miércoles, 12 de marzo de 2014

CITY ON FIRE

Hablamos mañana que me voy a comer una pizza.



Decir que el equipo mejoró con respecto a la debacle de Valladolid tampoco es un gran consuelo porque tal cosa no requería demasiado esfuerzo. Con el nivel de stress que tenía desde el pasado fin de semana la parroquia culé (siempre a un paso de la depresión) el extremadamente favorable marcador del partido de ida parecía ofrecer un balón de oxígeno al equipo además de permitir afrontar este partido con la tranquilidad necesaria.

El Tata sacó la alineación que más se aproximaba a la idea de lo que se supone que debe ser el equipo que asombró al mundo no hace mucho tiempo, lo cual implicaba aumentar el control del centro de campo y salir sin ningún delantero nato confiando en que la necesidad del City de acortar distancias le dejaría el suficiente espacio para que la velocidad de Neymar y Messi hiciera estragos en la zaga visitante. Los de Manchester saltaron al campo intentando plantear un partido físico, de disputa del balón sin miramientos que, mezclado con la velocidad de sus delanteros (y la cada vez menor sensación de seguridad de nuestra defensa), les proporcionara un primer gol esperanzador.

No obstante en esta batalla táctica de los primeros compases del partido el Barça resultó claramente vencedor, no se dejó intimidar por el agresivo juego visitante y tuvo múltiples ocasiones de gol con Messi e Iniesta dando una gran (pero no la mejor) versión de sí mismos, la disonancia la ponían una vez más un desaparecido Cesc y un doloroso Neymar (del que sólo espero que sus problemas tengan un origen psicológico y que no procedan de una deficiencia técnica que de confirmarse dejaría el bluff Anelka en una mera anécdota) así como la aterradora fragilidad defensiva que deja siempre al equipo a mercede de un golpe de cintura del culo pesado Piqué.

Se llegó al descanso con buenas impresiones y poca sensación de peligro por parte del City, tras la reanudación el equipo visitante echó el resto sabiéndose ya casi eliminado, el Barça pasó momentos de agobio acogotado por el empuje de los ingleses (providencial Valdés una vez más) aunque en ese momento apareció de nuevo Messi, en su mejor faceta de jugador desequilibrante, para recoger un rebote de la defensa celeste y rematar con talento a puerta poniendo un marcador que, en el global de la eliminatoria, parecía ya definitivo. Ni siquiera el posterior empate del Manchester resultaba demasiado amenazador y el gol de Alves terminó por liquidar el asunto aunque por desgracia también ha servido para engordar ese aspecto sensacionalista que cada vez devora más el deportivo.

Mejores vibraciones (aunque repetimos que esto tampoco era tan difícil) pero persiste la sensación de seguir perdiendo poco a poco al gran equipo de la era Guardiola sin que las últimas incorporaciones (más mediáticas que eficaces) hayan contribuido a paliar dicha sensación. Muy pronto sabremos si hemos salido o no definitivamente de esta liga y mientras tanto esperamos al próximo rival de la Champions.                        
 

2 comentarios:

Blogger El Impenitente ha dicho...

Visto lo visto, no tengo muy claro que si un equipo como Osasuna jugase en la Premier o en la liga italiana no terminase en puestos de Champions.

Pero hemos eliminado al Milán. Y dicho así, es música celestial.

14 de marzo de 2014, 13:46  
Blogger SisterBoy ha dicho...

¿Qué rival prefieres para cuartos?

15 de marzo de 2014, 0:41  

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