando se entrega nuestro combinado nacional, lo cierto es que los partidos que se disputaron la semana pasada eran de competición oficial, a esos partidos se lleva el seleccionador los jugadores que le parecen más convenientes si están en disposición de jugar, y si resultado de esos encuentros hay algún problema muscular no hay más remedio que joderse.

Pasando ya al partido de ayer, lo cierto es que la lesión de Piqué estropeó no sólo el esquema de juego de la defensa sino también el del mediocampo, Guardiola optó por un 4-3-3 que no incluyó en esta ocasión el medio centro habitual en el equipo –Busquets- ni al teórico sustituto natural del mismo –Mascherano-. Supongo que la intención de Pep era que Piqué combinara su posición natural de central con la de mediocampista defensivo pero su lesión, como digo, dio al traste con el esquema. Por Piqué entró Abidal que, a pesar de cumplir con el expediente, no ofrecía la misma proyección que el central catalán, a esta ausencia se unía la ya comentada falta de mediocentros titulares (Thiago debió retrasar su posición para echar una mano atrás) hizo que el mediocampo no fuera tan potente como en otras ocasiones y además estuviera habitado por jugadores no demasiado proclives a meter el pie (ni falta que les hace).

Todo ello podría haber sido un problema de no ser por la, también habitual, debilidad del equipo contrario, no en fuerza y determinación sino en técnica, y también por que seguimos teniendo al mejor jugador del fútbol. En efecto una genialidad de Messi (en combinación con una asistencia de Iniesta que anoche volvió al equipo y contribuyó a que Guardiola no tuviera que emplear a uno de los jugadores de su tripleta atacante para hacer su labor) puso el uno a cero en el marcador. Poco después una internada de Pedro por la izquierda acabó en asistencia a Xavi que remató de cabeza a la perfección consiguiendo una ventaja que se antojaba ya definitiva.

El resto del partido transcurrió plácidamente y ya en la segunda parte otra jugada entre Iniesta y Messi acabó por matar el partido. Victoria cómoda ante un rival voluntarioso, pero como siempre impotente ante el Barça, ya van cuatro consecutivas en nuestro terreno con veintiún goles a favor y cero en contra en una temporada que, de no ser por el tropiezo de Anoeta, sería casi perfecta. Ahora se avecinan una serie de partidos no demasiado complicados (si exceptuamos la visita a Sevilla) pero muy exigentes en el que las lesiones serán, como hasta ahora, el principal enemigo a batir.