CITY ON FIRE
Hablamos mañana que me voy a comer una pizza.
Decir que el equipo mejoró con respecto a la debacle de
Valladolid tampoco es un gran consuelo porque tal cosa no requería demasiado
esfuerzo. Con el nivel de stress que tenía desde el pasado fin de semana la
parroquia culé (siempre a un paso de la depresión) el extremadamente favorable
marcador del partido de ida parecía ofrecer un balón de oxígeno al equipo
además de permitir afrontar este partido con la tranquilidad necesaria.
El Tata sacó la alineación que más se aproximaba a la idea
de lo que se supone que debe ser el equipo que asombró al mundo no hace mucho
tiempo, lo cual implicaba aumentar el control del centro de campo y salir sin
ningún delantero nato confiando en que la necesidad del City de acortar
distancias le dejaría el suficiente espacio para que la velocidad de Neymar y
Messi hiciera estragos en la zaga visitante. Los de Manchester saltaron al
campo intentando plantear un partido físico, de disputa del balón sin miramientos
que, mezclado con la velocidad de sus delanteros (y la cada vez menor sensación
de seguridad de nuestra defensa), les proporcionara un primer gol esperanzador.
No obstante en esta batalla táctica de los primeros compases
del partido el Barça resultó claramente vencedor, no se dejó intimidar por el
agresivo juego visitante y tuvo múltiples ocasiones de gol con Messi e Iniesta
dando una gran (pero no la mejor) versión de sí mismos, la disonancia la ponían
una vez más un desaparecido Cesc y un doloroso Neymar (del que sólo espero que
sus problemas tengan un origen psicológico y que no procedan de una deficiencia
técnica que de confirmarse dejaría el bluff Anelka en una mera anécdota) así
como la aterradora fragilidad defensiva que deja siempre al equipo a mercede de
un golpe de cintura del culo pesado Piqué.
Se llegó al descanso con buenas impresiones y poca sensación
de peligro por parte del City, tras la reanudación el equipo visitante echó el
resto sabiéndose ya casi eliminado, el Barça pasó momentos de agobio acogotado
por el empuje de los ingleses (providencial Valdés una vez más) aunque en ese
momento apareció de nuevo Messi, en su mejor faceta de jugador desequilibrante,
para recoger un rebote de la defensa celeste y rematar con talento a puerta
poniendo un marcador que, en el global de la eliminatoria, parecía ya
definitivo. Ni siquiera el posterior empate del Manchester resultaba demasiado
amenazador y el gol de Alves terminó por liquidar el asunto aunque por
desgracia también ha servido para engordar ese aspecto sensacionalista que cada
vez devora más el deportivo.
Mejores vibraciones (aunque repetimos que esto tampoco era
tan difícil) pero persiste la sensación de seguir perdiendo poco a poco al gran
equipo de la era Guardiola sin que las últimas incorporaciones (más mediáticas
que eficaces) hayan contribuido a paliar dicha sensación. Muy pronto sabremos
si hemos salido o no definitivamente de esta liga y mientras tanto esperamos al
próximo rival de la Champions.
2 comentarios:
Visto lo visto, no tengo muy claro que si un equipo como Osasuna jugase en la Premier o en la liga italiana no terminase en puestos de Champions.
Pero hemos eliminado al Milán. Y dicho así, es música celestial.
¿Qué rival prefieres para cuartos?
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