domingo, 24 de febrero de 2013

Jornada XV


 
Del partido de ayer se podría decir casi lo mismo que del de la semana pasada: un simple trámite para descontar otra jornada de liga más antes de conseguir matemáticamente un título ya ganado de de hecho. Sin embargo había una diferencia: entre estas dos jornadas había tenido lugar una inquietante derrota (hemos tenido otras en el pasado pero podían ser calificadas más bien de “dolorosas” que no es lo mismo) que pone muy difícil que el equipo pueda pasar de octavos de la final de la Champions (algo en lo que está de acuerdo la mayor parte de la parroquia blaugrana o al menos así lo revela una reciente encuesta del diario “Sport” y es que por lo visto ni la milagrosa etapa de Guardiola es suficiente para desterrar el atávico derrotismo culé).

 

De este modo el partido contra el Sevilla se aparecía como el inicio (en casa y contra un equipo de cierta entidad) de un rearme moral en cuatro episodios que debe concluir con una remontada histórica el próximo 12 de marzo en el Camp Nou.

 

Mientras tanto debían seguir las rotaciones, ayer del teórico equipo inicial, que dio una impresión tan sorprendentemente mala en San Siro, se quedaron fuera Alba, Puyol, Xavi, Busquets, Cesc y Pedro. Se me ocurre no obstante que, pese a la declarada voluntada rotatoria con intenciones de salvaguarda muscular, quizás el cuerpo técnico decidió aprovechar, en uno de los pocos encuentros en los que se pueden permitir experimentos, para probar un equipo con algo más de velocidad y profundidad de la que ofrece la habitual forma de conducir el balón de Xavi Hernández.

 

Y así pareció suceder en un principio, el Barça parecía más propicio a buscar desmarques y combinaciones rápidas de balón a la par que trataba también de aumentar la penetración por banda, algo de lo que careció completamente el pasado miércoles. No obstante a los pocos minutos se empezó a caer de nuevo en la monotonía, las incisiones por banda seguían sin producirse (Alexis pareció especialmente incapaz a este respecto pero seguro que con Pedro hubiese sucedido otro tanto) y todo el juego se reducía a un estéril peloteo en el centro del área sevillista que los defensores blancos no tenían dificultad en atajar. La única buena noticia era que Iniesta estaba llevando una vez más el peso del partido y que sus controles de balón y sus incursiones al menos inquietaban a los sevillanos, además la presión en el centro de campo y en la primera línea de defensa recuperaban continuamente balones e impedían cualquier contraataque visitante. No obstante al filo de la primera parte otro balón colgado en el área y una nueva indecisión de la defensa por alto (más una intervención de Valdés poco afortunada) provocaron que una vez más fuese el equipo contrario el que se nos adelantara. En el poco tiempo que quedaba hasta el descanso el Barça reaccionó con rabia, en absoluto dispuesto a que se repitiera el tormento de tres días antes, aunque la autentica reacción se produjo en el descanso cuando se decidió sustituir a Alexis por Tello y que Villa y Messi se colocara algo más al centro.

 

La gran ventaja de Tello es que es uno de los escasos delanteros de banda que es capaz de driblar y desbordar a los defensas rivales para penetrar en el área (algo que Alexis y Pedro no son capaces de hacer), con ello se consigue desequilibrar defensas, abrir espacios y en fin provocar esas combinaciones diabólicas que nos han permitido siempre agujerear las murallas que se nos oponen prácticamente a cada partido. No obstante fue en lado derecho donde se produjo una jugada en la Alves (que ayer hizo otro gran encuentro) sirvió por alto un balón que Villa remató en la posición de un delantero centro puro. El gol desquició al Sevilla y dotó al equipo de la tranquilidad necesaria para que Messi, cada vez más cerca del área donde de verdad hace daño o al menos provoca faltas peligrosas, abriera el campo hacia Tello que con frialdad le devolvió el balón que el astro argentino remató a puerta con la misma frialdad. Dos a uno y partido remontado.

 

Fueron los mejores momentos del equipo que sin embargo a partir de ese momento perdió un poco el control del partido cuando el Sevilla adelantó líneas y buscó denodadamente volver a equilibrar el marcador. En ese momento el cuerpo técnico (habrá que seguir usando esa nebulosa palabra hasta que Tito vuelva) volvió a acertar con la entrada en el campo de Xavi y Busquets con el objetivo de amarrar la pelota y el partido lo que finalmente se consiguió.

 

Nueva victoria con remontada que matemáticamente sigue dejando las cosas como estaban (o incluso mejor si hoy tropieza el Atlético de Madrid) pero que en el aspecto moral constituye el primer paso de un par de semanas vertiginosas que el próximo martes tendrá uno de sus puntos álgidos, allí nos veremos.              

2 comentarios:

Blogger El Impenitente ha dicho...

No tropezamos. Confiesa, ¿acaso ibas con los Pericos?

Diego Costa Balón de Oro.

Estuve en Sevilla este fin de semana. El taxista que nos llevó al aeropuerto era bético. Le daba igual lo que hiciese el Betis esa noche contra el Málaga. Estaba radiante.

Y me alegro por Villa.

25 de febrero de 2013, 12:44  
Blogger SisterBoy ha dicho...

Mi lema es: los puntos antes que nada. Asi que sí quería que ganaran los pericos :)

25 de febrero de 2013, 13:01  

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