Jornada XV

Como ya se ha dicho por aquí alguna vez en el fútbol no hay justicia ni lógica. Porque si hubiera lógica y teniendo en cuenta la trayectoria, el juego y la diferencia de puntos, el partido tenía que haber sido resuelto con tanta facilidad como casi (y remarco lo de casi) todos los anteriores. Y si hubiera justicia el partido tendría que haber terminado en empate. Pero la lógica se fue al cuerno a los quince minutos de empezar y ya se imaginarán a donde mandé a tomar la justicia cuando Etoo metió el muslazo.

Pero vayamos por partes. La alineación del Barça era bastante lógica aunque a mí jugar con Márquez de central en un partido de estas características me dio un poco de vértigo. El medio campo parecía bastante compensado una vez asumido que Keita y Touré no deben volver a jugar juntos y que Busquet y Gudjonsen se van a alternar teniendo en cuenta el devenir del partido.

Al principio (digamos los primeros quince minutos) las cosas iban como se suponía que tenían que ir: el Barça tenía la pelota y cuando la perdía la recuperaba con facilidad, movía el balón siempre en las proximidades del área y el primer gol parecía cuestión de tiempo. Luego empezaron a pasar cosas. La más desagradable de ellas fue la manera en la que Messi fue cosido a patadas durante los primeros cinco minutos en lo que pareció, lamentablemente, una táctica previamente estudiada o así se deduce del empleo de dos trucos del oficio como es el de hacer una primera entrada de tanteo nada más empezar el partido cuando es muy difícil que el arbitro saque tarjeta (absurdo pero cierto) o ir cambiando la marca sobre el argentino para que un mismo jugador no pudiera recibir dos amarillas. Tras este brusco comienzo el argentino estuvo bastante por debajo de su nivel lo que no quiere decir que hiciera un mal partido. Más bien hizo un partido correcto de un jugador correcto y no del genio al que estamos acostumbrados a ver (eso dejando al margen la nota de calidad del último gol por supuesto). No sé si esto tuvo que ver con el vapuleo inicial pero sí así fuera sería una noticia muy mala sobre todo porque si se populariza ese sistema para detener a Messi no creo que el de Rosario termine la temporada.

Lo cierto es que poco a poco el Madrid empezó a detener al Barça ya no sólo dentro del área (algo que hizo muy bien durante casi todo el partido) sino también en la zona de la media punta y en el centro del campo e incluso creó una gran oportunidad de gol que desbarató un afortunado Valdés. En este momento del partido el Barça tenía varios problemas, uno de ellos era que sus dos principales delanteros estaban empantanados en la nutrida defensa blanca –solamente Henry disfrutaba de un poco más de campo pero sin nadie a quien poder asistir- pero el peor era que Xavi estaba también totalmente desaparecido de manera que la transición de la pelota tenían que hacerla gente como Puyol o Touré que por mucha voluntad que le pongan no han sido llamados por la vida a desempeñar esa tarea.

El Barça dominaba el partido pero de un modo estéril. No sólo no se marcaba sino que ni siquiera se creaban ocasiones claras de gol. Así llegó el descanso con un Madrid que daba la impresión de estar en un partido de vuelta de Copa del Rey (defendiendo un 3-0 a favor en la ida) con el camión de mudanzas atrás y rompiendo el juego a base de faltas y pérdidas de tiempo como si de un Brescia se tratara. No es algo demasiado reprobable teniendo en cuenta las numerosas bajas, la convulsa situación por la que había pasado el equipo esta semana y todas las desgracias que se les auguraban en los días previos al partido.

La cuestión para el Barça era qué hacer en la segunda parte para solucionar la situación frustrante en la que el equipo estaba metido. No había en el banquillo ningún jugador que pudiera suponer un revulsivo en la delantera (ni Bojan ni Hleb ni Pedrito reunían esas garantías aunque seguramente alguno de ellos hubiera terminad por salir a jugar de haber continuado el empate aunque al final sólo lo hizo Hleb para perder tiempo) y en el centro del campo quedaba únicamente la opción de Busquets para conseguir una posesión más técnica de la pelota dado que Xavi seguía sin aparecer y que Gudjonsen estaba perdiendo muchos balones. Aparte de introducir ese cambio Guardiola también corrigió las posiciones de Messi y Etoo aunque sin mucho resultado.

Lo cierto es que Busquets contribuyó a oxigenar el juego, con lo que el equipo dispuso nuevamente de ocasiones de gol, e incluso fue objeto de un penalty (estúpido penalty de principiante pero penalty como una casa) que produjo uno de los momentos culminantes del partido. Vamos a ver, el chico no lo lanzó tan mal: alto, fuerte (bueno quizás no tanto) y por el lado derecho. Fue más mérito de Iker que demérito del camerunés pero ¿A que cuando vieron que era Etoo el que iba a tirarlo les entró un desasosiego en el trasero? ¿A que pensaron “coño Etoo…..debería tirarlo Xavi o Messi”?. ¿A que sí?. Espero que el hecho de que haya sido él el que tirara el penalty no se deba a su condición de aspirante al pichichi. El Barça es un equipo al que le hacen y le harán muchas penas máximas y debería ir decidiendo de una vez quien las tira. Tras el fallo parecía que los buenos minutos que estaba teniendo el equipo podían haber terminado. El Madrid incluso perdió otra clara ocasión de gol gracias de nuevo a Valdés.

Sin embargo al final llegó esa pequeña pieza separada que fueron los últimos diez minutos en los que lo que no pudo llegar por técnica llegó por fuerza y suerte tras imponerse Puyol por alto a la defensa madridista y rematar Etoo con alguna parte de su cuerpo que no puedo determinar. ¡Alegría y zapateta! Todo el sufrimiento olvidado y más aún cuando Messi tuvo la oportunidad de desquitarse del vapuleo que había padecido al recibir un pase de Henry y, tras controlar el balón, rematar a gol con un toque magistral que dejó en evidencia a Iker y casi hace que se descuerne Cannavaro ¿cabe mayor felicidad?.

Final del partido. Los números cantan. El Barça suma una victoria más, supera la penúltima etapa del puerto de categoría especial y deja al eterno a doce puntazos.

Una lectura más detallada del partido tampoco daría mucho resultado, el Barça puso en el campo el mejor equipo posible y cuando no funcionó hizo el mejor cambio posible, dominó el partido y se vió durante mucho tiempo atascado ante la defensa blanca. Sólo cabía esperar que la suerte o diez segundos de magia resolvieran el partido y las dos cosas pasaron afortunadamente. Es de esperar que la vuelta de Iniesta haga que el equipo recupere del todo su poder de control de la pelota y Xavi vuelva a su posición de medio centro clásico.

En cuanto al Madrid decir que vino buscando el empate sin ningún complejo. Si lo hubiera logrado todo el mundo elogiaría su juego, como no lo consiguió mañana se hablará de su ramplonería y su aplicación de las peores técnicas del catenaccio para evitar salir derrotado. Así es el fútbol ¿Quién viene ahora?