domingo, 27 de noviembre de 2011

Jornada XIV



Ya hemos comentado en ocasiones anteriores que en realidad esa sensación de que es muy difícil jugarle al Barça no corresponde a la realidad, para equipos como el Getafe jugar con el Barça es algo muy relajante: una derrota (salvo que sea exagerada) siempre tendría disculpa, un empate equivaldría a una victoria, y una victoria sería una hazaña que resonaría en medio mundo. En resumen, hablamos de esa cómoda posición en la que uno no tiene nada que perder y sí mucho que ganar.

Esto suele ser la norma para el Barça en todos los partidos en los que el equipo contrario no se juega la honra (y a veces ni incluso así), la diferencia la marca naturalmente la disposición con la que nuestro equipo enfrenta esos partidos. Ayer el Barça venía tras haber disputado, tan solo tres días antes, un extenuante partido a nivel físico y mental, venía además con el ya habitual desbarajuste en defensa (ayer faltó Puyol) y con una ausencia en el mediocampo que se me antoja fundamental para analizar este partido. Mejor dicho una doble ausencia. El Getafe, como hemos dicho, salió de forma totalmente desprejuiciada a poner el autobús en su área buscando el empate como objetivo y con la esperanza de conseguir algo más. El Barça por su parte se comportó, o trato de comportarse más bien, del modo habitual en estos encuentros: teniendo la casi exclusiva posesión de la pelota, pasando escasos o nulos apuros en defensa y poniendo cerco a la meta rival. Pero en esta ocasión pasó algo diferente.

Bien es cierto que el Getafe se esmeró en defensa con especial dedicación, replegándose en el último tercio de su propio campo, encerrando a los dos jugadores que hacen mover el equipo (Xavi y Messi) entre una espesa red de piernas, cortando las mágicas líneas de pase de las que el Barça disfrutó en San Siro, y aplicando un marcaje no violento, ni siquiera duro, sino persistente y molesto que asfixió a nuestros jugadores. Pero repito que nada de esto fue una novedad, la novedad fue la actitud del equipo que durante todo el partido se mostró cansado, exasperado, con evidente malestar ante tener que jugar un nuevo encuentro a cara de perro tras el gran esfuerzo del miércoles. Por añadidura faltó en el terreno de juego el factor desequilibrante que suelen ofrecer Iniesta y Cesc, no recuerdo si durante la presente temporada han faltado ambos jugadores de forma simultánea en un partido, pero esta claro que si la ausencia de uno es un problema, la ausencia de los dos es un gran problema. Casi todos los jugadores del equipo tienen más o menos una función determinada, pero otros como los citados anteriormente, y por supuesto Leo Messi, tienen más libertad para actuar, en definitiva pueden jugar como quieran, precisamente esa chispa de improvisación que ofrecen los dos canteranos que ayer no saltaron al campo (me cabrea especialmente que se dijera de Cesc que “aunque estaba para jugar por precaución se le dejó fuera”, coño pues si estaba para jugar al menos que estuviera en el banquillo y no en la grada comiendo pipas) fue lo que marcó la diferencia.

En resumen que la sensación que transmitió ayer el equipo desde el principio del partido fue de un juego espeso y lúgubre en el que sólo un destello de genialidad podría marcar la diferencia. Pero no hubo tal, Messi (precisamente el encargado de marcar esa diferencia) no jugo ayer un buen partido empeñando en entrar con la pelota controlada en el área o ejercitar pases interiores que invariablemente eran cortados por la defensa madrileña, de resto se optó por tratar de colgar balones al desmarque de los delanteros o por tiros exteriores, al menos Alexis lo intentó en varias ocasiones (una de ellas no fue gol por muy poco) pero Villa volvió a mostrar una frustrante incapacidad que ya está empezando a levantar rumores entre la afición.

Por motivo ajenas al fútbol no vi los minutos que siguieron al único gol del partido (que vino tras un corner en el que se tuvo la sensación de que Valdés no hizo todo lo que pudo para evitar, salvo que pensara que el balón era nuestro), anteriormente Keita había sustituido a Thiago (no me pareció un buen cambio) y posteriormente entraron Pedro y Cuenca. Por lo que me han contado el Barça reaccionó buscando el gol con más brío y dispuso de varias oportunidades que incluyeron un balón al palo.

Al final primera derrota de la temporada. Por descontado la consecuencia más lógica es que la diferencia con el líder aumenta a seis puntos eliminándose así el factor psicológico de que una victoria en el Bernabeu (suponiendo que ambos equipos lleguen a ese partido con dicha diferencia) nos volvía a poner de líderes. Pero por encima de todo eso está el hecho innegable de que, hasta este momento, el balance del equipo en los encuentros fuera de casa se resumen en dos victorias, tres empates y una derrota. Algo sobre lo que hay que empezar a trabajar aunque la labor más dura para el cuerpo técnico será en el aspecto psicológico, no ya por la desatada euforia merengona sino porque ha empezado a renacer el viejo fantasma del pesimismo culé (algo que en el fondo ya sabríamos que sucedería en cuanto las cosas se torcieran un poco, lamentable por cierto la columna de Mascaró en el Sport de hoy). Es de desear que Pep y sus muchachos les cierren una vez más la boca a unos y otros.

4 comentarios:

Blogger Deckard ha dicho...

Bueno, ya es un clamor el fin de ciclo. Al Madrid le falta algo pero no es momento de hurgar ahora que estamos a seis puntos del Barça.

El día que Mascaró escriba algo que no sea lamentable será noticia en los telediarios.

27 de noviembre de 2011, 3:47  
Blogger SisterBoy ha dicho...

Incluso entre los lamentables hay clases

27 de noviembre de 2011, 5:07  
Blogger Deckard ha dicho...

He leído cada cosa por ahí de algunos culés. Me parece que lo del derrotismo no lo enterráis ni en un millón de años. Algunos ya piden una limpieza a fondo de la plantilla... casi ná.

27 de noviembre de 2011, 5:32  
Blogger El Impenitente ha dicho...

Y el gol os lo metió uno del Atleti.

Cuando me enteré que íbamos cero a uno pensé -ya está. Ya los hemos cabreado. Nos van a caer seis.

Sólo fueron cuatro. Espero no morirme sin ver al Atleti ganar de nuevo al Madrid. Y confío que ese día su derrota sea terrible y les haga perder algo.

El fin de ciclo del Barça es evidente, tan evidente como que el Atleti sigue en su ciclo eterno.

27 de noviembre de 2011, 10:01  

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