Segundo partido de competición oficial en esta temporada, ya
en el anterior habíamos vislumbrado las debilidades del equipo sobre todo en
medio campo y defensa pero la victoria (sobre todo en las dramáticas
circunstancias que se produjo en relación con el jugador que finalmente transformó
el gol de la victoria) habían atenuado estas sensaciones.
Lo del pasado viernes ya no tiene excusa ni posiblemente
enmienda, el Athletic de Bilbao nos inflingió la mayor derrota de la era de
Luis Enrique y una de las más contundentes de la actual etapa del equipo. Es cierto
que el marcador fue demasiado abultado para lo que se vio en el campo y que el
Barça tuvo al menos tres claras ocasiones de gol que podían haber mejorado el resultado,
pero nada de esto puede ocultar la desasosegante sensación de debilidad que
transmitió la defensa no ya en el primer gol bilbaíno (una gilipollez de Ter
Stegen que posiblemente no se volverá a repetir) sino en los otros tres tantos,
incluido el absurdo penalty de Alves. Más de lo mismo se podría comentar del
centro de campo hundido en la más dolorosa mediocridad y que nos hace sospechar
que las ausencias provisionales de Iniesta (un futbolista con bastante
debilidad física que se lesiona casi todas las temporadas) unidas a la
definitiva de Xavi nos harán pasar las de Caín.
Supongo que el fichaje de Arda Turán contribuirá a sostener
la parcela ancha del equipo y en cuanto a la defensa habrá que ver qué se hace
porque la falta de colocación y contundencia de nuestros zagueros resulta
verdaderamente preocupante.
Será casi imposible remontar esta eliminatoria, quizás sea
lo mejor para quitarnos de encima de una vez esa obsesión maníaca de la recientemente
renovada junta de superar los logros de Laporta y Guardiola.
Me imagino que las tornas cambiarán cuando el tridente ofensivo
(esperamos que complementado por Pedro cuyas habilidades como cuarto delantero
me resultan ahora mismo imprescindibles) esté ya en pleno rendimiento y cuando
consigamos ver al auténtico equipo titular en el que esperemos que no estén
muchos de los jugadores que vimos el viernes, aunque teniendo en cuenta que son
los sustitutos naturales de dicho equipo titular no habrá más remedio que
tragar con eso.
Como siempre hablamos mañana que hay mucho de que hablar.
Bienvenidos todos a la temporada 2015-2016, una temporada marcada por nuevas bajas entre las figuras históricas del glorioso equipo de finales de la década pasada (la ya confirmada de Xavi más la más que probable del jugador cuya imagen ilustra este comentario) y unas incorporaciones que no podremos valorar hasta que concluya la sanción de la FIFA.
Tras algunos encuentros amisotosos que no he visto o he visto de forma desapasionada ayer el martes por fin empezó lo que interesa con la disputa del primer título de la temporada y además frente al antipático y pegajoso Sevilla.
Fue de esos partidos que entusiasman a los espectadores neutrales y a los responsables de las cadenas qeu han pagado una millonada por ellos pero que a los aficionados suele poner nerviosos. Es cierto que estamos al principio de todo y que faltan todavía algunas semanas para que el equipo esté apunto, eso podría explicar el hecho de que la defensa se mostrara tan insegura y blanda durante el gran bajón del equipo en el segundo tiempo, ojala fuera así pero hay que reconocer que en realidad el problema es que tras la marcha de Puyol el equipo no tiene ningún defensa que nos de seguridad, Piqué es irregular, Alves nunca ha defendido bien, Mascherano en realidad jamás ha sido defensa y Mathieu y Bartra son una constante interrogación.
En el centro de campo los problemas pueden ser también precocupantes, uno de los aciertos del mister la temporada pasada fue convencerse él y a los que le rodeaban que el equipo no podría jugar al estilo de Xavi, si Xavi ya no estaba en el campo, la temporada 2014-2015 podemos considerarla como de transición a ese respecto y ya que la ausencia del verdadero cerebro de este equipo se ha materializado incluso físicamente nos queda ver cómo evoluciona el juego. Luis Enrique parece apostar por un híbrido en el que se mantiene el estilo de control del balón apoyado como siempre en Busquets y también en Iniesta único jugador capaz de hacerse con el mando del conjunto, aunque se mantienen también alternativas como el pase largo, el contrataque y el juego al primer toque. Parece una táctica prudente pero tras la sustitución del susodicho Iniesta el centro de campo quedó en manos de Rakitic, un medio más ofensivo que organizador y de Sergi Roberto que no deja de ser una medianía. Ante la desaparición del centro de campo y la bajada física y mental del equipo el juego se hundió y permitió una remontada insólita que bién podría haber figurado en los anales de la historia negra del equipo. ¿Será Arda Turán la respuesta a esta ingonita mediocampista ? Ya se verá.
Arriba poco que decir, la inesperada ausencia de Neymar impidió que el tridente brillara con todo su esplendor. Feo gesto del cuadro técnico (suponiendo que la desición fuera exclusivamente suya) de dejar fuera de la titularidad a Pedro por motivos extradeportivos, por fortuna el destino quiso que fuera este corajudo y ejemplar jugador de equipo el que diera el triunfo al Barça en una despedida que, de confirmarse, será por la puerta grande, casi de película. Sin la garantía de Pedro como sustituto natural de algún miembro de la aristocracia delantera lo cierto es que nos quedamos igualmente in albis en el caso de que sanciones, lesiones o compromisos nacionales nos priven de nuestros jugadores más señalados, Rafinha puede ser una interesante alternativa pues además de marcar hizo un partido muy bueno, pero a fe mía que en el mercado de invierno haremos un nuevo fichaje.
En fin, el próximo viernes veremos como sigue la evolución, nos despedimos hasta entonces y una vez más haciendo un homenaje a Pedro dandole las gracias por todo y deseándole la mejor de la suertes. ¡HASTA SIEMPRE CHACHO!
Con calma la crónica y posteriormente el resumen de la temporada.
El fútbol es un tópico eterno así que volveremos a la
recurrida frase de que las finales son para ganarlas y no para analizarlas. No fue
un buen partido pero casi nunca lo es en estos casos, la tensión y el cuidado
en no cometer errores atenazan a unos jugadores que se sienten bajo la mirada
de cientos de millones de personas (por más que para muchos de los que andaban
anoche por el césped es un estado casi habitual) y que saben que están haciendo
historia para bien o para mal.
La Juventus fue un rival duro que no varió su estilo de
juego pese a tener el marcador en contra a las primeras de cambio y que por
momentos desestabilizó al Barça haciéndole perder el control del partido,
ninguno de los cracks de nuestro equipo estuvo a un nivel alto (excepto Iniesta
que estuvo insuperable) pero todos hicieron su trabajo y aportaron su talento
para terminar por llevarse a casa la quinta Copa de Europa (permítanme que hoy
la llame así).
Segundo triplete histórico (el único equipo que lo ha
logrado dos veces) y una reivindicación particular de Luis Enrique que ha
sabido aguantar carros y carretas debido a esa funesta manía (del país en
general y del fútbol en particular) de establecer absurdas comparaciones.
Hoy a disfrutar de esta victoria y el análisis de la
temporada para la semana que viene. ¡Visca el Barça!
Segundo título de la temporada que todo el mundo entiende
como un aperitivo ante el gran encuentro de la próxima semana.
Las finales no son para analizarlas sino para ganarlas y
esta la hemos ganado. Confieso que era el título que menos me interesaba (de
hecho incluso no me hubiera molestado que lo ganase el simpático equipo
vizcaíno) pero sobre todo el que menos me preocupaba, hubiese sido necesario
que el Barça jugase al 25% de su capacidad y el Athletic al 150%
para que peligrara el resultado final y resulta que al Barça le bastó con estar
al 50%.
Saltamos al campo con la alineación de gala en la que
humildemente opino que no debió estar presente Luis Suárez, al menos como
titular. Pronto se vio que los leones fiaban sus únicas esperanzas de llevarse
el título en una defensa a ultranza, con un marcaje insidioso sobre el trío
atacante, y contando con que algún gol en contragolpe les pusiera por delante
para luego limitarse a defender el resultado.
En efecto el marcaje fue insidioso, especialmente sobre
Messi, aunque al menos no hubo entradas violentas, como mínimo alguna más dura
de lo habitual. Sin embargo la reiteración de faltas, por leves que sean y por
más que se repartan entre varias defensas,sobre un solo jugador, son susceptibles de amonestación, algo que no
supo ver el colegiado que por otro lado tuvo, junto con sus dos auxiliares, una
actuación nefasta que por fortuna no influyó en el resultado.
En un determinado momento el exasperado Messi se cansó del
acoso y se inventó de la nada un golazo que posiblemente entre dentro del
disputadísimo top ten de su carrera personal. Poco más tarde una jugada a
medias entre el propio Messi, Rakitic, Luis Suárez y Neymar puso probablemente
fin a cualquier suspense sobre el resultado final.
A partir de ahí sólo quedaba ya cerrar definitivamente el
encuentro y dosificar fuerzas con vistas a la próxima final, se logró a medias
ya que el partido contó con la baja de Iniesta con vistas al choque que cierra
la temporada en Berlín, ya se verá cómo evoluciona la lesión del manchego
aunque por fortuna tenemos alternativas a un jugador que para bien o para mal
cada vez tiene menos peso en el juego del equipo.
Dejo para el final dos enojosas cuestiones, una totalmente
extra deportiva y otra deportiva a medias.
La primera es la atorrante polémica de los chiflidos al
himno nacional. Pasando por el hecho de lo grave que me parece que tantas personalidades
(incluyendo políticos y autoridades cuyo sueldo pagamos todos) se permiten
elucubrar sobre cómo castigar un comportamiento que todavía NO ha tenido lugar,
amenazando con acciones (como la de suspender el partido) que de todos modos
nunca tendrán los cojones de llevar a cabo, sólo tengo que decir que primero me
parece mal que se pite este y cualquier otro himno (al igual que tampoco
comprendo la abundancia de banderas españolas en encuentros deportivos entre
clubes, en otros países tampoco se silban los himnos pero nadie lleva banderas
nacionales que quedan exclusivamente para ondear en encuentros de Selecciones)
y que preferiría que ese comportamiento no hubiese tenido lugar, segundo que
nada me hubiese gustado más que se hubiese escuchado dicho himno en el más
absoluto silencio, algo que sin duda hubiese causado una decepción terrible en
todos aquellos (y no me refiero a los nacionalistas locales) que estaban
deseando que tal cosa pasara. Por último decir que por mal que me parezca que
se silbe el himno encuentro que tal cosa forma parte de la libertad de
expresión y que castigar ese acto sería un atentado aún más grave que el propio
abucheo en sí.
La segunda cuestión es sobre la cada vez más acentuada
polémica sobre algunas frivolidades balompédicas que se permite hacer Neymar,
en especial cuando los encuentros están ya sobradamente ganados. No creo que el
brasileño haga esta o aquella cosa por humillar al rival aunque personalmente
opino que debería abstenerse de tal comportamiento, primero porque me parece un
menosprecio al equipo contrario y segundo porque temo por la integridad de su
canillas. Pero de todos modos tampoco entiendo las encendidas reacciones que
esas machangadas despiertan en los rivales, cuando se disculpan entradas
criminales que pueden incapacitar temporal o incluso permanentemente a un
contrario con la leyenda de que son “cosas del fútbol” entiendo que aquí cabría
decir lo mismo, y sinceramente opino que resulta más dañino una plancha a la
altura del píloro que un inocente auto pase que de todos modos resulta casi más
ridículo para el propio Neymar que para sus alienados marcadores.