JORNADA XVIII
Un partido muy emocionante y muy satisfactorio por el resultado. pero también muy interesante para analizar. Después de tanta saliva, tinta y pixeles gastados en la famosa etapa de Los Alpes hoy se ha visto que donde verdaderamente se bate el cobre es más bien en los Montes de Toledo. Partidos contra equipos duros que tienen que luchar por la supervivencia, partidos de cuchillo entre los dientes y marcajes al filo del código penal jugados en estadios tan fríos como las patas de un muerto.
Salía el Barça con una alineación igual a cuando Iniesta estaba en dique seco en la que la principal novedad fue la ausencia de Touré. Puede que el mister prefiriera a Keita que tiene más llegada en lo que se denomina la segunda línea.
Y eso indicaba la voluntad de Guardiola de que el partido se desarrollara como se supone que se tiene que desarrollar un partido entre el líder y uno de los colistas. Durante la primera mitad el Barça se lanzó al ataque sin contemplaciones con los tres delanteros incrustados arriba, con Xavi en la posición de media punta y con los laterales haciendo casi de interiores. Pero lo cierto es que, quitando una jugadón de Messi que no acabó en gol de milagro y una jugada por banda de Henry, que desperdició por optar por el tiro antes que por el pase, tampoco es que se estuviera sacando mucho provecho del dominio absoluto del que disponía el equipo. El Osasuna por su parte fue, en esa primera mitad del partido, el peor equipo al que nos habíamos enfrentado en liga.
En fin que aunque no marcábamos parecía cuestión de tiempo que tal cosa sucediera y como los rojillos no inquietaban para nada (sólo recuerdo un cabezazo de Pandiani que atajó Valdés sin problemas) invertí el tiempo en esta fase del juego en fijarme un poco en algunos jugadores. Busquet me pareció un verdadero titán con la misma fortaleza y convicción que Touré pero con mucha más calidad técnica y capacidad de manejar la pelota y pasarla con sentido. Lo considero ya casi un imprescindible. Además fue inevitable fijarse en el canterano porque en esta ocasión fue él al que le tocó recibir más que a una estera. Perdí la cuenta de las planchas al tobillo que le sacudieron al grandullón aunque aguantó bien el temporal y no se acobardó. Lo mejor del mediocampista es que su eficacia permite a Xavi adelantar su posición (o sea que no tiene que quedarse más retrasado para ayudar a Keita o a Touré o a Gudjonsen cuando se les atraganta la pelota) y dirigir el ataque del equipo cosa que ha vuelto a hacer de forma magnifica.
En cuanto a las bandas Henry ha tenido otro día “irritante” y aparte de aquella oportunidad antes mencionada ha estado bastante seco aparte de empeñarse de nuevo en esa eterna jugada que no le ha salido NI-UNA-SOLA-VEZ este año (de hecho creo que la ultima vez que le salió fue el año pasado contra el Celtic si no recuerdo mal). Es decir el regateo hacia el exterior del área y el tiro flojucho a media distancia.
Etoo bastante mal como delantero de banda pero esto es algo que ya no tiene más trascendencia siempre y cuando el goleador tenga la oportunidad de hacer la única jugada que se le da bien: recibir y tirar de forma instantánea. Cuando hizo esto marcó un gol y en la segunda parte estuvo a punto de marcar otro. El camerunés abrió la lata y cumplió con su trabajo. No necesita nada más.
Del resto del equipo en esta primera parte destacar que no me parece una buena idea que Piqué sea el encargado de sacar la pelota desde la defensa, en este sentido se notó la ausencia de Márquez. Suerte que no pasó nada pero dio impresión de muy poca seguridad. Lo mismo que Abidal que literalmente hace temblar a los niños cules cuando toca la pelota. Es hora de ir buscando otro lateral.
Llega el descanso y en la segunda parte ocurrió algo que es sin duda lo más interesante de analizar en este partido. No estoy de acuerdo en que el Barça se dejara dormir, más bien creo que ocurrió otra cosa. Hasta ese momento, como hemos dicho, el Osasuna había jugado de forma pésima pero con el marcador en contra no tenía otra opción que salir a comerse al Barça. Y durante casi media hora se lo comió y lo que es peor el Barça se dejó comer. Es lo que se suele llamar, casta o garra o vulgarmente cojones. Los pamplonicas abandonaron el territorio de su propia área y empezaron a presionar en todas las demarcaciones del campo especialmente en su mitad donde hicieron desaparecer a los centrocampistas blaugranas impidiendo así que la delantera visitante recibiera la pelota y propiciando el ataque local. No es que estuvieran creando mucho peligro pero cualquier equipo puede tener su oportunidad a balón parado cualquiera que sea su categoría. Y el Osasuna la tuvo. Valdés eligió un mal momento para arrodillarse y rogar a la Moreneta y así llegó el empate.
Y llegaron también los peores momentos del Barça, desarbolado en defensa y con el Osasuna aprovechando ahora los huecos que dejaba la incorporación en ataque de los laterales cules y lo escasamente poblada que estaba su línea ancha. El Osasuna usó todos los recursos de un equipo pequeño incluyendo el hacer caer al Barça en una absurda guerra de nervios por un incidente en el que el único culpable fue la ingenuidad de Messi que se olvidó de que no estaba jugando en un club de polo sino en un campo que ya le ve los dientes a la división de plata. En pleno desconcierto azulgrana llegó el segundo gol osasunista.
Y en este momento ocurrió otra cosa también muy interesante aunque más alentadora que la primera. En este punto del partido, cuando se abría paso ya la eterna desconfianza y pesimismo del aficionado culé que firmaba el empate y ya veía con temor a un Madrid a nueve (¡¡¡NUEVE!!!) puntos de distancia, los hombres que estaban en el campo nos demostraron que no eran los mismos de la temporada pasada. Bueno sí eran los mismos pero al mismo tiempo no lo eran. Los de la temporada pasada no hubieran sido capaces de remontar esto. Los de esta temporada se fueron a por el partido y decidieron que si los locales estaban poniendo las pelotas sobre la mesa ellos iban a poner su calidad. La eterna disputa que en esta ocasión ganó la calidad.
Primero tuvo que venir la sustitución de un Henry, que de todos modos llevaba mucho fuera del partido, por un Iniesta que oxigenó mucho el ataque y le dio un descanso a Xavi y Busquets a la hora de echarse la pelota encima. También entro Bojan que se movió por ambas bandas pero que tristemente sólo destacó por fallar un mano a mano contra el portero tras un pase de lujo de Messi. Lastima porque le hubiera venido de perlas. A pesar de todo, como digo, se impuso la cabeza y dos de los mejores jugadores del partido y de la liga terminaron por resolver.
Bien está lo que bien acaba, final feliz aunque se pasó mal (si Varg, yo también me marché tras el segundo gol osasunista). Espero que el mister y los jugadores saquen las conclusiones adecuadas de este partido.
6 comentarios:
Testiculina pura y dura. Dime dónde se vende eso que envío una serie de camiones cisterna camino de la M-30 madrileña.
Ayer retorné a los viejos hábitos. No escuché ni vi el partido por celebración familiar, aunque estuve al tanto de la debacle colchonera. Que te gane el Bilbao (este Bilbao) en casa es para echarte a llorar y meterte debajo de la cama y no salir hasta el día de tu muerte. Cuando llegé a casa, puse la págna 203 del teletexto de TVE y, en la clasificación, en vez de fijarme en los de arriba, me fijé en los de abajo, más concretamente en el descenso. Todavía no ha empezado la segunda vuelta y ya estamos arrastrándonos.
Así que me alegro que le ganaseis a Osasuna, uno de nuestros rivales directos.
Lo malo es que la gente está traspasando ya los gritos hacia Aguirre (Caguirre para los enemigos) y está empezando a atosigar a los jugadores, Kun Aguero incluido que ya me supongo se tiene que estar preguntando dónde se ha metido.
Lo de Maniche es para darle directamente el finiquito
¿Cuántos puntos necesitáis para no tenernos miedo? Para que luego digáis que no somos los más grandes.
Y para los críticos, Don Raúl González celebra sus 500 partidos en primera con un gol de tacón.
Ojalá pudiera responderte a eso Deckard pero me temo que tienes razón. Seguimos bajo el síndrome de la temporada 2006-2007. O yo al menos sigo bajo dicho síndrome.
Dice Maradona que el Kun debiera irse al Inter. No veo yo a Agüero en la liga italiana y con Mourinho. Este Maradona (como decías el otro día sobre Michael Jackson) se haría un favor teniendo un fatal accidente.
¿Quinientos partidos Raúl? ¿Sólo? Yo creía que llevaba cinco mil. Qué largo se me está haciendo, por Dios.
Jaja, veo que tú tampoco pudiste acabar el partido.
No es que tengamos miedo por la posibilidad de tener al Madrid a 9 puntos. Ya ves. Simplemente nos hace más gracia tenerlo a 12. Más que nada por comprobar como, semana tras semana, sus victorias no les valen para reducir la distancia ni en un mísero punto. Y eso acaba minando la moral de cualquier equipo, casi tanto como la enésima acusación de corrupción que cae sobre su presidente.
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