Donde hubo siempre queda

Finalaza. Y no lo digo por los penaltis, una cosa que cada día me gusta menos y que me he fijado que es lo único que quieren ver los que no entienden de fútbol. También quitaría la mariconada de la expulsión de Drogba. De resto un partido como tienen que ser las finales de la Champion en lo que se refiere a la emoción, a la tensión y a las alternativas en el juego.

Mis simpatías iban con el Chelsea olvidadas ya las rencillas de hace unos años (tanto que creo que la comunidad culé hubiera recibido a Mourinho de mil amores) porque no habían ganado nunca, porque se merecían una recompensa después del fútbol que han hecho estos años y porque a Cristiano Ronaldo se le está poniendo una cara de madridista que tumba de espaldas.

La primera parte para el Manchester que movió la pelota con mucha rapidez (por lo menos hasta que a Ronaldo lo marcaron como era debido) y con muchos efectivos arriba al contrario que el Chelsea que tuvo un ataque muy pobre (sobre todo Drogba que aparte de un tiro al poste en la segunda parte apenas hizo nada) pero que sin embargo tuvo la suerte de empatar tras un cúmulo de rebotes y resbalones.

La segunda parte para el Chelsea que corrigió posiciones y dejó al Manchester al altura del betún. Creo que en el computo total los azules merecieron llevarse la victoria pero al fútbol la justicia le importa un carajo. De todos modos repito que fue una gran final donde todo el mundo hizo bien su trabajo y le puso a la cosa talento y guivols.

Me alegre cuando falló Ronaldo y lo sentí cuando lo hizo el corajudo John Terry en la final de los resbalones. Pero cuando vi venir al cenutrio de Anelka (el tipo con más suerte en el mundo después de Ringo Starr y Adrian Karembeau) supe que todo había terminado para el Chelsea y es que donde hubo siempre queda