sábado, 16 de abril de 2011

Jornada XXXII




En circunstancias normales enfrentarse al segundo clasificado con ocho puntos de ventaja y a falta de menos de diez partidos para acabar la liga supone un mero partido de trámite. Pero cuando el segundo clasificado es el Real Madrid y dicho enfrentamiento es el primero de un total de cinco encuentros que incluyen una final de Copa del Rey y una semifinal de Champions la cosa cambia. De hecho incluso aunque el Barça hubiera sido ya eliminado de las otras dos competiciones y la diferencia de puntos fuese todavía mayor con respecto al Madrid está claro que el clásico es una cuestión de honor y nadie comprendería que se acudiese al Bernabeu en medio de algún tipo de relajo.

De todos modos está más que claro que llegar a un encuentro con ocho puntos de ventaja significa que dos de los tres resultados posibles son más que favorables y en el peor de los casos el equipo quedaría con cinco puntos de renta que deberían ser más que suficientes para garantizar la competición liguera, es imposible afrontar un encuentro como este con más tranquilidad, al menos en teoría…

Seguimos hablando mañana



Pasando ya al partido, la alineación del Barça nos trajo una sorpresa monumental: la salida como titular de Puyol, no creo que ni los más acérrimos fans de Puyi se esperaran algo así. ¿Es posible que Pep en un ejercicio de insospechado “wengerismo” hubiese magnificado la lesión el capitán al tiempo que ocultaba su recuperación para dar un golpe de efecto? ¿O más bien lo que pasa es que el mister está tan obsesionado como buena parte de la parroquia culé con los problemas en defensa que ha supuesto la baja del central titular? Yo más bien pienso que se trata de lo segundo, pues de otro modo no se explica el que se haya precipitado la vuelta del jugador alineándolo de entrada en un partido que se presumía bastante exigente en el aspecto físico, la consecuencia fue que en la segunda mitad Puyol tuvo que retirarse, no por haber recaído de su rodilla gracias a Dios, sino por una contractura muscular producto del esfuerzo.

Por su parte el Madrid afronto el partido como una previa a los dos únicos torneos en los que todavía tiene aspiraciones, a Mourinho no pareció preocuparle el hecho de echar mano de todos los trucos del oficio (césped incluido) para tratar de conseguir un resultado favorable (o cuanto menos no humillante) y probar tácticas como la escogida hoy que consistió en invadir el centro del campo azulgrana con jugadores más físicos que talentosos (la ausencia de Ozil en el equipo titular fue muestra de ello) para desactivar la zona de creación visitante y provocar robos y pérdida de balón con los que montar el contraataque.

Durante la primera mitad dicha táctica pareció funcionar ya que Xavi e Iniesta pasaron desapercibidos y el juego del Barça tuvo que recaer en Busquets y en los pases largos de Piqué. Guardiola, quizás previendo lo que iba a suceder, retrasó deliberadamente a Messi para tratar de obtener superioridad en la zona ancha del campo. El juego del equipo se resintió debido a estas circunstancias a la que se unió una férrea defensa local y el bajo momento de juego que atraviesan dos de los tres delanteros titulares que además se vieron muy desconectados de sus compañeros.

Pero de todos modos la táctica de contención y contraataque funcionó sólo en su primera fase porque los continuos contragolpes blancos se vieron desbaratados por la poca fortuna de sus delanteros y por el buen hacer de nuestra defensa con mención especial para Adriano. El juego resultaba un poco frustrante y poco vistoso pero de todas maneras lo que estaba pasando favorecía al Barça que se convenció de que la mejor manera de afrontar el partido era tener el balón, evitando pérdidas innecesarias que podrían provocar los temidos contraataques, y buscar las oportunidades que siempre se presentan con talento junto en el campo. De este modo Messi tuvo dos ocasiones de adelantar a su equipo que fallaron por poco.

En el segundo tiempo el panorama pareció aclararse cuando Albiol cometió un clamoroso penalty que transformó Messi, superando así uno de esas estúpidas estadísticas que indicaba que jamás había podido golear a un equipo dirigido por Mourinho. Por añadidura la expulsión del defensa blanco trajo por fin la tan ansiada superioridad en el centro de campo (Pepe tuvo que retrasar su posición aunque siguió apareciendo por todas partes), que de todos modos tuvo poca duración porque la sustitución de Puyol nos obligó a nuestra vez a retrasar a Busquets cuya zona fue cubierta con mucha menos eficacia, como suele ser habitual, por Keita.

Aparte de esto creo que el Barça cometió el error de dar por ganado el encuentro limitándose a ejercer un fútbol-control sin buscar de forma decidida el segundo gol que hubiera matado el partido y la liga. Como hemos dicho, la entrada de Keita no benefició al equipo como tampoco lo hizo la incorporación de Afellay por un desafortunado Pedro y la de Maxwell por un Adriano con molestias y con una peligrosa amarilla. El Madrid puede tener y tiene muchos defectos pero tiene la virtud de no darse por vencido y así se multiplicó en sus esfuerzos, casi siempre baldíos, por crear peligro (algo a lo que ayudó las incorporaciones de Adebayor y Ozil) aunque dichos esfuerzos provocaron el penalty que transformó Cristiano Ronaldo, que superó igualmente otra leyenda negra personal. El Barça trató de ejercer su superioridad para volver a ponerse por delante pero dio la sensación de que ya era un poco tarde para eso.

A veces en el fútbol sucede como en la política, un resultado puede ser visto de tan diversas maneras que todos los contrincantes pueden reivindicar una parte de la victoria para sí. El Barça salió del campo con uno de los dos resultados que le favorecían, con lo que mantiene la ventaja de ocho puntos y además no pierde a ningún jugador por sanción o lesión para la final del próximo miércoles (bueno sí, perdió a Puyol pero seamos sinceros, nadie esperaba que estuviera en esa final, lo siento Puyi, el fútbol es así de perro), aunque los cules tenemos la sensación de que se perdió una buena oportunidad para dejar tocado al Madrid.

Por su parte los blancos, repito, dieron la sensación de haber renunciado a la liga limitándose a realizar unas maniobras con fuego real y dándose por satisfechos con no haber recibido la paliza habitual de los últimos años, pudieron además seguir apelando a la recurrente épica al ser capaces de igualar el partido con un jugador menos echando mano de la casta, la garra y la madre que la parió. Bien por ellos aunque sinceramente nunca pensé vivir lo bastante como para ver al Real Madrid celebrar un empate en casa, algo que indica que seguimos viviendo tiempos felices.

Una nota final por lo que respecta al arbitraje. Ser designado para un encuentro como este suele considerarse un honor para cualquier trencilla, pero también puede convertirse en un infierno en el que tu labor sea escrutada de forma implacable y en el que resulta imposible salir con bien. Con respecto a las jugadas polémicas reseñar que posiblemente Casillas hiciera penalty a Villa y que la exagerada caída del delantero asturiano convenciera al árbitro (que estaba lejos y tapado) de que no había nada que pitar. El segundo penalty a Villa fue, como hemos dicho, incuestionable, quizás sí que podría cuestionarse una tarjeta roja que se ajustó escrupulosamente al reglamento pero que también podía haberse omitido. Del penalty cometido por Alves se podría decir lo mismo que del que no se le pito a Casillas transmitiendo así la sensación de que Muñiz estaba muy interesado por ejercer algún tipo de compensación y de que al menos los dos equipos tuvieran motivos de queja, posiblemente esa fuera la razón de que Alves no recibiera una amarilla que le hubiese sido mostrada de haber sido la primera. En resumen un actuación contemporizadora lo que suele indicar que nos volvemos a encontrar un árbitro más preocupado por los titulares del día siguiente que por ejercer bien su trabajo. La parroquia culé además se quejó de que Pepe no debió terminar el partido, yo por mi parte acabé desquiciado por el elevado número de faltas inexistentes que nos pitaron al borde del área.

En fin todos contentos pero nosotros mantenemos nuestra ventaja y la confianza de que Pep habrá aprendido las lecciones de hoy. Hasta el miércoles.

4 comentarios:

Blogger JRB ha dicho...

La portada del MARCA dice "Empate con sabor a victoria". Ahora resulta que empatar en casa (jugando con 10 defensas y un 25% de posesión del balón) contra tu rival directo por la Liga (que te saca 8 puntos) y perder la última opción de reengancharse a la lucha por el campeonato... sabe a victoria!!! Pues nada, todos contentos. Ellos y nosotros. Ellos con un punto y nosotros con la Liga.

Y que no se cuelguen tantas medallas: el partido fue 10 contra 10. Ellos sin Albiol y nosotros con Villa. Y sin duda el penalti de Alves mucho más riguroso que el de Albiol, que fue digno del Estrangulador de Boston, pero así son las cosas. Ya llevan 3 Ligas enteras sin ganarnos.

16 de abril de 2011, 22:08  
Blogger El Impenitente ha dicho...

No vi el partido, pero me comentaron que el Madrid lo había festejado como si hubiese ganado la Copa de Europa. Sí que está mal en Madrid.

Estuve este fin de semana por Madrid pues el domingo tenía cita con la épica. Me sorprendió ver el sábado a muchísima gente con la camiseta del Barcelona por la calle (la mayoría sudamericanos, por cierto). No sé si en Barcelona es normal en días así ver muchas camisetas madridistas. Y no es una ironía, es que no lo sé. A ver si Vargtimen lo comenta.

Por otra parte el domingo, tras la épica, me acordé de ti pues me fui a Bodegas Casas y me tomé un vermú. Y de pincho me pusieron una aceituna con anchoa. Otro clásico.

Y el miércoles Valencia se llenará de chusma así que, ya que puedo, saldré de aquí por piernas. Mi pronóstico es que vais a ganar los culés tres a cero. Mi deseo es que se hunda Mestalla y que del rey a abajo todos muertos (bueno, Iniesta no).

18 de abril de 2011, 12:09  
Blogger SisterBoy ha dicho...

Seguro que en tal caso se salvaría Oleguer que estaría por allí viendo el partido.

18 de abril de 2011, 13:59  
Blogger Deckard ha dicho...

Supongo que pocos daban opciones por la liga incluso en la victoria, así que espero que la pantomima del sábado no se repita.

Hierba alta, campo sin regar, Ozil en el banco y el clásico patapúm pa'rriba. Seguro que Clemente nos cobraba menos. Si queremos hacer daño tiene que estar Ozil.

De todas maneras supongo que soy un mal estratega porque no entiendo como al equipo con el contra-ataque más veloz del mundo le puede venir bien jugar en un campo de velcro. Pero que sabré yo que solo cobro unos pocos miles de euros al año.

Por cierto, me apuesto lo que quieras a que el penalty de Albiol es por culpa del césped. Creo que le bota raro. Pero bueno así tuvo coartada para llorar otra vez sobre los árbitros. En mi peregrinación a la Patagonia ya estoy en Las Palmas.

19 de abril de 2011, 4:48  

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