domingo, 18 de septiembre de 2011

Jornada III



En primer lugar excusas por la sucinta crónica del primer partido europeo del Barça, en parte provocada, lógicamente, por la calentura del momento aunque por otro lado ¿había algo qué decir?, quitando los accidentes del principio y del final el partido fue un monólogo azul grana ante un Milán que, como buen equipo italiano, no tiene empacho en ciscarse en su glorioso pasado para apelotonarse atrás (tampoco la edad media de sus jugadores permite demasiadas alegrías físicas) y alegre de irse no ya con una victoria o un empate, sino simplemente con una derrota por la mínima.

El encadenamiento de dos ridículos y dolorosos empates sembró algunas dudas en la opinión pública, algunas de ellas provenientes de las venenosas lenguas y plumas de siempre, otras en cambio salidas de las mismas entrañas de la parroquia culé, unas entrañas en las que se mezclaban los anti guardiolistas de siempre (recuérdense las palabras de Cruffy “hay gene que siempre estará en contra de ti, y cuanto mejor lo hagas, más en contra de ti estarán”) y los viejos cules que veían asomarse los fantasmas del pasado. Yo por mi parte no estaba en absoluto preocupado, bien es cierto que la suplencia del dúo de centrales estelar del equipo aun no ha encontrado una solución satisfactoria pero aparte de eso los cimientos seguían siendo los mismos. Pero está claro que incluso admitiendo el absurdo de la dudas planteadas todos necesitábamos un triunfo conciliador, el próximo visitante del Camp Nou iba a pagar los platos rotos de la frustrante semana.







Señalé antes que tácticamente había poco que decir del partido de entresemana pero esto no es del todo cierto, sí que había algo que decir aunque fue necesario esperar al día de ayer para hacerlo. Fue cuando Puyol entró en la titularidad y apoyado por Mascherano ofreció la suficiente solidez en el centro de la defensa como para que los dos laterales del equipo dejasen de estar pendiente de tapar huecos y pudieran progresar por sus bandas, Alves fue una pesadilla para los osasunistas e incluso el habitualmente más retrasado Abidal tuvo ocasión de dar una asistencia.

Con estos mimbres y con Messi, Cesc, Xavi y Villa asociándose el resultado no pudo ser otro que el que fue, el mismo que, salvo los accidentes ya mencionado, tenía que haberse dado en los dos partidos anteriores (quizás con algo menos de profusión goleadora).

Algunos tildarán esta clase de partidos como poco competitivos, pero la verdad a nivel personal ha resultado de lo más relajante estar sentado frente al televisor con el cubata y las papas fritas contemplando los segundos 45 minutos como un diletante que asiste a la representación de una opera en la que el virtuosismo de músicos, interpretes y director garantiza un espectáculo seguro…..salvo que pase algún imprevisto como que al contratenor le caiga un foco en la cabeza.

5 comentarios:

Blogger JRB ha dicho...

El partido de ayer fue apoteósico, un partido para verlo sin nervios y disfrutar. Y lo del Milan dio rabia, sí, pero las sensaciones que dejó el equipo fueron bastante positivas. No creo que haya motivos para preocuparse.
Y el próximo miércoles contra el Valencia...

18 de septiembre de 2011, 8:36  
Blogger SisterBoy ha dicho...

Ya es hora de ir quitándose de encima rivales directos.

18 de septiembre de 2011, 9:20  
Blogger SisterBoy ha dicho...

El Madrid se complica la permanencia BHAWHAHWAHAHAHAA

18 de septiembre de 2011, 13:54  
Blogger Deckard ha dicho...

Esta semana el Madrid está en crisis, a ver si la semana que viene volvemos a cambiar la crisis de bando.

19 de septiembre de 2011, 1:01  
Blogger El Impenitente ha dicho...

Pues fin de semana redondo. El Atleti jugando a placer contra el todopoderoso Racing. Huele bien este equipo, aunque ahora tenemos Sporting, Barcelona y Sevilla y se verá quiénes somos.

Luego el baloncesto. Ganar a Francia siempre es un placer y en una final todavía más. El año que viene el oro olímpico y ya da igual lo que tenga que ocurrir a partir de ese momento.

Y para rematar la Davis. Más franceses masacrados y la final en casa. Aunque me entretuve pensando lo que hubiese sido la final en Serbia, llegándose al quinto partido y en éste Nadal ganándole a Djokovic el quinto set por once a nueve. Si hubiésemos llegado vivos al final habría supuesto el placer máximo, el placer supremo.

19 de septiembre de 2011, 1:30  

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