Algo olía a cagado contra Dinamarca

Después de unos días previos sin demasiada expectación (excepto la eterna y nauseabunda polémica “Raúl sí” “Raúl no” que yo zanjo con un “Raúl sí pero no” es decir llévalo y sácalo si hay que perder tiempo o hay que remontar un partido a la desesperada) España llegaba a este encuentro con la obligación de ganar contra un rival al que le bastaba con empatar. Esto suele ser buena señal.

No recuerdo ahora cuantos jugadores de los que saltaron al campo estaban presentes hace dos años en los mundiales pero no sé si llegarían a la mitad. La defensa prácticamente de estreno forzoso debido a la ausencia de Puyol y Sergio Ramos aunque la verdad es que salvaron bien el encuentro (quitando la tontería del gol danés) sobre todo Marchena y mira que me cae mal el valencianista.

En la delantera otra vez el exitoso dúo Villa-Morientes que demostró que deben ser intocables en el futuro. Primero un gran gol de Morientes a pase de Iniesta (que sigo pensando que juega mejor de media punta o de medio volante defensivo y no de apaga fuegos como le tienen últimamente en el Barça) y luego otro golazo de delantero centro de Villa tras otra gran jugada de equipo.

El equipo en esta primera parte no es que jugara de maravilla pero con un tipo de fútbol de toque y paciencia y jugando seguros de su superioridad frente a los daneses (qué además perdieron un jugador de la forma más tonta) estaba claro que tenían que imponerse como efectivamente hicieron.

En la segunda parte posiblemente no hubiera pasado nada digno de mención de no ser por el desafortunado gol danés en, repito, prácticamente la única pifia de la defensa. A partir de ahí una serie de desafortunados cambios (Xavi por Alonso nadie sabe por qué, Morientes por Torres tampoco y Angulo por Villa para dejar sólo en la delantera al niño y demostrar que sin un segundo delantero en el que apoyarse y sin un pasador que le ponga los balones al pie es un verdadero mamerto) y una desagradable sensación de canguelo que se extendió en el equipo español hizo que un partido resuelto terminara con agonías. Quizás el miedo a una nueva pifia explique lo que pasó en los últimos veinte o treinta minutos de partido y este justificado el comportamiento timorato de la selección cuando lo que importaba eran los tres puntos. En fin comprensible pero triste, como una amputación.

El miércoles que viene partido contra Islandia que seguramente no veré salvo que pase algo inesperado (entiendo como tal que no vayamos ganando de cuatro en el descanso) y a esperar que venga lo que de verdad interesa. Luís no me canses mucho a Xavi e Iniesta que los vamos a necesitar.