martes, 30 de abril de 2013
sábado, 27 de abril de 2013
Jornada XX
Otro estúpido gol al filo del final del partido combinado con otra derrota de los pupas ha hecho que esta estúpida liga se prolongue al menos dos estúpidas semanas más. En fin.
miércoles, 24 de abril de 2013
Ewige Wiederkunft
Cuando vi a Leo Messi calentando para entrar al campo en el
partido de vuelta contra el Paris Saint Germain, tuve la sensación de que esto
no acabaría bien. No es desde luego la primera vez que nos derrotan pero sí la
primera (desde el renacimiento que supuso la irrupción de Pep Guardiola en Camp
Barça) que nos arrollan de manera indiscutible.
El partido de ayer fue una cristalización de los muchos
errores que se han ido acumulando a lo largo de la temporada, el primero
podríamos calificarlo como endémico de este equipo y no es otro que las
debilidades e imprecisiones en defensa, hasta ahora habíamos vivido siempre de
corregir los goles encajados, a resultas de esas debilidades e imprecisiones,
con nuestro poder ofensivo pero cuando el segundo factor ha fallado se ha
destapado con toda su crudeza el primero. Buena parte de la culpa la tiene el
cuerpo técnico (entendido en sentido amplio, empezando por el palco y
terminando por el banquillo) incapaz de asumir que el gran capitán Puyol ya ha
entrado de lleno en el principio del fin de su carrera, durante todo este
tiempo nadie ha sido capaz de arbitrar la solución más lógica que era, o bien
fichar un central de prestigio, o bien promocionar algún jugador de la cantera
en esa demarcación, en su lugar se han optado por todas las soluciones o por
ninguna, se han retrasado medios centros, se ha cambiado de posición a
laterales, se ha jugado con defensa de tres hombres, y así en uno de los
encuentros más importantes de la temporada en Europa se colocó a un chaval al
que sin duda esta cabronada le venía muy grande. Un error estratégico
inexcusable.
En el centro de campo ocurre tres cuartos de lo mismo con
Xavi, un jugador no sólo imprescindible sino incluso insustituible, ninguna de
las alternativas ensayadas para, al menos, iniciar el duro trabajo de su
reemplazo ha cristalizado, ni Thiago, ni Cesc, ni Busquets, ni Iniesta se
presentan como los más adecuados para hacerlo pero para mí lo grave es que no
parece que se haya trabajado en serio sobre esta inevitable certeza, al igual
que en el caso comentado antes, simplemente se ha actuado como si el de
Terrassa fuera eterno.
Pero sin duda lo más llamativo ocurrió en el segmento
ofensivo del equipo: aquí no se ha actuado como si Messi fuera eterno -ya que
el jugador argentino está muy lejos del ocaso de su carrera-, se ha actuado
como si fuera indestructible, como si no fuera un hombre, y en ese
endiosamiento hemos intervenido todos los cules: desde directivos hasta
aficionados pasando por la prensa, aunque por supuesto los principales
culpables son los que cobran porque estas cosas no sucedan. Messi se ha pasado
la temporada jugando todo lo jugable en ambos lados del atlántico y al final
como es lógico su cuerpo -mortal después de todo- se ha resentido. Además hemos
cerrado los ojos al hecho de que Leo ha absorbido por completo el juego de
ataque del equipo quedándose en exclusiva la tarea de marcar casi todos los
goles del equipo, y a fe mía que ha llevado a cabo esta labor de forma
extraordinaria hasta que su físico ha dicho basta, ahí hemos podido ver que el
hombre que en otros tiempos estaba acompañado por Ronaldinho, Etoo o Henry este
año lo estaba por Pedro, Alexis y Tello. Y por el amor de Dios jamás me oirán
decir una mala palabra de estos tres hombres (especialmente del primero que
además es, aparte del propio Messi, el hombre cuya intervención individual más
influencia ha tenido en todos los títulos de nuestra última gran era) pero está
claro que si por alguna razón falla la pieza principal del ataque debe haber
alguien que siga garantizando que el balance ofensivo del equipo se transforme
en goles, y esta temporada no hemos tenido nada de eso. Para colmo de males la
actitud del cuerpo técnico en el ya reseñado episodio del partido de vuelta
contra el PSG se vio reforzada con la alineación de Messi en el encuentro de
ayer sin que el astro argentino estuviera, evidentemente y pese a la campaña
publicitaria que afirmaba lo contrario, al cien por cien de su capacidad, algo
que se evidenció cuando no disputó ni un solo minuto en el último encuentro de
liga, una vez más se actuó por parte del cuerpo técnico de un modo que se
asemejaba a la histeria, confiando más
en el aspecto simbólico y mítico de un jugador que en sus capacidades físicas.
Y a todo esto hay que añadir que, por las tristes razones
que todos conocemos, nuestro entrenador ha sumado a las tensiones que trae
consigo el hecho de que un segundo entrenador sea elevado a uno de los puestos
más importantes del mundo en su categoría, las que genera una grave enfermedad
que le ha tenido fuera de combate gran parte de la temporada, arrojando así
dudas sobre su capacidad y poder de decisión.
El resultado de todo esto se vio ayer: una defensa
dubitativa y deslavazada, un centro del campo exhausto y superado y una delantera
roma. El Barça mantuvo una vez más la posición del balón aunque, al igual que
en el partido de San Siro, sin saber muy bien qué hacer con él, una actitud que
hubiera sido admisible si el marcador hubiese terminado en empate a cero o al
menos en derrota admisible, pergeñándose así una nueva huída hacia adelante en
dirección al partido de vuelta. Pero todo terminó en una derrota dolorosa y,
pese a los errores arbitrales que no hay que olvidar que perjudicaron a ambos
equipos, contundente y repito que indiscutible.
Añadiría que también podría admitirse como una derrota con
consecuencias positivas siempre y cuando sirva como punto de inflexión para
reconocer que se termina una era y debe comenzar la siguiente. Incluso se
podría admitir que una temporada con una victoria casi al alcance de la mano en
liga y una derrota de semifinales en Champions (por más que haya llegado de
esta hiriente manera) podría ser dada por satisfactoria. Pero en el fondo de
todo esto late la tenebrosa posibilidad de que el eterno enemigo conquiste la
décima, una perspectiva que, como reconocen casi todos los cules, conseguirá
que esta liga nos sepa a mierda y amenazará con traer una indeseada crisis hasta el hace poco beatífico universo culé.
Esperemos que tal cosa no suceda.
martes, 23 de abril de 2013
sábado, 20 de abril de 2013
Jornada treinta y pico
Tres puntos más y un partido menos de esta liga coñazo a la que nadie pone ya asunto. Lo mejor Song y Abidal (por más que esta forma de defender me sigue erizando los vellos faciales), lo peor el infame partido de los tres de arriba, aunque a Cesce le perdonamos por el gol. Nos vemos el martes donde se juega lo que de verdad importa
lunes, 15 de abril de 2013
miércoles, 10 de abril de 2013
Une poussière une sueur je ferre l'homme valeureux chevauche
Mientras veía el partido me vino a la memoria el encuentro de la pasada jornada de liga, entonces comentábamos que el Barça parecía haber encajado bien la ausencia de Messi siempre y cuando se tuviera en cuenta que el rival que teníamos enfrente era un conjunto de media tabla para abajo.
La verdadera medida del equipo sin la presencia de su verdadero estandarte se vio ayer en un encuentro de máxima tensión en la competición más disputada del fútbol moderno.
El Barça saltó al campo con la novedad de Adriano en posición de central y con un triplete atacante formado por Cesc, Villa y Pedro. En un principio las sensaciones eran buenas, el equipo dominaba el juego, se movía con soltura en las proximidades del área del PSG e incluso se vio a Pedro desbordando a sus marcadores y penetrando con sensación de peligro por la banda izquierda.
Pero pronto empezaron a verse las costuras, Xavi se reveló muy bajo de forma, Busquets, uno de los pilares de este equipo, firmó uno de sus peores encuentros y en consecuencia el juego se resintió muchísimo, se prodigaron las pérdidas de balón que casi siempre culminaban en situaciones arriesgadas en nuestra propia área, y en la delantera se revivieron las malas sensaciones de encuentros anteriores en el aspecto ofensivo, esto es abuso de pases interiores, Villa desaparecido, Cesc superado y en resumen un balance absolutamente romo en lo que se refiere a crear sensación de inquietud en la defensa enemiga. Una vez más tan solo Iniesta parecía capaz de dar la talla.
Se llegó así al descanso con la única buena noticia del marcador que nos seguía clasificando pero que dejaba la amenazadora sensación de que estaba más próximo el gol visitante que el propio. En este momento del partido me imagino la desazón de nuestro cuerpo técnico que se debatía entre sacar a Messi para tratar de cambiar el ritmo del encuentro o reservarlo hasta que se produjera lo que todos temíamos. Se optó por lo segundo y en la reanudación no parecía que nada hubiese cambiado respecto a la primera parte hasta que en una nueva pérdida de balón se tradujo en otro contraataque francés que en esta ocasión resultó letal. Casi de inmediato Messi comenzó a calentar.
Las sensaciones que dominaron a la parroquia culé en ese momento (o al menos al culé que esto escribe) fueron ambivalentes, por un lado el alivio de ver que estaba a punto de ingresar una garantía de desequilibrio en el juego mezclado con la desasosegante certeza de que el Barça era un equipo que no tenía más remedio que echar mano de un hombre lesionado para tratar de cambiar un partido que se estaba volviendo cada vez más frustrante. A nivel personal, más que el resultado del partido o de la eliminatoria, lo que me ocasionó más tensión fue ver el doloroso espectáculo del mejor jugador del mundo renqueando siempre al borde de la lesión definitiva.
A partir de ahí dejamos el aspecto físico y entramos en el proceloso terreno de la psicología. Estaba claro que la zaga del PSG no le tenía ningún miedo a nuestra tripleta atacante pero la entrada de Messi en el campo hizo que dieran un paso atrás y sembró la inquietud en los defensas galos. Al mismo tiempo la mera presencia del argentino pareció dinamizar el juego de ataque local y tras una afortunada combinación del propio Messi con Villa llegó el tranquilizador gol de Pedro que volvió por la senda que le ha convertido en una leyenda contemporánea del Barça.
Una vez superada la parte más difícil de la situación que se nos había presentado con el gol del PSG, Messi se vino abajo dedicándose a caminar por el campo hasta que se llegó al final del encuentro, con toda seguridad de no haber mediado previamente la sustitución de Adriano (incomprensible que un jugador que sale a lesión por partido haya sido alineado como titular sin, por lo visto, haberse recuperado del todo), hubiéramos asistido al insólito espectáculo de la sustitución del propio Messi pero en mi opinión el cuerpo técnico pecó de cobardía y no se atrevió a llevar a cabo dicho cambio entrando asimismo (aunque eran los únicos que no tenían que haberlo hecho) en el juego psicológico antes mencionado.
En su lugar entró Song para apuntalar el desbarajuste en el centro del campo y con todo el mundo pidiendo la hora se llegó a la conclusión del encuentro y a la sexta semifinal consecutiva del Barça en Champions.
Sensación agridulce al final, se solventó una vez más una situación apurada en una eliminatoria pero el tono de crisis de un sistema de juego y de unos jugadores más próximos al retiro que al apogeo de sus carreras volvió a hacerse presente. Aunque analizándolo fríamente, si estar en crisis significa tener la liga en el bolsillo y estar a dos partidos de una nueva final de la máxima competición europea habría que dar vivas a dicha crisis. De todos modos esto es lo que hay este año y con esto habrá que tirar para adelante aunque sería un error no empezar a pensar en hacer cambios de cara a la temporada que viene.
sábado, 6 de abril de 2013
Jornada XXI
Gratísima jornada llena de buenas noticias que comenzó con la vuelta de Tito Vilanova al banquillo del Camp Nou, siguió con el buen comportamiento del equipo en ausencia de su principal estrella (por más que no sea el Real Mallorca el rival más adecuado para medir ese factor), prosiguió con la reivindicación de dos de los jugadores más discutidos por la parroquía (Cesc y Alexis que quizás se encontraron más desacomplejados por la ausencia antes mencionada) y culminó con la vuelta al campo de Eric Abidal que por si fuera poco se marcó un par de pases crema.
Buenas sensaciones en general de todo el equipo con la excepción de Thiago que, salvo algunos minutos que siguieron a la sustitución de Iniesta, estuvo como de costumbre más perdido que un pulpo en un garaje y Montoya que perdió un par de balones muy comprometidos. También se pudeo ver (que yo recuerde por primera vez) a Deulofeu en el equipo titular y aunque el canterano le echó valor lo cierto es que estuvo un tanto embarullado.
En fin una jornada plácida antes del nuevo drama (o no) del miércoles.
martes, 2 de abril de 2013
la semaine passée dans San Siro
Como de costumbre estoy demasiado enervado para extenderme, lo haré mañana
Ya es mañana. Rapidito que la actualidad vuela.
Partido loquísimo que durante su primera media hora recordó tanto a lo que ocurrió a principios del mes pasado en San Siro que el desconcierto entre la parroquia culé era palpable, maxime cuando habíamos estado escuchando una martingala continua de jugadores, técnicos y periodistas acerca de que lo del partido de ida con el Milan no podía repetirse, y hete aquí que estaba pasando exactamente lo mismo.
El equipo salió a jugar con la única novedad de Mascherano en el centro de la defensa (estuvo como de cosumbre casi impecable en la anticipación). En la delantera al final fue el elegido para acompañar a Messi y Villa en la delanetra fue Alexis en lugar de Tello que venía de reivindicarse en un gran partido en Balaidos. Resultó una decisión razonable dado que el canterano ha demostrado más valía como revulsivo que como titular y además con la ausencia de Pedro por lesión/sanción Tito (bienvenido maestro) necesitaba otro jugador peleón y físico que contribuyera a presionar arriba.
Pero repito que todo parecía un calco de lo que se vivió hace un mes: el equipo controlaba la pelota pero una vez más era un control baldío, romo, sin conseguir crear siquiera una leve sensación de peligro a excepción de algún tiro a media distancia sin demasiada pólvora. Xavi y sobre todo Iniesta, con el apoyo puntual de Messi, se desgañitaban en los bordes del área local sin conseguir nada más que toqueteo esteril y pases interiores que jamas llegaabn a su destino. A su vez el PSG lanzaba de cuando a cuando contragolpes con bastante peligro, o al menos mucho más del que provocábamos nosotros.
El primer gol del Barça vino merced a un extravagante pase de Dani Alves (otro gran partido del brasileño en el aspecto ofensivo combinado con un flojo balance defensivo: o sea el típico lateral del Barça) que Messi con su diabólico sentido del desmarque envió a la red. Extraordinaria noticia este gol cuando, repito, el desconcierto y la frustración empezaban otra vez a dominar a jugadores y afición. Con el marcador a favor ya podíamos seguir mareando la bola sin ningún complejo y además el PSG forzosamente tenía que abandonar su "milanismo" fomentando así lagunas en defensa que Messi estuvo a punto de volver a aprovechar. Por desgracia poco más tarde el argentino empezó a acusar molestias (no parecían demasiado graves ya que se mantuvo en el campo aunque sin intervenir en el juego) que motivaron su sustitución en el descanso. Las ultimas noticias es que no parece nada excesivamente grave y que incluso podriá estar en la vuelta de la semana que viene.
Por fortuna el marcador a favor, y por ello la ausencia de necesidad imperiosa de marcar, favorecía el juego de control del equipo que la falta de Messi no tenía por qué obstaculizar. Entró en su lugar Cesc que por desgracia no hizo nada que aumentar el ya poco aprecio que la parroquia siente por él. No obstante esto los primeros minutos de la reanudación fueron los mejores del equipo, con el PSG aturdido y dominado y con multitud de opciones ofensivas para nosotros, o al menos muchísimas más que en la primera parte. En este aspecto sí se notó la ausencia de Messi que en esta fase del partido podría haber masacrado al equipo parisino.
En lugar de ello una serie de jugadas confusas y decisiones arbitrales discutibles consiguió sacar al Barça del idílico partido que estaba disputando, un embrollo que terminó con un gol en contra tras una falta inexistente, en posición de fuera de juego y transformado por un jugador que ni siquiera tenía que haber estado en el campo.
El empate seguía siendo un buen resultado pero viendo cómo se nos había puesto el encuentro minutos antes sabía bastante a poco. En ese momento se planteaba la duda de si cementar un poco al equipo con algún jugador de centro de campo para evitar el arreón local que buscaría sin duda el gol de la victoria o por el contrario reforzar el ataque y tratar de desequilibrar de nuevo el marcador: al final se impuso nuestra filosofía de club y salió Tello por un irrelevante Villa, queríamos el gol de la victoria. Tello hizo honor a su cualidad de revulsivo y dinamizó el ataque blaugrana, el resultado fue que una internada de Alexis terminó en penalty (que sin duda lo era pero que el chileno se empeño imprudentemente en exagerar sembrando la duda en el árbitro y en el que esto escribe). Transformó Xavi con frialdad y oficio dejando un resultado que nos metía casi de lleno en semifinales.
Quedaba ya sólo dejar pasar el tiempo pero esto es algo que lamentablemente nunca sabremos hacer. Así cuando restaban sólo treinta segundos un remate sin demasiado peligro tropezó en Bartra y se coló en la portería de un Valdes que por otro lado había estado impecable toda la noche, en resumen que una vez más nos volvimos a quedar con cara de gilipollas.
Nuevamente gran resultado pero frustrante debido a todo lo que había pasado durante los noventa minutos, lo peor es que una eliminatoria en el bolsillo vuelve a convertirse en un partido de vuelta que exigirá el máximo esfuerzo, como hemos dicho Messi podría estar, el que no estará será Mascherano que se lesionó en un dramático choque con Jordi Alba con lo que nuestro punto débil de siempre (la defensa) nos deja todavía más dudas y preocupación. Esperemos que el recién llegado Tito encuentra una forma de solucionar este desaguisado zaguero aunque al menos la semana que viene saldremos al campo clasificados a priori. No es poco.
Ya es mañana. Rapidito que la actualidad vuela.
Partido loquísimo que durante su primera media hora recordó tanto a lo que ocurrió a principios del mes pasado en San Siro que el desconcierto entre la parroquia culé era palpable, maxime cuando habíamos estado escuchando una martingala continua de jugadores, técnicos y periodistas acerca de que lo del partido de ida con el Milan no podía repetirse, y hete aquí que estaba pasando exactamente lo mismo.
El equipo salió a jugar con la única novedad de Mascherano en el centro de la defensa (estuvo como de cosumbre casi impecable en la anticipación). En la delantera al final fue el elegido para acompañar a Messi y Villa en la delanetra fue Alexis en lugar de Tello que venía de reivindicarse en un gran partido en Balaidos. Resultó una decisión razonable dado que el canterano ha demostrado más valía como revulsivo que como titular y además con la ausencia de Pedro por lesión/sanción Tito (bienvenido maestro) necesitaba otro jugador peleón y físico que contribuyera a presionar arriba.
Pero repito que todo parecía un calco de lo que se vivió hace un mes: el equipo controlaba la pelota pero una vez más era un control baldío, romo, sin conseguir crear siquiera una leve sensación de peligro a excepción de algún tiro a media distancia sin demasiada pólvora. Xavi y sobre todo Iniesta, con el apoyo puntual de Messi, se desgañitaban en los bordes del área local sin conseguir nada más que toqueteo esteril y pases interiores que jamas llegaabn a su destino. A su vez el PSG lanzaba de cuando a cuando contragolpes con bastante peligro, o al menos mucho más del que provocábamos nosotros.
El primer gol del Barça vino merced a un extravagante pase de Dani Alves (otro gran partido del brasileño en el aspecto ofensivo combinado con un flojo balance defensivo: o sea el típico lateral del Barça) que Messi con su diabólico sentido del desmarque envió a la red. Extraordinaria noticia este gol cuando, repito, el desconcierto y la frustración empezaban otra vez a dominar a jugadores y afición. Con el marcador a favor ya podíamos seguir mareando la bola sin ningún complejo y además el PSG forzosamente tenía que abandonar su "milanismo" fomentando así lagunas en defensa que Messi estuvo a punto de volver a aprovechar. Por desgracia poco más tarde el argentino empezó a acusar molestias (no parecían demasiado graves ya que se mantuvo en el campo aunque sin intervenir en el juego) que motivaron su sustitución en el descanso. Las ultimas noticias es que no parece nada excesivamente grave y que incluso podriá estar en la vuelta de la semana que viene.
Por fortuna el marcador a favor, y por ello la ausencia de necesidad imperiosa de marcar, favorecía el juego de control del equipo que la falta de Messi no tenía por qué obstaculizar. Entró en su lugar Cesc que por desgracia no hizo nada que aumentar el ya poco aprecio que la parroquia siente por él. No obstante esto los primeros minutos de la reanudación fueron los mejores del equipo, con el PSG aturdido y dominado y con multitud de opciones ofensivas para nosotros, o al menos muchísimas más que en la primera parte. En este aspecto sí se notó la ausencia de Messi que en esta fase del partido podría haber masacrado al equipo parisino.
En lugar de ello una serie de jugadas confusas y decisiones arbitrales discutibles consiguió sacar al Barça del idílico partido que estaba disputando, un embrollo que terminó con un gol en contra tras una falta inexistente, en posición de fuera de juego y transformado por un jugador que ni siquiera tenía que haber estado en el campo.
El empate seguía siendo un buen resultado pero viendo cómo se nos había puesto el encuentro minutos antes sabía bastante a poco. En ese momento se planteaba la duda de si cementar un poco al equipo con algún jugador de centro de campo para evitar el arreón local que buscaría sin duda el gol de la victoria o por el contrario reforzar el ataque y tratar de desequilibrar de nuevo el marcador: al final se impuso nuestra filosofía de club y salió Tello por un irrelevante Villa, queríamos el gol de la victoria. Tello hizo honor a su cualidad de revulsivo y dinamizó el ataque blaugrana, el resultado fue que una internada de Alexis terminó en penalty (que sin duda lo era pero que el chileno se empeño imprudentemente en exagerar sembrando la duda en el árbitro y en el que esto escribe). Transformó Xavi con frialdad y oficio dejando un resultado que nos metía casi de lleno en semifinales.
Quedaba ya sólo dejar pasar el tiempo pero esto es algo que lamentablemente nunca sabremos hacer. Así cuando restaban sólo treinta segundos un remate sin demasiado peligro tropezó en Bartra y se coló en la portería de un Valdes que por otro lado había estado impecable toda la noche, en resumen que una vez más nos volvimos a quedar con cara de gilipollas.
Nuevamente gran resultado pero frustrante debido a todo lo que había pasado durante los noventa minutos, lo peor es que una eliminatoria en el bolsillo vuelve a convertirse en un partido de vuelta que exigirá el máximo esfuerzo, como hemos dicho Messi podría estar, el que no estará será Mascherano que se lesionó en un dramático choque con Jordi Alba con lo que nuestro punto débil de siempre (la defensa) nos deja todavía más dudas y preocupación. Esperemos que el recién llegado Tito encuentra una forma de solucionar este desaguisado zaguero aunque al menos la semana que viene saldremos al campo clasificados a priori. No es poco.