Brasilia es Brasil más Italia

No había tenido ocasión de ver ningún partido de la Copa América debido a la hora en la que se retransmitían los partidos (las 02.45 de la mañana, demasiado tarde para quedarse levantando y demasiado temprano para madrugar) así que sólo había podido ver los goles y escuchar sobre el vacilante rumbo de Brasil y lo segura que se veía Argentina.

Una hora y media antes de empezar la final se fue la luz en mi casa y tuve que ver la primera parte en un bar donde la chusma de costumbre (con gritos de Viva Franco incluidos) no dejó oír bien el partido. Baptista marcó un hermoso gol en el minuto cuatro aunque contó con la colaboración de Ayala que parecía estar aun calentando y del pato Abbondanzieri que entre salir y quedarse eligió la peor opción posible, es decir hacer las dos cosas a la vez.

La verdad es que a veces los goles tempraneros joden bastante el espectáculo y aquí sucedió exactamente eso. Brasil con el marcador a favor se dedicó a jugar a la italiana, es decir: ceder terreno, marcar de forma pegajosa, cortar el juego con pérdidas de tiempo y faltas continuas y aprovechar los espacios dejados por los argentinos para contragolpear con peligro. Una forma de juego en la que se empantanó Argentina que no pudo hacer otra cosa que roer el hueso sin llegar al tuétano. En esta primera parte Argentina pudo empatar con un par de tiros de Riquelme pero la suerte no acompañó al orejas y fue una lastima porque un empate a esas alturas podía haber dado como resultado un encuentro más disputado.

El segundo gol (golazo de Ayala lastima que fuera en su propia puerta) en el minuto 40 sonó a definitivo, tal y como estaban las cosas parecía muy difícil que Argentina pudiera remontar en la segunda parte y no lo hizo ya que como es lógico Brasil con dos goles de ventaja extremó su táctica. El tercer gol brasileño fue la puntilla y los cariocas no marcaron más porque no quisieron.

En fin, justo el resultado, Brasil jugó mejor que Argentina aunque no jugó bien. Vale que iba sin sus estrellas y todo eso pero de todos modos no deja de ser preocupante que el equipo que siempre ha sido buque insignia del mejor fútbol esté ahora comportándose como un matruco capelliano cualquiera.