Jornada del 5 de abril de 2015
Tras el odioso paréntesis transnacional volvemos a lo que
interesa.
Todos los que daban la liga por ganada tras la victoria en
el clásico (en el fondo muy pocos y estoy convencido de que ninguno de esos
pocos es culé) han comprobado hoy que todavía queda mucho para eso.
El equipo saltó a Balaidos con la única novedad clara de Adriano
forzada por la lesión de Alba, enfrente se encontró desde el principio con un
Celta con nada que perder (y quién sabe si algún fajo de billetes por ganar) y
que sin ningún complejo ni respeto salió a robarle la pelota al Barça en
cualquier demarcación del campo que hiciese falta. En los tiempos gloriosos el
equipo solía sacudirse esa presión usando el control y el manejo de la pelota
pero hoy (al igual que durante buena parte del citado clásico) el centro de
campo volvió a mostrarse preocupantemente superado, Rafinha naufragó
claramente, Iniesta sigue demostrando que es un secundario de lujo pero incapaz
de tomar la batuta del equipo y la buena labor hoy de Busquets no pudo
compensar estos defectos. El resultado es que el Barça tuvo que vivir durante los
primeros 45 minutos de un doloroso juego de pelotazos para sacudirse la
venenosa presión celeste, los balones no llegaban al trío atacante y Messi tuvo
que, una vez más, bajar al centro de campo para tratar de armar al equipo, sus
compañeros en la ofensiva se encontraban totalmente inoperantes, sobre todo un Neymar
que no dejó de meter la pata lo que incluyó un nuevo fallo clamoroso ante la
portería local.
El juego era inconexo y apresurado, romo en ataque y al límite
del desastre en defensa y estaba claro que de seguir por ese camino no habría
manera de sacar el partido adelante. Tras el descanso las cosas mejoraron un
poco, el Celta inevitablemente aflojó la presión y el equipo por fin empezó a
crear peligro, sobre todo por la banda de Neymar, la salida de Xavi (por
Rafinha) terminó de cimentar el juego, una buena noticia pero con el tenebroso
reverso de que quizás estamos ante los últimos partidos del egarense (¿qué
sucederá entonces?) en el equipo blau grana. Aún así el gol no llegaba pese a
que se multiplicaban –ahora sí- las ocasiones. Por fin se consiguió gracias a
un nuevo remate salvador de Mathieu. Tras eso el mister sacó al campo a Pedro
por Iniesta (incomprensible cambio que sólo tiene como posible explicación que Lucho
no quería incomodar más a Neymar) y aunque se pudo aumentar la ventaja se
terminó pidiendo la hora.
El Barça ha estado a punto de gastar parte de su valiosa
ventaja ante un rival al que a priori se supone mucho menos peligroso que los
que esperan en el horizonte (Sevilla, Valencia y Atlético de Madrid, ahí es
nada) pero lo peor es la sensación de que no existe hoy por hoy nadie (salvo
Messi y el cada vez más lejano Xavi) capaz de dirigir en el campo a este
equipo. Pero bueno, ya sólo quedan nueve partidos. ¡Pero qué largo se nos va a hacer!
1 comentarios:
Sí que se hace largo, sí. Cada partido es un parto. Yo aún no estoy recuperado del final de temporada pasada.
Y hoy vuelve a haber partido. Nosotros de guerra contra el Valencia, con la Real en casa y ellos San Mamés. A ver si..., que después Real Madrid y dos partidos seguidos fuera (Málaga y Jimmy Depor). Vamos, que sí, que se hace largo para todos.
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