Jornada XVIII

En un período en el que se acumulan partidos de Liga y Copa del Rey es lógico pensar que las rotaciones son inevitables, claro que yo personalmente preferiría mantener al equipo de gala en liga y emplear al equipo b (un término que yo nunca he considerado peyorativo) en la competición copera. Pero Pep optó por lo contrario de manera que decidió afrontar el encuentro de Riazor con importantes cambios en la estructura del equipo que consistieron en sustituir a Xavi, Busquets y Alves por Keita, Mascherano y Adriano.

Durante los primeros compases del partido el equipo, como no podía ser de otra manera, se resintió de dichos cambios. Ya se ha señalado que Xavi no tiene sustituto posible (de hecho si por algún motivo estuviera justificado el carísimo fichaje de Cesc sería el de adelantarse al temido momento en el que el de Terrassa inicie su declive físico), Mascherano es el recambio natural de Busquets pero el argentino suele ser más defensivo y tiende a asegurar más los pases y no arriesgar tanto como el canterano (algo que en ocasiones es de agradecer). Y Keita es Keita.

El resultado es que una vez más Messi ocupo una demarcación de 10, no tan ocupado en acciones ofensivas como de centrocampista pasador, una posición imprescindible pues de otro modo Iniesta no tendría nadie en quien apoyarse. Hay que decir que la pulga hizo en mi opinión uno de sus mejores partidos, no sólo por las dos cesiones y el gol sino porque supo echarse al equipo a los hombres ofreciéndose siempre a la hora de hacer circular la pelota.

El Depor se defendió bien mediante la clásica, y afortunadamente casi siempre fracasada, táctica anti-Barça de juntar mucho las líneas y hacer que las incursiones azulgranas se perdieran en un bosque de piernas. Pero en ataque apenas inquietó nuestra portería, sobre todo gracias al gran partido que hicieron nuestros defensas (Incluyendo Adriano que parece necesitar más minutos para terminar de ponerse en forma). Y en el aspecto defensivo el equipo coruñés aguantó hasta que el Barça tuvo esos cinco segundos mágicos necesarios para abrir la lata.

La segunda parte fue un monólogo del Barça que terminó de controlar el partido sin sufrir el más mínimo contratiempo atrás y logró otros tres goles (Messi de falta, Iniesta y Pedro) que convirtieron el resto del encuentro en un trámite.

El día 12 nuevo partido de Copa del Rey frente al Betis.